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Javier F. Barrera
Domingo, 6 de agosto 2023, 09:50
Medio centenar de personas se arremolinan en torno a un paraguas naranja abierto sobre la piedra blanca de la plaza de Bib Rambla, uno de los centros neurálgicos de la ciudad de Granada. Todas ellas van vestidas en perfecto uniforme de combate contra el calor – ... las temperaturas llegarán a sobrepasar los cuarenta grados–, compuesto de bermudas, chanclas, camisetas de algodón, gafas de sol, gorro y botellín de agua. Son las once de la mañana y todas ellas se han apuntado vía web a un 'Free Tour' para conocer el centro histórico de Granada y el bajo Albaicín, el barrio Patrimonio de la Humanidad que seduce por su blanca arquitectura, sus calles empinadas y sus maravillosas vistas de la Alhambra, uno de los monumentos más visitados del mundo.
Todo pinta muy bien. El guía, Jacinto, lleva colgada del pecho su acreditación oficial emitida por la Junta de Andalucía, documentación imprescindible para poder ofrecer este servicio en esta comunidad autónoma del sur de España. Además, en sí mismo, los 'Free Tours' se incluyen en una actividad completamente legal. De hecho, se encuentran sujetos a los principios fundamentales y libertades básicas del Tratado de la Unión Europea, que garantiza la libre prestación de servicios. Por si quedara alguna duda, el cliente del 'Free Tour' de turno es quien decida el precio final del servicio. Esto es plenamente compatible con el derecho de la competencia, según se recoge en la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE (C-390/18).
Entonces, la pregunta del millón es la siguiente:«¿Los 'Free Tour' son gratis o hay que pagar?» Pues, ciertamente, los 'Free Tour' no son tan 'free', porque pagar, hay que pagar. Lo que cambia, la innovación, es que el precio lo decide el propio turista.
La propia empresa visitada para la realización de este reportaje lo explica de la siguiente forma en su página en internet:
–¿Qué es un 'Free Tour'?
–Un 'Free Tour' es un tipo de ruta turística donde no se cobra nada al cliente por adelantado, sino que al finalizar la ruta son ustedes quienes valoran el trabajo de nuestros guías autónomos con una aportación económica.
Oséase, que de gratis, nada de nada. Pagar –como en el caso de las propinas en Estados Unidos, que no son obligatorias pero que si no las pagas no vuelves a entrar en el establecimiento en cuestión–, se paga. Lo que el turista decide, pero se paga. La cuestión es semántica más que otra cosa. 'Free Tour' no se debería traducir nunca como 'ruta gratuita'. De hecho, no se ve, en Granada al menos, ningún lugar donde se pueda leer esta frase. 'Free Tour' se refiere a la libertad de pagar por este servicio lo que el cliente decida.
De aquí, salen al menos otras cuantas preguntas. La primera, lógicamente, es cuánto se paga. La segunda es cómo se paga. Pero vayamos por partes, que ya han pasado las once de la mañana y este 'Free Tour' por el centro histórico de Granada y el Bajo Albaicín acaba de comenzar.
Jacinto, el guía de este 'Free Tour', saluda al grupo. Tras presentarse, explica de inmediato el funcionamiento:«No tenemos salario y además tenemos que pagar a la empresa. Os pedimos que valoréis el 'tour' con quinientos o mil euros». Y claro, el grupito de 22 personas estalla en risas de verano. Además, si a alguien le quedaba alguna duda, ya todo el mundo sabe que el 'Free Tour' es de pago.
Jacinto va a explicar, tras dejar claro todo lo del sudor de su frente, una Granada en doce etapas durante algo más de dos horas. La visita guiada está realmente bien construida. Es ágil, didáctica y permite adentrase en la milenaria ciudad de la Alhambra. Jacinto es todo un profesional que conoce al dedillo su trabajo. Explica con sencillez y pinta un retrato de la ciudad con datos, historias y anécdotas que calan en el grupo. Se lo está currando. También, interactúa con su público con preguntas para que la ruta sea animada. Inteligentemente, sabe buscar las sombras en cada una de las doce etapas que llevarán a sus turistas desde la plaza Bib Rambla hasta la iglesia de Santa Ana tras cruzar el Bajo Albaicín.
Las etapas se suceden. La segunda parada es la Catedral, la segunda más grande de España, que necesitó 150 años para verse levantada y el concurso de tres arquitectos insignes que la quisieron lucir con tres estilos diferentes: Gótico, Renacentista y Barroco. De ahí, a la iglesia anexa, el Sagrario, abierta las 24 horas del día y especialmente recogida y bella.
Ya es un no parar. La Curia, donde el Cardenal Cisneros, del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, pasó su tiempo. Más suave, el mercado de la Alcaicería, con su cerámica de Fajalauza y su artesanía en taracea. También, el Corral del Carbón y, por supuesto, la Capilla Real con los restos de los Reyes Católicos. Este momento es 'prime time'. Queda la Madraza, la antigua universidad árabe, que da paso a la visita al Bajo Albaicín por la calle Calderería, llena de teterías, y parada en San Gregorio Bético.
A un paso, el mirador de Carvajales para ver la Alhambra y visita a la iglesia de Santa Ana en la Plaza Nueva. Fin del 'Free Tour'. Los turistas se echan la mano a la cartera y sueltan la voluntad en billetes de 10 y 20 euros. No hay recibo de vuelta. Jacinto es autónomo y pasará una factura global a la empresa.
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