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Septiembre de 2026 es la fecha que maneja la NASA para la vuelta del ser humano a la Luna más de cinco décadas después de la última misión del Apolo. Inicialmente prevista para un año antes, los planes se retrasaron por «seguridad» y porque las ... empresas privadas involucradas en el programa «necesitaban más tiempo». Así lo aseguró Bill Nelson, administrador principal de la agencia espacial estadounidense, en una rueda de prensa el pasado 9 de enero. En aquella comparecencia también anunció el aplazamiento de una misión previa, la Artemisa II -la Artemisa III es la del mencionada vuelta a la Luna-, en la que la sonda Orion debía llevar a cuatro astronautas a la órbita lunar. Será en 2025 en lugar de en 2024.
En la sonda Orion se centran los últimos problemas detectados en una programa ya preñado de problemas. Resulta que en el primer vuelo a finales de 2022, el 'Artemisa I', la nave, que llegó a la órbita lunar, sufrió varios daños en el escudo térmico que la protege en la reentrada a la atmósfera terrestre, cuando tiene que soportar temperaturas de hasta 2.800 grados. Esto ya se sabía. La novedad ha sido que en el último informe de la OIG (Office of Inspector General) de la NASA se han precisado el alcance de los daños: el parapeto sufrío desprendimientos de material en un centenar de puntos y también sufrieron en exceso los cuatro tornillos que fijan la cápsula al módulo de servicio.
La agencia espacial estadounidense ha subrayado que estos percances no afectaron a la parte de la nave donde viajaría la tripulación. No obstante, están analizando la posibilidad de modificar la estructura del escudo o cambiar el ángulo de reentrada para que no se generen temperaturas tan altas. Ambas suponen un contratiempo que podría afectar al calendario de las misiones. También lo son los varios problemas electrónicos descubiertos, algunas anomalías en las baterías y que no se pudo testar el estado en el que quedaron los paracaídas al perderse en el océano.
El examen de la Artemisa I recoge también que la rampa de lanzamiento resultó más afectada de lo esperado por el cohete SLS, un gigante de 98 metros de altura que debe llevar a la Orion hasta la Luna. El presupuesto previsto para las reparaciones se disparó de los 5 a los 26 millones. A todo ello se une que Space X, la empresa de Elon Musk, tiene todavía mucho trabajo por delante con la Starship, y que Axiom X, encargada de los trajes espaciales, tampoco está cumpliendo con el calendario establecido. Ya se habla de que la Artemisa III podría reconvertirse en una misión a la órbita baja terrestre. Mientras tanto, China sigue adelante con sus planes lunares con el lanzamiento este viernes de la Chang'e 6 a la cara oculta de la Luna, donde espera recoger muestras en la cara oculta del satélite y traerlas de vuelta a la Tierra. Sería un hito inédito de la carrera espacial.
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