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Julio Arrieta
Sábado, 19 de febrero 2022, 18:30
Aunque en el momento de su estreno 'Blade runner' no despertó el entusiasmo de los críticos ni atrajo a multitudes de espectadores, impresionó a quienes la vieron por su trabajado diseño de producción y su estética, que acabarían convirtiéndola en una obra influyente. La causa de este impacto es que el mundo que presenta la película está elaborado al milímetro, es coherente y da la impresión de existir realmente. Y eso no se debe solo a la eficacia de sus magníficos efectos especiales.
El hecho de que 'Blade runner' presente un mundo distópico tan bien construido, creíble y 'realista', se debe a que lo construyó un equipo de artistas excepcionales coordinados, a su vez, por otro creador fuera de lo común: Ridley Scott (1937).
El cineasta, diseñador él mismo, es conocido por su detallismo a la hora de ambientar sus largometrajes. Ya lo había demostrado en 'Alien' (1978), la película que precede a 'Blade runner' en su filmografía. Cuando se hizo cargo de esta producción, ya tenía una idea bastante elaborada del aspecto que tendría el mundo en el que Rick Deckard se dedicaría a cazar a un grupo de replicantes prófugos. «Heavy metal», con estas palabras se lo resumió a un colaborador. No se refería al género musical, sino a la cabecera de la edición americana de la revista de cómics francesa 'Metal Hurlant', cuya firma estrella era Jean Giraud (1938-2012), más conocido como Moebius. El dibujante había colaborado con Scott en 'Alien' –diseñando los trajes espaciales de la tripulación de la nave 'Nostromo'– y el cineasta lo quería para plasmar lo que tenía en mente: «La ciudad de Nueva York proyectada 40 años en el futuro». Pero en un futuro malo, postnuclear, marcado no solo por la alta tecnología, sino, sobre todo, por la contaminación y la lluvia ácida.
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A finales de los setenta era común volar en helicópteros aerotaxi desde el aeropuerto de Nueva York a las azoteas de algunos rascacielos de la ciudad. Scott tenía un recuerdo muy marcado de uno de estos vuelos, de noche y con lluvia. Quería eso, pero con coches voladores y en una ciudad todavía más grande y peor. Y quería que lo crease Moebius. Pero Giraud no estaba disponible. Había trabajado en 'Tron' (1982) y cuando se le ofreció la oportunidad de colaborar en la creación de 'Blade Runner', la rechazó para optar por una película de animación europea, 'Les Maîtres du temps' (1982). Siempre se arrepentiría por ello.
Scott recurrió a un dibujante y diseñador industrial estadounidense, Syd Mead (1933-2019). Le gustó un libro suyo de ilustraciones futuristas, 'Sentinel' (1979), y le atrajo el hecho de que afrontase sus diseños teniendo en cuenta parámetros técnicos. El cineasta, que había hecho que los diseñadores de 'Alien' calculasen la potencia de los motores que una nave como la 'Nostromo' necesitaría para despegar de un planetoide de un determinado diámetro, para diseñarla teniendo en cuenta ese dato, quería un creativo capaz de trabajar así.
A Mead el planteamiento le pareció de perlas. Ilustrador industrial y fan de la ciencia ficción, podía trabajar lo mismo para una revista de literatura fantástica que para una fábrica de aviones. Le atraían lo que él llamaba «estudios del futuro» y de 'Blade runner' le sedujo el desafío de crear un mundo coherente, algo más allá de un telón de fondo para los efectos especiales. «Aunque puedo realizar el dibujo de un coche en solitario, siempre me resulta más creíble si lo sitúo en un entorno palpable, en una calle real, con edificios reales y gente vestida con ropa futurista creíble», explicó, según recoge Paul Sammon en 'Futuros en negro' (2005). Para la película de Scott hubo que diseñar todo eso.
«Se trabaja muy bien con Ridley porque yo soy muy visual en mi trabajo y Ridley también», decía Mead. En vez de gesticular y dictar vaguedades a los diseñadores de producción, Scott «puede sentarse y dibujarte su idea. Lo hizo varias veces durante la producción, transmitiéndome enseguida lo que tenía en mente».
Trabajaron sobre la idea de 'retrofitting', la reutilización. En el mundo de 'Blade runner' se observa que las cosas no han brotado de la nada. Los edificios moderno se levantan sobre los antiguos, y en estos se observan los 'parches' que se les han añadido para poder seguir siendo habitados, lo que transmite una impresión de continuidad real, de que lo que se ve tiene un pasado, una historia acumulada. Los coches voladores y los replicantes del futuro pasan por delante de anuncios de Coca Cola, de Pan Am, de Atari, de TDK, que el espectador de 1982 reconocía.
Convertir en algo tangible y filmable lo proyectado por Mead, Scott y su equipo de creativos, y construido por maquetistas como Tom Cranham, fue tarea de Douglas Trumbull (1942) y su empresa. Además de ser un genio de los efectos especiales, Trumbull es también director de cine, lo que de nuevo favoreció la colaboración con Scott. Conocido por su trabajo en '2001, una odisea espacial' (1968), 'Silent running' (1972, dirigida por él), 'Encuentros en la tercera fase' (1978) y 'Star Trek' (1979), a Trumbull le atrajo el aspecto sucio de la película. Estaba «más que harto de hacer películas de efectos donde toda la acción tenía lugar en un espacio por el que se movían unas aeronaves inmaculadamente nuevas». Hay que destacar que el trabajo de Trumbull fue analógico casi al 100%. Todo son maquetas filmadas con trucos ópticos. Entonces los gráficos digitales estaban en pañales (véase la citada 'Tron') y los ordenadores solo se usaban en los efectos especiales para coordinar las cámaras que filmaban las tomas superpuestas.
40 años de blade runner
Luis Alfonso Gámez
Oskar Belategui
El último mago que enriqueció 'Blade runner' fue el autor de su banda sonora, Evángelos Odysséas Papathanassíou (1943), más conocido como Vangelis. Cuando comenzó la producción de 'Blade runner' el músico griego se había establecido en Londres, donde vivía prácticamente enclaustrado en su estudio privado, Nemo (nadie), del que saldrían sus discos más conocidos. Autodidacta –no sabe leer música–, perfeccionista y reservado, no era un artista fácil de abordar, pero decidió sumarse al proyecto tras ver proyectadas algunas de las secuencias ya filmadas. Scott lo quiso para su película sobre todo tras escuchar las bandas sonoras que había compuesto para los documentales del director francés Frédéric Rossif. Además, el compositor acababa de ganar el Oscar por su partitura para 'Carros de fuego' (1981), cuyo tema central se convirtió en un insospechado éxito en las listas de éxitos. La apuesta era arriesgada, porque Vangelis trabaja solo y su música es intocable. No se admiten ingerencias de los directores. Se le hace el encargo y él entrega la música, que produce en solitario.
El resultado fue extraordinario y la banda sonora de 'Blade runner' pasa por ser una de las mejores de la historia el cine y la más destacada de las de música electrónica. Sin embargo, el propio Vangelis no pareció acabar del todo satisfecho y el disco no se publicó hasta 1994. Hasta entonces los fans tuvieron que conformarse con versiones grabadas por otros músicos. El impacto del sonido de Vangelis es tal, que hoy en día el modelo de sintetizador que usó para grabar la banda sonora, el Yamaha CS-80, es perseguido por los coleccionistas. No hay más que entrar en YouTube y buscar vídeos del instrumento para comprobar que lo primero que hace un teclista cuando consigue un Yamaha CS-80 es grabarse tocando el tema central de 'Blade runner'.
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