¿Acabaremos trabajando de pie? Llegan los escritorios elevables

A priori, trabajar de pie frente a un ordenador puede parecer una pesadilla (uno se imagina con calambres y dolores de espalda), pero la biología humana nos cuenta una historia bien distinta: el ser humano nace predispuesto a la posición bípeda, por lo que nuestro cuerpo no está preparado para permanecer ocho horas diarias (o más) sobre nuestras posaderas. Otras cosa es que nos hayamos acostumbrado a ello.

«Las investigaciones han relacionado el hecho de estar sentado durante tiempos prolongados con una serie de problemas de salud. Estos incluyen obesidad y un conjunto de enfermedades (aumento de la presión arterial, niveles altos de glucosa sanguínea, exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y niveles no saludables de colesterol) que constituyen el síndrome metabólico. Pasar demasiado tiempo sentado en general y permanecer así por períodos prolongados también aumenta el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y cáncer», recuerda el doctor Edward R. Laskowski, especialista en medicina deportiva.

Si nos tomamos a rajatabla algunas de las investigaciones a las que hace referencia Laskowski, encontramos que quienes pasan más de ocho horas diarias sentados (sin practicar actividad física) tienen una probabilidad de muerte similar a la de las personas obesas o fumadoras. Estos riesgos pueden mitigarse con unos 60 minutos de ejercicio diarios, tranquiliza el doctor, quien ofrece recomendaciones cotidianas: ponernos de pie cada media hora o mientras hablamos por teléfono... o agenciarnos un escritorio de pie (cuando no una mesa alta o un mostrador), una opción que se está poniendo de moda.

¿Por qué su éxito? Ofrecen ventajas como una mejora de la circulación, ya que permiten cambiar de postura y evitan el adormecimiento de las piernas. Además, estar de pie también incrementa el gasto energético: los músculos consumen más calorías (aunque sea de forma marginal), lo que a largo plazo contribuye a reducir la acumulación de grasa alrededor de la cintura.

Otros problemas (tremendamente frecuentes) como el dolor de lumbares, las contracturas o la fatiga pueden resolverse al combinar uno de estos tableros con sillas de oficina ergonómicas, diseñadas para reducir las molestias de espalda. De hecho, trabajar erguidos ayuda a fortalecer dicha parte del cuerpo y a ganar masa muscular (también en glúteos y cuádriceps).

Y una última ventaja, nada desdeñable: diversos estudios han demostrado que ponernos de pie mientras planificamos una reunión o escribimos un correo electrónico resulta beneficioso para el cerebro: aumenta la concentración, disminuye el cansancio mental, predispone a la creatividad y facilita la comunicación entre compañeros.

Pues nada, ¿jubilamos las sillas del trabajo? No exactamente. Permanecer de pie, rígidos, tampoco es lo aconsejable: hay que cambiar de postura cada media hora, lo cual no tiene por qué suponer un esfuerzo adicional. Podemos variar nuestro pie de apoyo, realizar estiramientos o cualquier otro movimiento que nos permita activar aquellas partes del cuerpo que lleven demasiado tiempo quietas.

Para Gustavo Morales, un oficinista malagueño de 52 años que optó hace meses por uno de estos escritorios elevables, lo ideal es «ir cambiando de posición durante el día». «Me duele mucho menos la espalda y estoy menos entumecido. También es cierto que hay tareas para las que me viene mejor una postura u otra. Por ejemplo, si tengo que llamar por teléfono o validar documentos, prefiero subir la mesa. La bajo si necesito estar muy concentrado: cuanto toca redactar algún informe o cuadrar reuniones».

A Morales también le funciona fijar recordatorios para ponerse de pie bien mediante un asistente por voz (Alexa, Siri, Google...), bien a través de las pulseras de monitorización o los relojes inteligentes que cada vez más llevamos en la muñeca: «Al principio lo ves como una obligación, pero en unas semanas lo haces mecánicamente. Se nota la diferencia».