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Mi castillo de papel

Orfeo Suárez

Jueves, 14 de septiembre 2017, 17:23

Vocento me pide que escriba en sus páginas, donde nunca tuve la oportunidad de trabajar, a pesar de mi querencia por los periódicos centenarios: es como sentirse parte de la historia. Lo hice en La Vanguardia, donde pasé algunos de los mejores años de mi ... vida, no porque los posteriores fueran peores en lo profesional, al contrario, simplemente porque la pasión de los 20 es irreproducible a los 30 y menos a los 40. Pasado el ecuador, los 50 señalan el momento de hacer las paces con uno mismo, de perdonarse. El ejercicio de mirarse hacia adentro es más saludable con unas dosis de cinismo, muy útil en este oficio, con permiso de Kapuscinsky, siempre que se utilice como el azafrán. De lo contrario, convivir con el poder, que forma parte de nuestro trabajo, es insoportable. La presión de los Trump, los Iglesias, los Botín, los Florentino o los Almodóvar de este mundo es parte de la dialéctica periodismo-poder, por lo que hay que normalizarla y somatizarla. El criterio es la forma de combatirla, porque no basta con la independencia si no tenemos preparación. El criterio es la síntesis de ambas, un castillo imaginario levantado por el conocimiento, la experiencia y la moral.

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