China sigue con sus planes lunares y lanza una nave a la cara oculta del satélite

A diferencia de los problemas que están teniendo las empresas privadas estadounidenses, que a duras penas lograr situar sus dispositivos sobre la Luna -los dos últimos ejemplos son las sondas Odiseo, que aunque logró el hito de devolver a la primer potencia mundial a la Luna 52 años después, aterrizó de lado y ya ha quedado inoperativa- y Peregrine, que ni siquiera pudo intentar la maniobra por un problema técnico-, China ha mostrado una efectividad absoluta en sus misiones. Las Chang'e 3, 4 y 5 alunizaron sin mayor problema en los años 2013, 2019 y 2020 respectivamente. La primera convirtió al país en el tercero en ser capaz de alunizar tras Estados Unidos y la Unión Soviética. La segunda supuso el citado hito de lograr situar una nave en la cara oculta y la última recogió 1,7 kilos de muestras de la superficie lunar. En sus análisis detectó por primera vez de forma directa la presencia de agua en la Luna.

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La Chang'e 6 consta de cuatro partes: un orbitador, un aterrizador, un ascensor y un módulo de reentrada. El ascensor tendrá la función de transportar las muestras lunares recolectadas por el aterrizador hasta el orbitador lunar. Una vez allí, estas serán transferidas al módulo de reentrada, que las traerá de vuelta a la Tierra para su análisis a finales del mes de junio. A bordo lleva varios equipos científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA), el Centro Nacional de Estudios Espaciales francés (CNES), Italia y Pakistán.

El programa Chang'e -llamado así en honor a una diosa que según la tradición china vive en la Luna- comenzó en 2007 con la Chang'e 1, que orbitó en torno al satélite durante año y medio hasta que se estrelló de forma controlada en marzo de 2009. Su sucesora lejana, la versión 6, partirá, como queda dicho, buscará traer de vuelta muestras de la cara oculta lunar, algo no conseguido hasta la fecha. Para facilitar las comunicaciones, Pekín lanzó el pasado mes de marzo el satélite Queqiao 2 para sustituir al Queqiao 1, desplegado en 2018. Cuando la nave Orion de la NASA pasó por esta zona en diciembre de 2022, perdió la comunicación con la Tierra. Para los próximoa años, la Chang'e 7, explorará el polo sur de la Luna en búsqueda de agua y la Chang'e 8 intentará establecer la viabilidad técnica de construir una base allí. Pekín calcula que un «modelo básico» de esta base, bautizada como Estación Internacional de Investigación Lunar, debería estar completada en 2030.

Respecto a la competencia con la agencia espacial estadounidense por llevar astronautas a la Luna, Pekín desveló más detalles hace unas semanas. Lo hará en dos naves, un orbitador llamado Mengzhou -'Nave de ensueño'-, que transportará a la tripulación hasta la órbita lunar, y un aterrizador llamado Lanyue -'Abrazar la Luna'-.