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En La Coruña se concentra el mayor porcentaje de personas con ojos azules de España. Este dato pone encima de la mesa un debate científico: cuál es el origen de esa tonalidad del iris. Las investigaciones realizadas muestran que tiene que ver con el menor ... mestizaje en Galicia que en otros pueblos y algún estudio lo relaciona también con una adaptación física a la falta de luz solar. Las creencias populares asocian este color con el riesgo de sufrir más problemas en los ojos. ¿Es cierto? Los expertos aclaran las dudas.
La melanina, que establece la tonalidad de la piel, también es la que determina el color de los ojos. A mayor cantidad de ese pigmento en el iris, más oscuro será el color del ojo; y cuanto menos, será más claro, tendiendo a tonalidades azules o verdosas.
El marrón es el color de ojos más común, el que tiene entre el 70 y un 79% de la población mundial. El azul es el segundo más popular (entre un 8 y un 10%) y el verde es el menos frecuente de todos, tan solo un 2%. Estonia es el país del mundo con más personas de ojos azules, con casi el 90% de su población. Le sigue Finlandia, con un 89% y, a continuación, Suecia e Islandia. En España el ranking lo lidera Galicia –en especial La Coruña–, Asturias y Cantabria (entre el 35 y el 40% los tienen azules y verdes), según el informe publicado por el foro Eupedia. Valencia y el oeste de Andalucía están a la cola en población con ojos claros (menos del 10%).
Una de las explicaciones a ese alto porcentaje de coruñeses que parecen nórdicos lo encontramos en los trabajos de Medicina Genómica que dirigió Ángel Carracedo de la Universidad de Santiago. «Los gallegos reflejan un legado genético procedente del norte de África mayor que el de los andaluces o cualquier otro pueblo de España, ya que tienen un alto grado de consanguinidad, una consecuencia de un menor mestizaje que el de otros pueblos», detalla en su trabajo.
Un equipo de investigadores, dirigidos por el genetista danés Hans Eiberg – que utilizó material genético del Copenhague Family Bank perteneciente a tres generaciones de personas de ascendencia danesa– descubrió que todas las personas de ojos azules que hay en el mundo, aproximadamente 150 millones, comparten un único ancestro común. Vivió en el Neolítico, hace entre 6.000 y 10.000 años, emigró de África a Europa y sufrió una rara mutación en el gen OCA2, que dificultó la capacidad de su cuerpo para producir melanina. Esta característica genética es la que habría perdurado entre la población gallega por la menor mezcla con otros pueblos.
«La mayoría de las poblaciones del mundo tienen ojos de diferentes tonos de marrón. Sin embargo, en gentes de origen europeo existe mayor diversidad. Además del marrón –el más común– hay otros colores prácticamente ausentes en poblaciones de otros continentes. Entre ellos azul, gris, verde o ámbar», señala el genetista Antonio Caruz. «Semejante variedad no puede existir por capricho. Si la evolución ha favorecido que existan diferentes tonos de iris debe ser por algo. Pero lo cierto es que tanto la función fisiológica del color del iris como sus posibles ventajas biológicas son un misterio», incide.
Con el color de la piel no hay tanto desconocimiento. «Sabemos que está asociado con la intensidad de la radiación ultravioleta», añade Caruz. La evolución selecciona una piel más clara a medida que nos alejamos del Ecuador. «Se debe a que es necesario que exista un equilibrio entre la protección de la piel frente a la radiación ultravioleta y la producción de vitamina D, que es estimulada por los rayos del sol. Una piel excesivamente pigmentada en latitudes muy al norte (o al sur) daría lugar a una deficiencia de esta vitamina y problemas de salud, especialmente en la formación de los huesos», precisa.
Como en el caso de la piel, algunos estudios sugieren que la alta proporción de gallegos con ojos azules también tiene que ver con la luz solar. Sus ojos se habrían tornado claros con el paso de los siglos hasta hacerse un rasgo genético –menos melanina en el iris–, con el fin de adaptarse para recibir mejor la escasa luz solar y sintetizar la vitamina D.
Además de relacionar el color azul con zonas de poca luz solar, también es habitual considerar que son ojos más débiles. «Es un mito sin ninguna base científica, no está probado que el color afecte a la visión o a la salud ocular. De hecho, estadísticamente está comprobado que las personas con ojos claros tienen las mismas posibilidades de desarrollar complicaciones en la vista que las que tienen ojos oscuros», señala el oftalmólogo Carlos Lisa, del instituto Fernández-Vega.
Pero hay otra creencia popular que sí tiene algo de verdad: puede afectarles más la luz. «No está relacionado con ningún tipo de enfermedad y es una mera cuestión de la composición del ojo. Al ser más claros (menos pigmento en el iris), dejan pasar mejor la luz y por eso sufren más fotofobia».
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