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Los jóvenes disfrutan del comienzo de las fiestas en Alfaro. JUSTO RODRÍGUEZ

La alegría estalla en Alfaro

El lanzamiento del chupinazo abre las fiesta patronales en una plaza abarrotada y colorida de miles de personas pendientes de que la lluvia no se apuntara al plan

Miércoles, 14 de agosto 2024

Lo primero que han hecho los alfareños al despertar este miércoles ha sido mirar al cielo. No era un despertar cualquiera. Era el del 14 de agosto, la fecha marcada en el calendario y en el ánimo de todos, la del día en el que iban a comenzar sus fiestas patronales y miles de personas lo iban a compartir en las calles. Al alzar la mirada encontraron un cielo encapotado, un suelo mojado por la lluvia nocturna… pero la esperanza de que las agujas del reloj avanzaran sin más chaparrones.

A esas calles salieron temprano y con un paisaje diferente al habitual. Imperaba el blanco en las vestimentas. Eran las cuadrillas que se dirigían a almorzar. A las 12.00 del mediodía volvieron a mirar al cielo. Y aunque seguía con tintes grises, con temperaturas más suaves, no había vuelto a llover. Incluso el sol había hecho fuerza por hacerse sitio. Porque a esa hora no faltaba nadie más en la plaza de España. Cuadrilla a cuadrilla, se había ido llenando de una efervescencia absoluta. De ansia porque fuese acercándose el reloj a esas 12 tan esperadas, mágicas, explosivas.

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Para cuando las puertas de la balconada del antiguo ayuntamiento se abrieron, los blancos de las indumentarias se habían tornado granates en los más jóvenes, bañados por calimocho y otros brebajes. Para entonces, las miradas habían descendido del cielo a ese balcón representante de tanta alegría. Y, al fin, poniendo fin a la cuenta atrás, con el presidente riojano, Gonzalo Capellán, también presente, salieron la alcaldesa Yolanda Preciado y el pregonero de estas fiestas, el cooperante Jaime Aguirre.

Tomó el micrófono el concejal de Festejos, Alberto Martínez, que recordó a los que no están y a los que vendrán llamando a todos a crear un mundo sin tanta crispación y con toda la felicidad. La que arengó al grito de vivan las fiestas y viva Alfaro entre la algarabía absoluta de la plaza abarrotada. Tomaron la mecha alcaldesa, presidente y pregonero y prendieron el cohete anunciador. Voló hacia ese cielo tan observado a lo largo de la mañana y estalló. También estalló en felicidad máxima toda la plaza. Entre repiques de las campanas de la colegiata de San Miguel, un chupinazo que abría la semana grande alfareña por San Roque y San Ezequiel, con decenas de actos hasta pasada la medianoche del 20 de agosto.

El chupinazo ha sido el toque de batuta para que las dos charangas hicieran resonar esos sonidos tan característicos de la fiesta. La local La Veleta y la de Makoki tomaron la plaza, les rodearon cientos de jóvenes y se lanzaron a un multitudinario pasacalles que riega de ritmo, alegría y baile las calles de la localidad durante horas. Y no sólo los jóvenes de Alfaro, sino los muchos llegados de localidades como Arnedo, Rincón de Soto, Aldeanueva de Ebro, Corella y la ribera navarra en la afición crecida en los últimos años de asistir a los chupinazos de pueblos vecinos.

La plaza baila en el chupinazo. Ernesto Pascual

Sin otra obligación en el reloj que disfrutar, el pasacalles se extenderá durante horas. Y después, las fiestas en bares y pubes… En los cuartos de las cuadrillas y en las calles.

El desfile de carrozas y comparsa, siempre multitudinario en avenida Burgo Viejo, será remanso de calma y contemplación sobre las 20.00 horas entre una celebración que se retomará con la noche, tras la cena: los más jóvenes disfrutarán con la fiesta de pinchadiscos que el Ayuntamiento ha diseñado en la placeta San Francisco a partir de las 22.00 para dar un espacio para acoger a los cientos llegados en autobuses; y en la plaza de España espera a medianoche la primera verbena, con clásicos guitarreros de las últimas décadas con el espectáculo 'Rock the Night'.

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