Cincuenta años de debate medioambiental: de la vigilancia a la acción

Una alerta que ya se lanzó en junio de 1972 en la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio humano. «Hemos llegado a un momento de la historia en que debemos orientar nuestros actos en todo el mundo atendiendo con mayor cuidado a las consecuencias que puedan tener para el medio», apuntaban los documentos de aquella convención. «En 1972 ya estaba absolutamente claro que había cambio climático y que la situación ambiental era bochornosa», recuerda Joaquín Araújo, naturalista. La declaración posterior a este encuentro lo dejaba claro en sus principios: «Por ignorancia o indiferencia podemos causar daños inmensos e irreparables al medio terráqueo del que dependen nuestra vida y nuestro bienestar».

Sin embargo, y a pesar de las advertencias, poco ha cambiado. Según datos del IPCC, el panel de expertos de Naciones Unidas sobre el cambio climático, «la temperatura global de la superficie ha aumentado más rápido desde 1970 que en cualquier otro período de 50 años en al menos los últimos dos mil años». Además, la producción de plásticos ha aumentado un 660%, señalan los informes de organizaciones ecologistas.

«Quiero ser optimista y sí se han hecho bien ciertas cosas», contrapone Pérez-Porro. «En los últimos años y con la pandemia aún más se ha puesto en valor a la Ciencia», responde la bióloga marina. «Es cierto que ahora hay más conciencia ambiental», apostilla Araújo.

Cierto es que cinco décadas después, uno de los objetivos de Estocolmo se cumplió: el medioambiente está en el centro del debate. Los informes del IPCC «saltan a los medios a los medios de comunicación», señala Pérez-Porro y «es un logro que cada año se reúnan todos los países de Naciones Unidas para hablar de clima», añade. Pero, «los gobiernos siguen negándose a cooperar y a abandonar los combustibles fósiles», denuncia Alex Rafalowicz, director de la Iniciativa del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles.

La Conferencia de Estocolmo, tras dos semanas de negociaciones, finalizó con 26 propuestas para la acción que colocó las cuestiones ambientales al frente de las preocupaciones internacionales. Tras ella llegaron las Cumbres del Clima en los años 90. «Hemos celebrado 26 cumbres del clima y seguimos jugando al escondite», denuncia Araújo. «Tenemos una asignatura pendiente que es la acción», apunta Pérez-Porro.

«Seguimos avanzando con demasiada lentitud para mantener el planeta en la zona de seguridad», advierte Laurence Tubiana, CEO de la European Climate Foundation. «De momento, ya no cumplimos con los Acuerdos de París de 2015», recuerda Joaquín Araújo. «Quiero pensar que llegamos», confronta Alicia Pérez-Porro.

Las políticas actuales conducen al planeta a alcanzar un aumento de la temperatura de 2.7°C para 2100. Unos efectos devastadores para algunas zonas del globo terráqueo que podrían provocar que un tercio de las especies vegetales y animales se extingan. «Soy una optimista realista y no llegaremos a este escenario», comenta Pérez-Porro.