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J. Castillo
Martes, 3 de diciembre 2024, 00:13
La pandemia de covid trajo consigo un cambio diametral en la rutina profesional de millones de personas en todo el mundo: los madrugones y los atascos dieron paso al trabajo en pijama, tras dar apenas unos pasos desde la cama a la mesa del salón ( ... convertida en escritorio improvisado). Desde entonces, cada vez más empresas ofrecen a sus empleados la posibilidad de teletrabajar.
Por supuesto, también son muchas las compañías que han retornado al trabajo presencial o han optado por formatos híbridos, pero lo cierto es que tienden a ocuparse primero aquellos empleos que pueden desempeñarse de forma remota. Esto ha instaurado el concepto de 'nómada digital', que designa a aquellas personas que se sirven de Internet para acometer sus funciones en cualquier parte, lo que les permite variar de residencia periódicamente: ¿cambiar la ciudad por una casa rural, portátil en ristre? Más que plausible. Incluso hay quien ya habla de 'traviajar', en referencia a la posibilidad de compaginar turismo y jornada laboral.
En España la instauración del Visado de Nómadas Digitales ya ha atraído a más de 753.000 trabajadores remotos, lo que no es de extrañar considerando las óptimas infraestructuras de ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia; urbes que lideran el listado elaborado por el sitio srcasino.
Madrid es la ciudad española con mayor número de búsquedas de trabajo remoto computadas (8.910) en el informe. Además cuenta con 193.638 puntos de acceso WiFi, 139 espacios de coworking y más de un millar de cafeterías habilitadas a dicho respecto, con buenos picos de velocidad de Internet tanto en descarga (151 Mbps) como en subida (67 Mbps). Por contra, el precio del alquiler de un estudio céntrico supera los 1.300 euros de media y pueden cobrarnos hasta 2,44€ por un café si pretendemos trabajar fuera de casa.
En segunda posición encontramos a Barcelona, con 7.982 búsquedas de trabajo remoto, 202.248 puntos de acceso WiFi, 194 espacios de 'coworking' y unos picos de velocidad de 124 y 63 Mbps respectivamente. Los precios de alquiler resultan similares a los de la capital española, situándose la tercera clasificada (Valencia), ligeramente por debajo del millar de euros. En la Comunidad Valenciana, tanto el número de puntos WiFi (41.242) como el de espacios de coworking (194) descienden de forma significativa. No así los picos de velocidad (164 y 52 Mbps).
La cuarta clasificada es Palma de Mallorca (33.952 puntos WiFi y 17 espacios de 'coworking'), seguida por San Sebastián (10.071 y 8), Málaga (23.072 y 25, aunque inferior en otros apartados), Vitoria (5.847 puntos WiFi y 6 áreas de coworking) y Sevilla (29.407 y 19).
Cierran la tabla Bilbao y Tarrasa. Más concretamente, la capital vizcaína cuenta con 25.965 puntos de acceso WiFi, 13 espacios de coworking por núcleo de población, una media de 150 cafeterías habilitadas y unos picos de velocidad de 127 Mbps en descarga y 46 Mbps en subida. Todo ello con un alquiler medio de 925 euros para un apartamento céntrico de una habitación.
Según los últimos datos disponibles, en nuestro país teletrabaja un 15,1% de la población ocupada, lo que equivale a 3,2 millones de personas (más mujeres que hombres). Todos ellos coinciden al señalar las principales ventajas del trabajo remoto:
■ Menos estrés y más tiempo libre: En las ciudades más pobladas, cualquier trabajador puede tardar una media de 50 a 60 minutos en llegar a su puesto. Quien trabaja desde casa puede aprovechar este tiempo para ir al gimnasio y, de paso, rebajar sus niveles de ansiedad, lo que en último término repercute beneficiosamente en la salud.
■ Una dieta más equilibrada: Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan millones de españoles cada día es alimentarse adecuadamente durante la jornada laboral. Los picoteos en la oficina y los menús hipercalóricos del bar de la esquina terminan pasando factura e impiden un mínimo control de los macronutrientes ingeridos. Quien trabaja desde casa, por contra, puede planificar una dieta semanal mucho más sana.
■ Aumenta la productividad: Aunque muchos ven al teletrabajador como un ocioso, predispuesto a distraerse con cualquier cosa al no encontrarse bajo supervisión directa, los últimos estudios atestiguan lo contrario. Trabajar en una 'oficina' doméstica fomenta la concentración y nos hace ser más eficientes por norma general.
En relación a los puntos anteriores, los expertos aluden también a un mayor número de horas de sueño (algo fundamental para el correcto funcionamiento del organismo), la flexibilidad de horarios y el beneficio para nuestros pulmones de no exponernos cotidianamente a la polución en horas punta.
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