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Las verrugas no tienen buena prensa, pero en realidad es más por un tema estético (son consideradas símbolo de fealdad) que de salud. Estos pequeños bultos rugosos y ásperos al tacto que aparecen en la superfice de la piel suelen ser inofensivos y, en la ... mayoría de los casos, desaparecen por sí solos con el paso del tiempo. «No obstante, si son recurrentes, nos resultan antiestéticas o están en una zona con un gran riesgo de ser arrancadas se debe valorar su eliminación», argumenta la doctora Letizia Alonso, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén.
¿Por qué nos salen? Las verrugas comunes están causadas por algunos subtipos del Virus del Papiloma Humano (VPH), un germen muy frecuente que se transmite por contacto directo. «Esta patología de la piel afecta preferentemente a niños y gente muy joven por su propia forma de relacionarse entre ellos a través del juego, lo que multiplica las posibilidades de contagio y autocontagio. De hecho, se calcula que un 10% de la población infantil tiene verrugas», precisan en la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). El periodo de incubación oscila entre las cuatro semanas y los ocho meses desde la exposición al virus.
Aunque muchas veces se llama verruga a «cualquier formación abultada sobre la piel», estas tienen una serie de rasgos concretos que nos ayudan a diferenciarlas de un lunar, un molusco o un punto rubí. «Su aspecto exterior es muy parecido al de una coliflor y el color resulta más o menos similar al tono de la propia piel. Además, las verrugas comunes también pueden presentar pequeños puntos negros en su interior, que son vasos capilares de sangre coagulada. Esta característica es especialmente frecuente en las situadas en la planta del pie (papilomas), que suelen ser las más molestas porque pueden resultar incómodas y dolorosas tanto al calzarse como al caminar», precisa la doctora Alonso.
Todas las verrugas tienen el mismo origen pero se diferencian unas de otras por su aspecto (planas, filiformes...) y por su localización: condilomas (ubicadas en la zona genital, tanto masculina como femenina); plantares (en la planta del pie) y subungueales o periungueales (bajo las uñas o alrededor de ellas).
Algunas verrugas desaparecen por sí solas al cabo de unos meses, de manera que solo hay que tener un poco de paciencia. Ahora bien, si lo que queremos es deshacernos de ellas, el tratamiento al que suelen recurrir los dermatólogos en consulta «consta de limado, más crioterapia con nitrógeno líquido o láser de colorante pulsado. Estas técnicas dejan sin riego sanguíneo la zona de la verruga, que se acaba necrosando. Después, se forma una costra oscura que se cae a las dos semanas más o menos. En verrugas muy grandes se usa también el láser Co2», precisa la dermatóloga del Grupo Pedro Jaén. Cuando no se puede hacer todo el tratamiento en consulta, se recurre a los tratamientos queratolíticos domiciliarios. «Es decir, se destruye la verruga quemándola poco a poco con ácido salicílico, retinoico, formaldehído... En estos casos, se debe limar la verruga a diario, ya que el producto crea una capa blanquecina que hay que ir retirando», añade la especialista.
¿Cuándo debemos preocuparnos? «Como en cualquier lesión cutánea, tenemos que prestar especial atención a cambios de forma, tamaño, color, evolución… Y también a síntomas como el sangrado, picor, dolor, descamación, escozor… En esos casos, se debe consultar con el especialista», aconseja la doctora Alonso.
Cuenta la dermatóloga Ana Molina que su jefa de servicio siempre hablaba de las «canas de la piel» para referirse a esas pequeñas lesiones benignas que aparecen con los años. Estas son las más frecuentes.
Los puntitos rojos: Los angiomas rubí son pequeñas lesiones de color rojo vivo de entre 1 y 4 milímetros que suelen aparecer en el tronco y las extremidades a partir de los 40 o 50 años. «No pican ni causan síntomas y suelen tener un importante componente genético. Responden muy bien al láser y a la electrocoagulación», explica la doctora Molina.
Las verruguitas 'colgantes': Son pequeños bultitos blancos del color de la piel que aparecen en zonas de roce (cuello, axilas, ingles...). No son contagiosos y casi la mitad de la población los tiene. Se pueden eliminar de una manera muy sencilla.
Las 'lentejas' blancas: «Si os miráis los brazos o las piernas seguro que casi todos encontraréis alguna pequeña mancha blanca redondeada», invita la dermatóloga. Su nombre científico es hipomelanosis guttata y se deben a la radiación solar acumulada en nuestra piel a lo largo de los años. También pueden ser de color marrón y «no hay tratamientos realmente efectivos para eliminarlas».
Los lunares duros: «Suelen aparecer como un bultito marrón en las piernas o los brazos de los adultos, que recuerda a una cicatriz, un pelito enquistado o un lunar». Los dermatofibromas miden menos de 1 centímetro, no se sabe por qué aparecen.
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