El secreto para quemar más calorías mientras caminas

No vamos a hablar aquí de los beneficios de andar, hay cientos de artículos que lo hacen, sino de un nuevo estudio que demuestra que no hacen falta sesiones maratonianas para ver resultados, sobre todo si nuestra principal motivación es adelgazar. Ya nos ha quedado claro que lo de los 10.000 pasos diarios es relativo. Ahora, investigadores de la Universidad de Sídney y el Centro Charles Perkins dicen que con 8.000 vamos sobrados. A lo que debemos sumar otro estudio publicado hace unos días de la Universidad de Milán que pone el foco en cómo tiene que ser ese paseo para que gaste más calorías.

Y saben qué:viene a ser algo así como que menos es más. Lo que han demostrado los investigadores italianos es que nuestro cuerpo consume más recursos al empezar, así que si hacemos paradas y arrancadas en nuestra caminata diaria subiremos esa cifra de calorías consumidas. «Es algo parecido a lo que ocurre cuando usamos el coche en distancias cortas», señala Francesco Luciano, líder del equipo y miembro del Departamento de Fisiopatología Médico-Quirúrgica y Transplante.

Para llegar a esta conclusión, Luciano y sus compañeros Luca Ruggiero, Alberto E. Minetti y Gaspare Parei trabajaron con dos grupos de diez personas cada uno a los que pusieron a andar en cinta o a subir escaleras en máquina en determinadas condiciones y analizaron sus respuestas fisiológicas.

A los primeros se les puso a caminar en tandas de 10 segundos a 4 minutos a una velocidad de 1,39 metros por segundo. Entre un paseo y otro descansaban tres minutos. El segundo grupo, subía escaleras en series de 10, 30, 60, 90 y 240 segundos con un periodo de recuperación de 7 minutos entre ellas.

¿Por qué en periodos tan cortos? Porque como bien explica Luciano, se ha investigado mucho sobre «el costo metabólico de andar en estado estable», es decir, en periodos largos, pero no duraciones tan cortas. Al analizar los datos, el equipo se dio cuenta de que cuando las personas caminaban durante 10 o 30 segundos, necesitaban mucha más energía para completar cada metro que en periodos más largos de tiempo y distancia.

«El ejemplo del coche lo ilustra perfectamente», coincide Iván Rodríguez, profesor de Ciencias del Deporte y Fisioterapia en la Universidad Europea de Madrid. A la hora de entrenar podemos hacerlo a «baja intensidad, donde el recurso energético principal es la grasa» o a «alta intensidad, cuando recurrimos a otros sustratos energéticos, como la glucosa o los fosfágenos».

En el primer caso, necesitamos mucho tiempo para metabolizar la 'gasolina', pero podemos hacerlo porque el ejercicio es más suave, por decirlo de algún modo. Es el caso de caminar. En el segundo, se trata de ejercicios cortos en el que lo damos todo, como, por ejemplo, el entrenamiento HIIT, tan de moda. Pues caminar 'a parones' funcionaría parecido a él.

«Lo que vimos durante el experimento es que en los paseos más cortos somos menos eficientes al convertir el oxígeno en energía química», explica Luciano. Su trabajo profundiza en lo saludable que es andar. Pero es aún más interesante en otra versión: la de la inclusividad. ¿Cómo? Al «comprender las demandas energéticas de las caminatas cortas» se puede ayudar a promover la actividad física «a medida».

Es decir, si una persona con obesidad o problemas para moverse no puede andar grandes distancias, se le podría hacer un plan basado en este estudio de tal manera que no necesitarían andar 5 kilómetros seguidos, sino menos o con más descansos para conseguir similares resultados