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El domingo es un día perfecto para el aperitivo, así que nos echamos a la calle. ¿Qué vamos a pedirnos para refrescar el gaznate? Si está pensando en cerveza, olvídelo. Es un 'old fashioned'. Este verano se lleva la sofisticación más clásica. Mire al camarero ... con determinación y diga lo siguiente, si es mayor de edad, claro está: «Un Negroni, por favor».
Este mítico cóctel hecho a base de ginebra, vermut y 'bitter' regresa con fuerza a los bares y terrazas más 'cool' un siglo después de su invención. Sí, porque aunque este verano sea de modernos, lo cierto es que el Negroni es una bebida con poso. Nació a principios del siglo XX en Italia.
Un tal Camillo (Negroni) pidió a su barman de confianza, Fosco Scarselli, que trabajaba en florentino café Cassoni que sustituyese la soda de su Americano habitual por ginebra. Al parecer, el cliente se había enamorado de este destilado en uno de sus viajes a Londres. Le gustó a él, al camarero y al resto de la clientela, que fue pidiéndolo de manera progresiva «lo que toma el conde» hasta convertirlo en la bebida de moda.
Dicen que el Negroni era el cóctel favorito de Jackie Kennedy y de Orson Welles. También que el cineasta Luis Buñuel tenía su propia versión, el buñueloni, y que Audrey Hepburn disfrutó mucho de su versión con champán en el rodaje de 'Vacaciones en Roma'. «Es un gran aperitivo, antes de comer o de cenar, una magnífica opción», ensalza Manu Iturregi, bartender del Residence de Bilbao, uno de las mejores coctelerías de España y Portugal. Este profesional los prepara de vicio en su local . ¿Su truco? «Buenos ingredientes y buen hielo con los que lograr la temperatura y dilución adecuadas», explica sin complejos. El Negroni de Manu tiene tres ingredientes: vermú, bitter y ginebra del gusto a partes iguales, por lo que es primordial elegir buena materia prima.
La moda de este combinado viene auspiciada por el regreso del vermú a la barra. «Volvió con fuerza hace unos añitos», confirma el bartender. Y su renacer «ha propiciado curiosidad por otros cócteles con esta bebida, donde el Negroni es el rey». En tierras vascas, donde el vermú nunca estuvo demodé, tiene un primo patrio. Es el marianito un preparado muy del norte, vasco, recio, que se hace, además de con vermú, con Campari, ginebra, unas gotas de angostura y zumo de naranja. Su origen no está tan claro, pero en las barras de Euskadi se lleva sirviendo décadas. «Forma parte de nuestra idiosincrasia, como los zuritos, los txikitos…», dice Roberto San Salvador del Valle, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas en la Universidad de Deusto.
De Italia, como el Negroni, también nos llega el Spritz, un refrigerio con mucha tradición en el norte de Italia, desde donde ha ido conquistando el sur y que ahora reina en nuestras terrazas. Lo tomaban los soldados del imperio austrohúngaro que dominaban la zona en el siglo XIX. Al parecer, a estos guerreros los vinos locales les parecían fuertes y los rebajaban con soda. De hecho, el nombre del cóctel proviene del alemán y significa rociar. Hoy, en cada bar tienen su versión de este combinado de alta graduación alcohólica. Se hace con prosecco, agua con gas y lo que le parezca al camarero de turno.
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