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Solange Vázquez
Martes, 9 de mayo 2023, 18:11
Quizá porque nunca ha pasado en países occidentales -pero sí en Zimbabue, Malasia... donde ha habido presidentes que hasta han superado los 90 años- o quizá porque cuando las cosas ocurren en EE UU las miramos con una lupa mucho más exigente, pero lo cierto ... es que la intención de Joe Biden de presentarse a un segundo mandato a sus 80 años ya cumplidos ha generado numerosas reticencias hasta entre sus propios votantes. De ganar las próximas elecciones y completar el ciclo de ocho años que acostumbran a agotar los mandatarios estadounidenses, terminaría su presidencia con 86... ¿Es demasiado?
Biden está presente en el Libro Guinness de los Récords como el presidente más viejo del mundo -¿dudoso honor?- y sus enemigos políticos han aprovechado la cuestión de su edad para atacarle sin piedad, algo que, de momento, Biden parece llevar con humor (al menos, de cara a la galería). «¿Me llaman viejo? Yo lo llamo estar curtido», proclamó en una cena con los corresponsales políticos. «Se podría pensar que no me gusta Rupert Murdoch (el magnate es nonagenario). No es cierto. ¿Cómo puede no gustarme un tipo que me hace parecer Harry Styles (un jovencísimo artista británico)?», ha bromeado en alguna ocasión.
La pregunta del millón es si hay algo de cierto en las críticas de quienes creen que el reto de liderar un país -y no uno cualquiera- es inasumible para las capacidades de un octogenario. Tres expertos nos lo explican.
Con el presidente ya se ensañaban cuando tenía 79, 78, pero no tanto. A los 80... barra libre a las bromas. «Son los prejuicios relacionados con el cambio de década, algo especialmente acusado a los 80. A partir de esa edad, nos miran con otras 'gafas'. Un ejemplo: a los 40 se nos olvidan las llaves y somos unos despistados, pero a los 80 lo atribuyen al deterioro cognitivo», sentencia José Luis Cabezas, profesor de Psicología del Desarrollo de la Universidad de Granada y toda una autoridad en mayores.
Tal y como explica, los 80 son una barrera mental. «A lo largo de la vida hay cambios, pero se cocinan a fuego lento, no cuando llegas a una edad determinada», insiste. El de los 'ochentañeros' es un colectivo muy heterogéneo, apunta, en el que, si la salud no nos ha dado un revés, «incluso se ganan cosas». «Hay estudios que indican que hay un aumento de ciertas habilidades: ganamos vocabulario, tenemos más capacidad para relativizar (esto hace a la gente más feliz) y más sabiduría (que es una mezcla de de visión, inteligencia y experiencia). Según explica, es sorprendente que ahora a Biden se le critique por ejercer el poder a su edad, cuando, aparentemente, goza de buena salud. «En otras culturas las personas de edad eran o son la referencia», apostilla.
¿Desde el punto de vista de la neuropsicología hay razones para que una persona de 80 años no pueda pensar como una joven? No hay datos científicos que avalen esto. pero Javier Tubío, investigador y profesor del Máster en Neuropsicología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), es muy claro. «¡No hay nada que evite el envejecimiento del cuerpo y el cerebro formas parte de él!», indica. Desde los 60 años hay cambios microscópicos y macroscópicos que sí se aprecian a nivel cognitivo, «y a los 80 ya se notan mucho». Pero hablamos de promedios, porque si la genética es buena y el estilo de vida también, hay casos en los que pensamos con claridad.
«También es determinante el nivel educativo que hayamos tenido, según las investigaciones. En el caso de Biden será alto y esto es un factor protector para llegar a mayor con buena salud cerebral. ¿Que tiene despistes (el hipocampo donde reside la memoria episódica a corto plazo sí resiente con la edad)? Bueno, eso es insignificante en su desempeño diario. Es más importante que le funcionen bien otros tipos de memoria y la capacidad para asociar».
«Los 80 de ahora no son los de hace 20 o 30 años», resume Lucía Martínez, investigadora del ámbito social y profesora de la Universidad de Navarra. «Hemos ganado años de vida, pero el factor social sigue siendo determinante. La gente con pensiones más altas vive más años, según los estudios. También influye dónde vives, tu trabajo...», enumera. Si hemos nacido en una familia acomodada, como es el caso de Biden, hay más posibilidades de tener 80 años lúcidos.
Los políticos viven siete años más de media que el común de los mortales, según según un estudio de la Universidad de Oxford que ha analizado la vida de 57.000 políticos desde el siglo XIX hasta 2017. ¿Las razones? Se cree que es porque cobran mucho más que la media y disponen de mejor asistencia sanitaria.
Mahathir Mohamad (dejó su cargo como primer ministro de Malasia con 94 años); Simon Peres (pasó los 90 años como mandatario de Israel); Robert Mugabe (presidente de Zimbabue hasta bien pasados los 90); Joaquín Balaguer (dejó la presidencia de República Dominicana a los 89); y Raúl Castro (en el poder hasta los 88) son algunos de los mandatarios que más edad han alcanzado.
Un informe de Naciones Unidas revela que, a nivel mundial, el 50% de las personas tiene prejuicios derivados por la edad.
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