Escándalos sexuales de la antigua Roma ¿Fue Mesalina tan depravada y lujuriosa?

Dijeron que se acostó con 200 hombres en una sola noche. Es probable que algunos de los escándalos que le endosaron los cronistas romanos fueran reales. Pero la conducta de Mesalina no se puede juzgar sin tener en cuenta cómo era Roma en el siglo I d. C., donde volaban los puñales y se sucedían las orgías.
En uno de sus escritos, Plinio el Viejo contó el reto que lanzó Mesalina al gremio de las prostitutas de Roma para que una de ellas compitiera contra ella en satisfacer a más hombres en un solo día. Las meretrices enviaron a su mejor representante: la siciliana Escila.
El escritor romano aseguró que la prostituta tiró la toalla tras ser poseída por 25 hombres y que Mesalina siguió hasta satisfacer a 200 hombres. Hubo otros poetas y cronistas romanos que narraron la conducta disoluta de Mesalina, quien a los 15 años contrajo matrimonio con el senador Claudio, un hombre 30 años mayor que ella, tartamudo, cojo y enfermizo, y con el que tuvo dos hijos, Claudia Octavia y Tiberio Claudio Germánico, más conocido como Británico.

La vida de Mesalina cambió en el año 41 d. C. cuando Calígula fue asesinado y Claudio fue nombrado emperador. Pasó de ser esposa de un senador a ser la primera dama del imperio. La nueva emperatriz no gozaba del favor de la corte ni de los burócratas de palacio. Y sabía que su hijo Británico tendría que enfrentarse a las insidias de su rival Agripina, cuyo objetivo era acabar con Mesalina, casarse con Claudio y situar a su hijo Nerón en la sucesión al trono.
Tras la ejecución de Mesalina, Claudio ordenó a sus pretorianos que lo matasen si se volvía a casar. Promesa que incumplió al casarse con su sobrina Agripina, madre de Nerón
Además, sus enemigos la llamaron augusta meretrix ('la sublime ramera'), exagerando su apetito sexual y su ambición y crueldad. Entre ellos destaca el poeta Décimo Junio Juvenal, quien criticó la conducta inmoral de 'la prostituta imperial', habitual de lupanares de mala muerte donde tenía reservada una cámara. «Entonces tomaba su puesto, desnuda y con sus pezones dorados, atendiendo al nombre de Lyscisca», contaba el poeta.

Es probable que algunos de los escándalos que le endosaron los cronistas romanos fueran reales. Pero la conducta de Mesalina no se puede juzgar hoy en día sin tener en cuenta cómo era Roma en el siglo I d. C., cuando la vida palaciega estaba marcada por continuas orgías, incestos, intrigas, magnicidios y por las rivalidades en el seno de la dinastía Julio-Claudia, a la que pertenecía la mujer de Claudio.
Los dos mayores errores de Mesalina fueron casarse en secreto con Cayo Silio, lo que la convirtió en bígama, y su participación activa en el intento de asesinato de Claudio. Advertido del complot, el emperador arrestó a los traidores y ordenó la ejecución de su esposa, que entonces tenía 23 años.
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