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Parece que ya todo lo tenemos que gritar al mundo, sí. Hasta con la ropa. Lo vemos como una necesidad. En estos tiempos de políticas de identidad, cuando la gente se define públicamente por su postura sobre unos cuantos asuntos, los mensajes escritos en la ... ropa (o los que transmite la propia ropa) están más en primer plano que nunca. Muchas personas se han acostumbrado a dejar claro su perfil en las redes, mediante un avatar y una breve presentación, y en cierto modo quieren 'avatarizar' su imagen real y transmitir de un vistazo sus convicciones y pensamientos.
Los estudiosos del tema dicen que no es algo nuevo, pero sí subrayan que en esta (esperemos) salida de la pandemia la tendencia de enviar mensajes con la ropa se ha disparado. Mucho tiempo confinados, limitados, amedrentados. Así que ahora toca expresarse y cambiar el armario. Se ve, sobre todo, en las pasarelas y en los grandes eventos, donde las estrellas convierten sus looks en soporte de reivindicaciones, como, por ejemplo, se vio en la última entrega de los premios Goya o en las campanadas de Nochevieja. ¿Esto nos afecta al común de los mortales? Dos expertas nos lo cuentan.
Alina Erimia, directora de moda de IDE Kunsthal Bilbao
Vemos cosas que nos pueden parecer estrambóticas en eventos mediáticos... '¡Se pensarán que van guapos!', habremos dicho o habremos oído decir. Es que, en realidad, ese es el 'quid' de la cuestión: ir 'guapo' ya no es una obligación, pero quizá sí mostrar la sensibilidad ante temas de actualidad. Según Alina, Erimia, directora de moda del prestigioso IDE Kunsthal Bilbao, «se busca visualización» con los modelos más rocambolescos. Según matiza, «el mensaje puede durar sólo unos algunos segundos, porque vivimos en un mundo que cambia sin parar». Pero si capta la atención de mucha gente unos instantes «ya es un éxito».
«Tras el trauma de la pandemia, porque ha supuesto un trauma, tenemos muchas ganas de expresarnos.Y muchos, para ello, usarán su armario y lo cambiarán.Lo dicen hasta los psicólogos, tras atravesar una etapa así es bueno reinventarse y buscar algo de motivación también a través del espejo», asegura Erimia.
Y así está ocurriendo. Tenemos algún año más que antes del covid, quizá hemos variado hasta de talla y queremos pasar página con un cambio de estilo que cuente nuestras inquietudes personales y afirme nuestro nuevo yo (porque no somos los mismos después de la pandemia). «Por la calle y en las tiendas se ve ropa con palabras positivas, como 'love' y prendas muy holgadas, de líneas sencillas», indica. ¿Qué mensaje mandan? Las palabras bonitas tratan de espantar «el caos» y el hecho de que se lleven prendas 'sin forma', muy anchas, obedece a... ¡Motivos prácticos de la industria de la moda! «Hacer buenos patrones es muy caro y en pandemia ha habido problemas», señala.Así que por eso ahora vestimos un poco «como pinguïnos». Sólo que el sector ha hecho de la necesidad virtud y plantea la vestimenta ancha y desestructurada como un llamamiento un mundo sin tallas, al confort y a lo unisex. ¿Volverán las hechuras que moldean el cuerpo? «¡Eso espero!», desliza.
María Uranga, asesora de imagen
«Estamos todos ya un poco hartos de lo de siempre, incluso quienes cuidan mucho su imagen porque viven de ello. Así que ahora mismo tendemos a reírnos un poco de los protocolos, a que lo que llevamos diga algo de que lo que hay detrás», explica la asesora de imagen María Uranga, quien cree que la moda lleva ahora con sigo la máxima de 'yo soy así y me acepto'. De ahí los trajes 'imponibles' que se ven en pasarelas y galas, que no sirven a pie de calle, pero marcan un camino.
La moda 'absurda', según Uranga, trata de decir a la gente que salga de la zona de confort. «Podemos estar teniendo ahora mismo la impresión de que todo vale, de que todas las prendas van mezcladas y revueltas», indica. El problema es cómo el común de los mortales adaptamos a nuestra vida estas tendencias marcadas por los popes de la moda. «Hay opciones, siempre», anima.Pero aviso a navegantes: hay que cargarse de convicción. Si adoptas una actitud valiente, triunfas con un look arriesgado. «Una persona 'brava' que se atreve a 'defender' un look arriesgado resulta muy atractiva ya sólo por eso, por salirse del rebaño. Pero cuidado con pasarse –advierte– que los extremos no son buenos».
He aquí algunos ejemplos de mansajes, más o menos explicitos lanzados a través de la ropa.
El mensaje de este traje incomprensible que Cristina Pedroche se puso para las campanadas era, para la asesora de imagen María Uranga, «soy más que un cuerpo despampanante y con este look futurista voy a romper las expectativas».
Los expertos en moda dicen que manda mensajes cifrados con sus trajes. Pero en 2018, en plena crisis de los inmigrantes mexicanos no 'cifró' mucho. Apareció con una chaqueta con esta frase 'En realidad, no te importa mucho, ¿verdad?'. Terrible.
Lució en la última gala de los Goya un diseño de Jaime Álvarez, de MANS. Sorprendió. Y recibió mensajes de odio. Ester Bellón, arquitecta y creadora de contenidos de moda para Instagram, lo aplaude por mostrar «una masculinidad diferente».
Ganadora al Goya por la canción de 'Mediterráneo', reforzó la muerte de inmigrantes en el mar con un vestido azul de enormes 'olas'. «Es excesivo, pero una alfombra roja es precisamente para eso y me gusta el mensaje», dice Bellón.
En los Goya Macarena Gómez y Aldo Comas mandaron un mensaje explícito en recuerdo de la actriz Verónica Forqué, que se suicidó recientemente. «Concienciar sobre la salud mental, recuerdo... era necesario, pero no estético», indica Belló.
La directora apareció en la alfombra roja de esta guisa, como un peluchito, haciendo un guiño al personaje de su corto. «Si tienes que llamar la atención así... malo –indica Bellón–. Pero siempre está bien lo divertido y jugar un poco»
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