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Solange Vázquez
Viernes, 3 de marzo 2023, 08:16
No vamos a hablar de esas fotos subiditas de tono y con escasez o ausencia total de ropa que dos personas se mandan en un contexto erótico, sino de esas imágenes de genitales masculinos que muchas personas reciben en sus móviles así, de repente, sin ... previo aviso. Habrá alguien que esté preguntándose ahora mismo, con cierto estupor, si esto pasa... Pues sí, pasa. Y mucho. Según un informe realizado en 2021 por el Ministerio de Igualdad, el 48% de las españolas de entre 14 y 20 años ha recibido fotografías sexuales sin haberlas pedido. Y hay más datos al respecto. Un estudio de la publicación británica 'TES Magazine' reveló en 2020 que este fenónemo afectaba (y mucho) a menores. Según sus estimaciones, el 75% de las niñas de entre 12 y 18 años había recibido desnudos masculinos (de adultos o de varones de su edad) sin petición previa. Y, ojo, también hay chicos que las reciben.
En el mundo anglosajón se conoce a estas imágenes monotemáticas como 'dick pics', algo que, literalmente, se ha traducido y popularizado en castellano con el rotundo 'fotopollas'. Nomenclaturas aparte, lo cierto es que se han vuelto tan habituales –en su faceta indeseada, repetimos–, que hasta se está estudiando la posibilidad de considerarlas un delito específico. En Reino Unido ya han avanzado en este sentido y el año pasado se aprobó una propuesta de ley que condena el 'cyberflashing' –envío de imágenes o vídeos sexuales no solicitados– y que incluye las 'irrupciones' de estos contenidos en redes sociales, portales de citas o a través de AirDrop, una herramienta para poner en común fotos y vídeos entre usuarios de Apple con gran rapidez.
De hecho, la velocidad de este sistema a la hora de compartir ha sido aprovechada por los 'exhibicionistas' digitales y ha provocado no pocos episodios ridículos. El pasado mes de agosto, un piloto de la compañía aérea Southwest Airlines que tenía previsto viajar a Cabo San Lucas, en México, se negó a despegar porque uno de los pasajeros se estaba dedicando a enviar imágenes de su anatomía más íntima por AirDrop, revolucionando (y asqueando) a parte del pasaje.El comandante, tras advertir de que llamaría a seguridad y de que en esas condiciones no volarían, reprendió al misterioso 'fotógrafo', que abandonó su empeño, de modo que se zanjó el problema.
Y esto no solo ocurre con AirDrop, también pasa en Snapchat, Facebook Messenger, Whatsapp... Los entusiastas del 'dick pic' aprovechan toda plataforma que no ponga muchas cortapisas a su 'arte'.
Hay 'apps' de ligue –ahí sí que surgen este tipo de imágenes como setas– que ya han tomado por su cuenta medidas al respecto (Tinder, Badoo). Por ejemplo, JoyClub, comunidad basada en la sexualidad liberal, ha habilitado herramientas para evitar que los usuarios reciban sin consentimiento este tipo de fotos: filtros, imposibilidad de descargar imágenes que vengan de personas ajenas a la red personal de contactos (esto también se puede hacer el AirDrop para evitar o minimizar estos indeseados 'sustos')...
El quid de la cuestión es: ¿por qué el 'fotógrafo' inmortaliza sus partes y las envía como si fuesen un regalo del cielo? «Un estudio estadounidense ha revelado que el 82% de los hombres reconoce que envía estas fotos creyendo (erróneamente) que la receptora va a excitarse y que, con algo de suerte, le va a mandar una fotografía similar a cambio. Otra gran proporción de los encuestados (lo cual asusta un poco más) reconoció hacerlo como una manera de dominación, al afirmar que les hacía sentir poderosos y con control sobre la otra persona, algo que les hacía excitarse todavía más», explican portavoces de JoyClub, que consideran que «una imagen de este tipo sin consentimiento es abuso sexual. Virtual, pero abuso igualmente».
Y luego están los que, simplemente, lo ven como una gamberrada o algo gracioso, al menos para el emisor. «Qué triste. Sobre todo porque no se da el caso de que ninguno la enseñe si la tiene pequeña: es una cuestión de demostrar poderío y esplendor.Aunque el efecto puede ser el contrario, que el receptor o receptora piensen 'qué tío tan inseguro si tiene que hacer eso' –indica Adriana Royo, psicóloga y experta en sexología–. Si el que envía ese tipo de fotos solo se siente fuerte así, que es cuando quiere mostrarse al mundo... como carta de presentación (falocrática) para posibles amantes es muy revelador. Ese es un tío narcisista».
Tal y como matiza Royo, el 'sexo de gimnasio' y el 'aquí te pillo, aquí te mato' «pueden estar muy bien si así lo deseamos», y las imágenes de genitales en un contexto deseado no suponen ningún problema.
Lo 'malo' –advierte– viene cuando esta práctica va acompañada de falta de empatía hacia quien recibe la imagen. «Entonces es exhibicionismo puro y duro, 'porno emocional', porque no hay feedback y muchas veces el envío de estas imágenes está cargado de presión para que la otra parte mande 'algo'», alerta la experta.
Sucede, sobre todo, en edades tempranas, cuando se hace lo que sea para no quedarse fuera del grupo. Así, algunos receptores y receptoras de 'dick pics' se ven en una «tesitura agobiante» y acaban enviando algún desnudo suyo... «aunque luego se arrepientan».
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