Secciones
Servicios
Destacamos
Entrar en el pasillo de productos cosméticos del supermercado a por una crema para la cara es de valientes. No porque sea peligroso, sino porque puedes terminar echando la tarde leyendo envases sin saber cuál comprar. El prospecto muchas veces no es tan detallado como ... nos gustaría y no todo el mundo tiene claro cuál es su tipo de piel. Además, el precio también influye y, si encima se va con prisa, puede acabar en el carrito el bote más «bonito y barato», aunque no sea necesariamente el más «bueno». Si le ha pasado, no se preocupe, porque la industria cosmética se ha dado cuenta y tiene la solución: productos de belleza personalizados.
No es algo nuevo. La personalización de la cosmética ya tiene años de recorrido, pero ahora las marcas quieren ir un paso más allá y sus grandes aliadas son las nuevas tecnologías. Así lo afirma el informe 'Beauty Tech Futures', del Grupo de Innovación de la Compañía Wunderman Thompson Intelligence, que explora cómo la cultura digital, la innovación tecnológica y los avances científicos están cambiando la industria de la belleza y marcando el comienzo de una nueva era. Según el documento, «las marcas de cuidado de la piel y belleza están recurriendo a la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y el análisis de datos para brindar una personalización sin precedentes y un conocimiento profundo a los consumidores».
Ejemplos recientes lo avalan. La ciencia Shade-Match TM, de Clinique, utiliza un algoritmo para aconsejar el tono de la base de maquillaje más parecido al de la piel y los tres tonos de labial que más favorecen. Es la novedad de la marca después del éxito de Clinique iD, una crema facial que incluye ingredientes activos potentes para conseguir hasta 20 combinaciones que permiten hidratar y tratar el cutis en función de los requisitos individuales. «El consumidor es cada vez más exigente, y busca productos que se adapten a sus necesidades más específicas. Sabe que las nuevas tecnologías pueden cubrir esta necesidad y lo demandan», comenta Amada Bernat, directora de Comunicación de Clinique. «El futuro de la cosmética es personalizado y será más 'smart', más transparente en ingredientes y más respetuoso con el medio ambiente».
Otras innovaciones originales son las de la incubadora tecnológica de L'Oreal. My Skin Track UV de La Roche-Posay es un sensor electrónico portátil sin batería que controla la exposición a los rayos ultravioleta y calcula los niveles de humedad, polen y contaminación a lo largo del tiempo para realizar un diagnóstico cutáneo y hacer recomendaciones personalizadas. Se activa con el sol y está conectado a una aplicación móvil que permite acceder a los datos fácilmente.
Esta tecnología precede a otra, incluso más moderna, que la firma francesa planea lanzar el próximo 2021. Se llama Perso y será el primer sistema que, mediante el uso de la inteligencia artificial, dará la posibilidad de crear tratamientos para la piel, bases de maquillaje y varios colores de pintalabios desde casa. El cliente solo necesitará introducir las características de su piel y sus preferencias en la 'app' y después hacerse un 'selfie'. A partir de la evaluación de esos datos y de los proporcionados por la plataforma Breezometer sobre la calidad del aire, el dispositivo creará la fórmula más adecuada para el usuario. Esta se dispensará a través de la parte superior del aparato gracias a un motor y un sistema de cartuchos que, gracias a las etiquetas NFC, podrán ser recargados a través de la 'app' en cualquier momento. «Durante décadas, los consumidores han luchado por encontrar su producto de belleza perfecto, y ha sido con la tecnología cuando han empezado a encontrar soluciones», expresa Guive Balooch, director de la incubadora tecnológica de la compañía.
Sobre esta constante evolución tecnológica aplicada a la belleza, desde la Sociedad Española de Químicos Cosméticos, la técnico-regulatoria especializada en cosmética, Carmen Esteban, destaca que el principal reto es su regulación, porque cada uno de estos productos es único. «Los puntos críticos a considerar, basándonos en el Reglamento europeo 1223/2009 sobre productos cosméticos son: el cumplimiento de las buenas prácticas de fabricación, su correcta trazabilidad (etiquetado y número de lote), y su seguridad».
Por otra parte, en el campo de la dermatología, la tecnología más reciente es la ecografía cutánea, que empezó utilizándose para la detección y seguimiento de las enfermedades de la piel (tumores, psoriasis, hidrosadenitis) y ya se utiliza a nivel estético. «Un estudio de la dermis analiza el nivel de colágeno y el grado de envejecimiento de la piel y con los datos se aplica el tratamiento cosmético más efectivo», expresa la doctora Lydia Trasobares, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, que recuerda que, a pesar de todo, el mejor cuidado de la piel comienza por evitar los agentes que más la dañan, especialmente el tabaco y la exposición solar.
Piel normal Es suave al tacto, plástica, con poros poco visibles, tono uniforme y sin imperfecciones aparentes.
Piel seca Tiene un aspecto y tacto áspero y poros poco visibles, tira, pica y se enrojece fácilmente.
Piel grasa Es brillante, con tendencia a impurezas, tiene una textura irregular y poros grandes.
Piel mixta Presenta áreas grasas en la Zona T (frente, nariz y barbilla) y zonas secas, especialmente las mejillas.
Piel sensible Es fina, clara, algo seca, tira, pica, se descama y enrojece fácilmente, y es susceptible a los agentes externos y a productos inadecuados.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.