Lección de matemáticas desde Dublín

Entre los 'profes' que se han incorporado a este mercado de la enseñanza 'online' hay una mayoría de jóvenes universitarios, que combinan este trabajo con sus estudios, junto con docentes y otros profesionales con empleo que se sacan un suplemento a su sueldo gracias a esta actividad.

Juan Díez cursa Ingeniería Informática en Madrid, vive en una residencia de estudiantes y no anda sobrado de dinero. «Me enteré porque estaba en Linkedin y me salió publicidad de las plataformas 'tusclasesparticulares' y 'superprof'. Me pareció buena idea y colgué mi anuncio. Eliges las materias que quieres dar, en mi caso, matemáticas y física, y pones tu titulación y el perfil del alumno al que prefieres impartir clases: adultos, niños, universitarios... Yo elegí estudiantes de ESO», detalla.

La plataforma te informa incluso de la tarifa media que se cobra por la asignatura. La horquilla va de los 13 a más de 15 euros, según la dificultad de la materia –las de Universidad son las más caras–. «Pones un precio y esperas a que te contacte el alumno interesado. Cuando alguien te elige, recibes un mensaje de la persona que solicita tus servicios y entras en contacto con ella para ver los días, horarios, nivel... por el chat de la web», añade este joven informático. El alumno puede puntuar al profesor cuando finaliza el periodo de clases.

María Andreu, una joven valenciana de 23 años graduada en Marketing digital, trabaja en una empresa en Irlanda y da clases 'online' para completar su sueldo, ya que en Dublín tiene que afrontar unos gastos de alquiler y de vida altos. «Utilizo la plataforma 'classgap'. Entras y te haces un perfil como profesor o alumno. Yo puse que quería dar clases a jóvenes, niños o adolescentes de inglés, matemáticas, empresa y preparación de entrevistas. Cobro 15 euros por una clase suelta y 13 euros si adquieren un bono de diez. La plataforma se queda el 20%», cuenta.

En la actualidad, María da inglés a un escolar de Málaga desde su apartamento en la capital irlandesa. «Reservas las horas y en la aplicación te sale una alerta cinco minutos antes para conectarte al aula y activar las cámaras. Después de cada clase puedes dejar comentarios para que los lea el alumno: si va mejorando, qué debe trabajar...». A su vez, ella recibe clases de francés de una chica que vive en París.

Las academias presenciales también han incorporado esta oferta. «Ha crecido la demanda de clases 'online' desde la pandemia y nos ha llevado a acelerar el proceso, que ya habíamos iniciado, de oferta de enseñanza a distancia», explica Beatriz Fernández, directora general de Mundoestudiante. Este grupo educativo –con 45 años de historia y diez academias repartidas por Madrid, Andalucía y Castilla León– imparte clases a distancia a estudiantes de muchas comunidades y de otros países como México, Venezuela o Chile que buscan superar la prueba de acceso a la Universidad española. Las clases 'online' las solicitan los alumnos más mayores, «de Bachillerato y universidad, que son ya más autónomos».

En la web 'buscatuprofesor.es' coinciden en que la demanda de formación a distancia aumentó especialmente desde el estado de alarma. Resaltan que las materias más solicitadas son las de ciencias –matemáticas, física y química–, seguidas del inglés.

Este modelo de enseñanza ha llegado para quedarse tanto dentro de los colegios como fuera, en el campo del refuerzo académico. «El mundo 'online' resurgió para dar respuesta al nuevo escenario que ha irrumpido con la pandemia, como modo alternativo a la educación presencial, lo que le ha permitido ganar una credibilidad que durante muchos años se le ha negado, ya que se consideraba algo ajeno al ámbito educativo y cuyo uso se debía limitar a escasas actividades en línea», argumenta Aitor Álvarez, director del área de Psicología de la Educación de la Universidad Internacional de La Rioja. «Abre grandes posibilidades en el proceso formativo de los estudiantes», incide este experto.