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Los meteoritos, en general, no tienen buena fama. Pero, dejando a un lado su participación en la extinción de los dinosaurios, estas rocas esconden una información muy valiosa y difícil de apreciar a simple vista. Uno de sus compuestos, el polvo estelar, es el que ... ha investigado un equipo de científicos internacional, en el que ha participado la Universidad de Cádiz, con el fin de arrojar algo más de luz sobre la historia del Universo.
Ellos han definido la composición química de nueve granos presolares (motas de polvo estelar) contenidos en dos meteoritos. Por un lado, el meteorito Isheyevo, hallado en Rusia, y por otro, el NWA801, procedente de Marruecos. «Los granos presolares son uno de los materiales sólidos más antiguos de nuestro planeta, anteriores incluso a la formación del Sistema Solar hace 4.500 millones de años», explica Luc Lajaunie, investigador de la Universidad de Cádiz y coautor del estudio. Es decir, son algo así como un fósil de la actividad de las estrellas en el espacio hace más de 4.500 millones de años, dado que algunos de los granos presolares han quedado inalterados desde su formación.
Encontrar estos materiales tal como eran en su origen ha sido un reto, pues los meteoritos pueden sufrir muchas alteraciones debido a posibles impactos con otros cuerpos celestes que flotan en el espacio, el calor de la atmósfera y su posterior colisión contra la superficie del planeta, y las propias condiciones ambientales a las que están expuestas hasta que son encontrados y llevados al laboratorio.
Tras identificar y aislar los granos presolares de ambos meteoritos, cuyo tamaño es similar al de un virus (100 nanómetros), lo cual fue posible gracias a la colaboración de la Academia Sinica (Taiwan), la División de Ciencias Planetarias del Laboratorio de Investigación de Física (India) y las universidades de Curtin (Australia) y Copenhague (Dinamarca), los investigadores de la universidad de Cádiz tomaron el relevo. Su labor se centró en analizar la composición química y la estructura física de los granos presorales a través de un microscopio único en España, ubicado en la División de Microscopía Electrónica de dicha institución académica.
Lo que hallaron es que el polvo estelar contiene silicatos, una composición mineral parecida al cuarzo terrestre que es producto de la muerte de dos tipos de estrellas, las supernovas y las gigantes rojas. Cuando estas estrellas dejan de brillar, dan lugar a explosiones y vientos solares, respectivamente, que enriquecen el espacio con polvo estelar. Más tarde, esas partículas se aglomeran y forman nuevos cuerpos celestes, y así se crearon, por ejemplo, los elementos del Sistema Solar (planetas, satélites...).
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De lo que encontraron, Lajaunie dice: «Trabajar con silicatos nos permite entender mejor cómo son los eventos cósmicos de la muerte de las estrellas y lo que estos producen. Por ejemplo, que el flúor tiene como origen estos dos eventos cósmicos. Además, aunque los granos presolares procedan de los dos tipos de estrellas mencionados, sus composiciones químicas son muy similares. Lo que más llama la atención es que materiales que encontramos en la Tierra, como son los meteoritos, se creasen mucho antes de que esta existiera y nos puedan dar información de cómo se formó nuestro planeta», celebra Lajaunie. El estudio ha sido publicado en la revista científica 'The Astronomical Journal'.
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