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La fase superior de un cohete de SpaceX, la compañía de Elon Musk, se estrellará en la Luna el 4 de marzo después de haber estado siete años a la deriva. Los científicos no saben todavía dónde caerán, pero confían en que el impacto les ... sirva para ver el interior de la Luna, gracias al material que quede al descubierto.
El cohete, un Falcon 9, despegó el 11 de febrero de 2015 de Cabo Cañaveral (Florida) y lanzó el Observatorio del Clima del Espacio Profundo (DSCOVR) hacia el primer punto de Lagrange (L1). DSCOVR es un observatorio de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA) de Estados Unidos que vigila el clima espacial.Es el principal sistema de alerta en caso de tormenta solar. Orbita L1, que, como L2 –adonde llegó el lunes el telescopio espacial James Webb–, es un punto estable respecto a la Tierra, pero situado 1,5 millones de kilómetros hacia el Sol y no hacia el exterior del sistema solar.
Una vez que DSCOVR inicio su viaje, «la segunda etapa del cohete Falcon 9 estaba lo suficientemente alta como para no tener suficiente combustible para volver a la atmósfera terrestre. También le faltaba energía para escapar de la gravedad del sistema Tierra-Luna, por lo que ha seguido una órbita algo caótica desde febrero de 2015», escribía hace unos días el astrónomo y periodista Eric Berger en 'Ars Technica'.
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A la deriva desde hace siete años, las 4 toneladas de la fase superior del cohete pasaron el 5 de enero a menos de 10.000 kilómetros de la Luna y chocarán contra el satélite el 4 de marzo a 9.200 kilómetros por hora, según el astrónomo Bill Gray, responsable de Proyecto Pluto, un 'software' de seguimiento de objetos cercanos a la Tierra como asteroides, cometas y planetas menores. «Este es el primer caso involuntario (de impacto de basura espacial en el satélite) del que tengo conocimiento. Llevo la cuenta de una docena de objetos en órbitas 'altas', cercanas a la Luna, sobre todo para que la gente que busca asteroides sepa dónde están (y pueda ignorarlos; buscan rocas, no chatarra)», ha escrito el experto.
Según sus cálculos, el impacto tendrá lugar hacia las 13.25 horas del 4 de marzo cerca del cráter Hertzsprung, de unos 570 kilómetros de diámetro y situado en la cara oculta de la Luna. Aunque el Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA no podrá ver el choque en directo, el satélite fotografiará después el nuevo cráter. Mark Robinson, geólogo de la Universidad Estatal de Arizona, calcula que medirá entre 10 y 20 metros de diámetro. El nuevo cráter permitirá a los científicos echar un ojo al interior de la Luna.
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