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Iratxe Bernal
Sábado, 9 de diciembre 2023
«Aprende cómo lograr ganar 10.000 euros al mes comprando Bitcoins desde tu móvil». «La actitud que adoptas ante los retos de los mercados es la que creará tu realidad». «Tú eres el pilar fundamental para lograr el éxito financiero». En las redes sociales ... es muy fácil encontrar 'influencers' y cuentas de 'brokers online' que nos animan a hacer suculentas inversiones sin importar que no sepamos nada de economía. Las oportunidades están ahí, esperando a que nos apuntemos a un curso, abramos una cuenta en una plataforma o nos decidamos a seguir unos pocos «consejos infalibles». O eso nos dicen.
Bien es cierto que el 'trading', que no deja de ser la compraventa de activos cotizados, es una actividad lícita, que hay plataformas serias y que muchos creadores de contenidos son independientes y tienen verdadero interés por enseñarnos a manejar nuestro dinero –algunos, de hecho, se enfrentan a menudo a estafadores que suplantan sus cuentas–, pero también lo es que las redes sociales son el ecosistema idóneo para que los desaprensivos tiren la caña. Así que nos interpelan: ¿de verdad prefieres tener tu dinero en el banco, que no te da nada, en vez de invertirlo, hacer que el interés compuesto trabaje por ti para lograr la libertad financiera que te permita ser dueño de tu tiempo?
Quienes lanzan el cebo tienen a su favor la nula presencia de la educación financiera en nuestro sistema de enseñanza, el fácil acceso que brinda Internet a activos complejos antes sólo disponibles para los profesionales del sector, el tirón de otros de nuevo cuño como las criptomonedas y, sobre todo, la desconfianza hacia la banca tradicional con la que han crecido muchos jóvenes que hoy tienen dificultades para emanciparse incluso teniendo empleo.
Así que basta con que den a las plataformas de inversión una apariencia similar a la de un videojuego y aliñen el batiburrillo técnico de su discurso con un poco de pensamiento positivo y una pizca de teoría de la conspiración para que al final asumamos que si invertir nos parece arriesgado es porque «al sistema no le interesa que aprendas». Y, así, por escapar de un sistema quizá estemos cayendo en otro. ¿Quién nos asegura que ese 'influencer' de verdad sabe de qué habla o que ese 'broker online' no nos está utilizando para sacar adelante su propia estrategia 'pump and dump' (inflar y vender) con valores que comercializa y con los que también él opera?
La Autoridad Europea de Valores y Mercados ya ha mostrado su preocupación por la «creciente dependencia de los medios sociales en la toma de decisiones financieras por parte de los particulares» y la española, además de prohibir o restringido la venta a pequeños ahorradores de algunos instrumentos financieros como las opciones binarias o los CFD por su «gran complejidad, riesgo alto y elevada volatilidad a corto plazo», también ha empezado a vigilar a los creadores de contenido. «Muchos no han comprendido aún que, cualquier persona que emita una recomendación de inversión y la difunda a través de canales accesibles al público debe cumplir con unas mínimas obligaciones», insistía hace unos días su presidente, Rodrigo Buenaventura, en referencia a la normativa que les obliga a presentar la información de forma objetiva y revelar posibles conflictos de interés.
«Con la regulación se pone coto a la forma más agresiva de promoción, pero el abanico de opciones para publicitar estas inversiones de forma indirecta, a través de patrocinios o eventos, sigue estando muy abierto», lamentan desde la Asociación Usuarios Financieros (Asufin). «Si perdemos dinero no hay posibilidad de reclamar. Por un lado, sería muy difícil responsabilizar a un 'influencer' y, por otro, los 'brokers online' tienen su sede en el extranjero», subrayan.
Pero además hay que tener en cuenta que, al margen del posible descalabro económico, corremos otro riesgo. Podemos engancharnos. Algunas prácticas, como 'day trading', que consiste en comprar y vender activos en cuestión de minutos o incluso segundos para aprovechar cualquier posible fluctuación del mercado, pueden llevarnos a operar impulsivamente. Es decir, podemos desarrollar una ludopatía.
«Creemos que se es adicto al alcohol, una droga, el sexo o el juego y no es verdad. A lo que te enganchas es a lo que el alcohol, la droga, el sexo o el juego le hace a nuestro cerebro. Al colocón. En las apuestas te enganchas a jugar, a apostar, no a ganar. Por eso sigues aunque pierdas», explica Jon Mardaras, director terapéutico de Crea Rehabilitación de Adicciones. «El problema es que hasta que no jugamos no sabemos si corremos ese riesgo, si somos o no 'enganchables', y tu familia tampoco lo nota porque hoy estar todo el día con mirando el móvil no es muy llamativo. Al final, puede que no seas consciente hasta que no se destape el agujero económico», advierte.
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