Entre la pena y la nostalgia

Pero esto queda muy atrás. Lo nuestro, lo que nos afecta hoy en día, la verdadera pena, es la casi desaparición de nuestro mercadillo, al cual vamos a comprar, sobre todo, los productos de nuestros hortelanos.

Yo recuerdo que, de muy chiquillo, acompañaba a mi madre a hacer los recados y entre tienda y tienda visitábamos la, desgraciadamente, derruida plaza de abastos de la calle de El Peso, hoy Hermanos Sánchez del Río. Evoco vagamente los puestos de venta, pero siempre me viene a la memoria la fuente que ella albergaba.

Más recientemente, al elaborar uno de los libros de la historia de Haro, pude comprobar en el edificio que la sustituyó, la decadencia de los puestos de venta, además de que la parte del sótano ha estado abandonada, es decir inutilizada.

A día de hoy la venta al aire libre también se muestra desangelada, ya que son numerosos los hortelanos que, por edad, vienen abandonando sus puestos de venta, así como la competencia de grandes superficies, que son las que verdaderamente nos hacen padecer la citada nostalgia de tiempos, vamos a decir, más sentimentales o añorados.