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Seamos realistas: por mucho que se critique el hábito de comer mientras se ve la televisión, todos lo hacemos. Y eso que hay ya muchos estudios –sobre todo en Estados Unidos– que alertan de que es un factor que fomenta la obesidad. Y este es ... sólo el 'daño colateral' más evidente de un rosario de males que incluye otros problemas de salud, alteraciones psicológicas y hasta bajo rendimiento académico. ¿Tan malo es?
El presidente de la Asociación Española de Nutrición y Dietética, Guiseppe Russolillo, no quiere caer en el alarmismo: «Hoy en día, por los horarios y las prisas, es difícil no ver la televisión mientras se come». Y esto es preocupante, sobre todo, en el caso de los más pequeños. Al disminuir (a veces hasta casi desaparecer) el número de comidas en compañía y en la mesa –'estructuradas'– se está renunciando al que tradicionalmente ha sido un epicentro de socialización, algo fundamental en nuestros primeros años. «El ser humano es el único animal que no come solo. Y esto es importante, porque comiendo solos corremos el riesgo de 'animalizarnos'», asevera Russolillo. Y la pantalla no cuenta como compañía, lo sentimos.
Así, según explica, cuando a un niño se le deja solo ante la 'caja tonta' con su comida, tarda más y no se termina el plato porque su cabeza está en otro sitio, no en saborear, comentar los alimentos o quedarse con el ejemplo de lo que ingieren o hablan los adultos. Pero casi es peor en el caso de las personas mayores que se quedan solas y se ponen ante la tele con su bandeja. «Pierden el apetito. Por eso en su caso es recomendable que, antes de comer o cenar solos con la tele, vayan a algún lugar donde haya gente», apunta el presidente de la Asociación Española de Nutrición y Dietética. Por eso, ve bien que acudan a tomar el menú del día o a un centro de la tercera edad... así evitan el sedentarismo y también la pereza de hacer comida para ellos solos.
Porque sentarse a la mesa con otras personas ha sido siempre un salvoconducto para preservar la salud. Mayores y niños eran 'vigilados' tradicionalmente por la madre, la maestra de ceremonias de cenas y comidas, para que ingiriesen la cantidad adecuada de alimentos, cuidando además su variedad. «Y las raciones son, intuitivamente, más ajustadas cuando se come así. La madre o el padre reparten la comida y, echan a cada uno lo que precisa, a veces inconscientemente.Si tienen una hija deportista o un hijo metalúrgico le darán más. Y a los miembros más sedentarios les llenarán menos el plato».
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Además, comer acompañado y en la mesa también tiene importantes efectos psicológicos. «Hay estudios que revelan que los jóvenes tienen menos riesgo de caer en las drogas o sufrir anorexia o bulimia y que hasta sacan mejores notas», sostiene. Y eso es porque sentarse a la mesa con los seres queridos es un momento para escuchar y ser escuchado... y, vale, también para broncas. «Hay que tratar de evitarlas. claro –dice Russolillo–. ¡Pero eso forma parte de la socialización!».
Para Cecilia Díaz-Méndez, catedrática de la Universidad de Oviedo y miembro del grupo de investigación enSociología de la Alimentación, «la desritualización de la comida, donde la tele juega un papel importante, se inició hace décadas». «Socialmente, no tiene por qué suponer un empeoramiento.Habrá que esperar para ver si es así».
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Bajar el volumen de la TV Si vas a comer delante de la TV, es aconsejable que el volumen sea bajo para que no 'tape' las conversaciones, en caso de que estés acompañado.Si estás solo, también es bueno que el sonido no te sature, de modo que tu atención no quede del todo embotada.
El desayuno, nunca Es la comida más importante del día y estamos aún despertando el cuerpo y la mente.Así que no es buena idea que la concentración se vaya a la TV. Sobre todo en el caso de los niños (qué frecuente es ponerles los dibujos animados a esa hora) que se demoran en exceso y no se terminan el alimento. De dejarles comer ante la TV, es mejor que sea a la cena o a la comida.
Ponerse raciones 'planeadas' Si va a comer ante la tele, para minimizar el impacto negativo, échese antes en el plato una cantidad lógica (no se lleve una fuente, que sin darse cuenta puede acabar terminándosela sin darse cuenta). Y opte por alimentos sanos, cocinados por usted, no caiga en el 'de perdidos, al río' y se ponga morado de comida basura.
El fin de semana, en mesa Los horarios nos pueden hacer comer ante la tele los días laborales.Pero el fin de semana hay que reservarlos para sentar a la familia a la mesa. No hay excusas.
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