Las energías solar y eólica por sí solas no pueden proporcionar energía confiable de manera rentable debido a su variabilidad y los altos costes de almacenamiento
ALFREDO GARCÍA FERNÁNDEZ
Miércoles, 23 de febrero 2022, 00:26
Alfredo García Fernández es ingeniero, operador nuclear y autor del libro 'La energía nuclear salvará el mundo'
Existe una gráfica muy reveladora que relaciona las emisiones de dióxido de carbono con todas las cumbres internacionales sobre el clima realizadas, desde la Cumbre de Río en ... 1992 y la COP1 en Berlín de 1995 hasta la reciente COP26 en Glasgow. Sobre la curva creciente de emisiones se van marcando cada una de las COP, y la curva sigue subiendo año tras año sin inmutarse. ¿Significa esto que estas reuniones no son fructíferas? En parte sí, porque la experiencia así lo indica, aunque un análisis más profundo indica que estas cumbres están aumentando el nivel de concienciación política y social mundial del problema al que nos enfrentamos.
El artículo 2 del Acuerdo de París, firmado en 2016 y que entró en vigor en 2020, establece que las políticas energéticas deben formularse de conformidad con el objetivo de mantener el calentamiento medio global a menos de 2°C por encima de los niveles preindustriales, preferiblemente no más de 1,5°C. No olvidemos que ya hemos superado 1ºC de calentamiento, así que no estamos tan lejos de incumplir los ambiciosos objetivos fijados. El objetivo acordado internacionalmente es conseguir el cero neto de emisiones en 2050. Eso significa no solo emitir lo menos posible, sino además compensar dichas emisiones con captura de dióxido de carbono. Todo ello debe ser rentable para los inversores, para no ahuyentarles, y al mismo tiempo asequible para los consumidores, para no dejar a nadie atrás.
En ese contexto, un reciente artículo científico publicado en la prestigiosa revista 'Nature Energy' analiza 42 regiones y países para estimar la combinación de energías más económica para conseguir el cero neto de emisiones. En los escenarios profundamente descarbonizados, en los que las emisiones de los combustibles fósiles son muy limitadas, el estudio concluye que las energías solar y eólica por sí solas no pueden proporcionar energía confiable de manera rentable debido a su variabilidad y los altos costes de almacenamiento. En los modelos estudiados, la capacidad de energía nuclear aumenta a medida que los sistemas se acercan al 99% de descarbonización, incluso con los altos costes nucleares actuales que informa la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
En los casos en que las emisiones de dióxido de carbono están muy limitadas, la energía nuclear forma parte del sistema eléctrico de menor coste para todas las condiciones climáticas y perfiles de demanda considerados. La inclusión de la energía nuclear en el mix eléctrico reduce los costes generales del sistema, puesto que dota de estabilidad a la red eléctrica, proporciona garantía de suministro y, gracias a una operación cada vez más flexible, reduce los cortes o desconexiones por sobreproducción de las energías renovables (los famosos aerogeneradores parados cuando hay viento). En definitiva, cada vez existen más evidencias científicas de que necesitamos energía nuclear.
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