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José Carlos Castillo
Jueves, 4 de mayo 2023, 00:05
Cuando barajamos regalos para el Día de la Madre, que se celebra este domingo, casi siempre pensamos en obsequios de corte clásico como perfumes, pañuelos o ramos de flores, aunque de un tiempo a esta parte también se han incorporado los tecnológicos. Pero, ¿cómo asegurarnos ... de que les compramos algo verdaderamente útil? Hemos preguntado a una decena de madres de todas las edades por el dispositivo sin el que ya no pueden vivir. Estas son sus respuestas.
Ángeles V. (Madrid, 61 años) solía escuchar la radio en la cama, aunque para ello seguía utilizando unos auriculares con cable conectados a su viejo transistor: «Mi hijo me sorprendió con unos cascos inalámbricos que se conectan solos al móvil. Ahora los uso también durante el día para escuchar música mientras ordeno la casa o al ir en bus por la mañana, camino de la piscina».
Francisca P. (Cuenca, 46 años) nunca encontraba tiempo para ir al gimnasio, aunque tenía el firme propósito de llevar una vida más activa. Encontró la solución con el videojuego 'Ring Fit Adventure' para Nintendo Switch: «Incluye un aro de pilates con el que tienes que imitar los ejercicios que van apareciendo en la tele. Al ser un juego, terminas sudando sin darte cuenta. Si lo pones un poco todos los días no tardas en coger el hábito».
Gloria B. (Madrid, 72 años) se preguntaba «qué era eso de Netflix» de lo que tanto hablaban sus hijos en el grupo de WhatsApp familiar. Su televisor tenía ya bastantes años y no era compatible, por lo que le regalaron un reproductor multimedia como los que venden Apple ('TV') y Amazon ('Fire Stick'): «Ahora puedo ver series y novelas siempre que quiera. Es un gran invento».
Los altavoces inteligentes están haciendo la vida más fácil a personas como Adela G. (Cádiz, 68 años), al poder obtener ayuda e información de viva voz. Algunos modelos también cuentan con pantalla, por lo que hacen las veces de marcos de fotos digitales: «Me trae muchos recuerdos ver cómo pasan las fotos de mis hijos y mis nietos por la pantalla. Además, con la cámara que trae pueden hacerme llamadas de vídeo».
Amaia L. (Bilbao, 39 años) perdía las llaves cada dos por tres. Sus hijas, con la 'ayuda' de su marido, le regalaron un llavero capaz de situar sus objetos personales en un mapa: «Solo tengo que abrir una 'app' en el móvil y descubrir al momento dónde he dejado las llaves. Incluso puedo hacer que el llavero suene para encontrarlas más rápido». Marcas como Apple, Samsung o Tile venden este tipo de balizas.
Para Lucía G. (Málaga, 35 años), barrer el pelo de sus mascotas se convertía en un suplicio cada vez que llegaba el tiempo de muda. Se autorregaló un robot aspirador y todo cambió: «Escogí uno de los últimos modelos, que vacían solos el depósito de suciedad y tienen función de fregado. Es fantástico llegar a casa del trabajo y ver que el suelo está impoluto».
María P. (Málaga, 55 años) descubrió todo un mundo de posibilidades cuando su hijo le regaló una de las famosas freidoras de aire: «Era bastante escéptica, pero cocinar sin aceite nos ha hecho ganar en salud sin perder el sabor. Lo mismo preparo unas patatas que unas albóndigas o unos lomos de salmón. Solo hay que meterlos en la cesta y pulsar un par de botones. ¡Y ya no se ensucia tanto la cocina!».
Águeda M. (León, 73 años) creció entre discos de vinilo, por eso no pudo alegrarse más cuando sus hijos le regalaron un tocadiscos nuevo: «El viejo dejó de funcionar hace muchos años y no tenía forma de escuchar los discos de mi juventud. No suelo entenderme con los aparatos modernos, pero los tocadiscos de ahora funcionan como los de antes, así que me apaño muy bien para escuchar a Camilo Sesto o Rocío Jurado».
Carmen M. (Tarragona, 53 años) estaba harta de hacer fotos con el móvil porque terminaban cayendo en el olvido conforme aumentaba su álbum digital: «Es lo típico que las haces y no las vuelves a mirar. Entonces me regalaron una impresora compacta que se conecta al móvil y deja imprimir cualquier foto. He puesto algunas en mi mesa de la oficina y en el aparador de la entrada de casa».
Ser consciente de los pasos que damos y las calorías que consumimos al cabo del día es una buena forma de saber si llevamos un estilo de vida saludable. Las pulseras de monitorización cumplen este propósito, además de alertar de las notificaciones del móvil, medir el ritmo cardíaco e incluso registrar nuestro tiempo de sueño. Paula G. (Ourense, 42 años) ya no deja pasar un solo día «sin registrar, como mínimo, 10.000 pasos. Leí que pasar muchas horas sentado es de lo más perjudicial para el cuerpo».
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