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Hemos oído muchas veces los peligros que conlleva el sobrepeso, pero solemos convivir con ello sin prestarle la atención que se merece, minusvalorando los problemas que puede llegar a causar, y eso sin hablar ya de obesidad. La diferencia entre estar bien o con un ... peso que no nos corresponde la establece el Índice de Masa Corporal (IMC), que calcula la proporción de grasa en relación con el peso y la estatura. Se considera normal si está entre 18,5 y 24,9. Si el IMC se encuentra entre 25 y 29,9, estamos hablando de sobrepeso, mientras que si sobrepasamos el 30 llegamos a obesidad, lo que conlleva muchos más problemas. Pero esos kilos de más que nos sobran, ese sobrepeso, actúa muchas veces en nuestra contra sin que seamos muy conscientes de ello. El doctor Adrián Gallego Goyanes, especialista en cirugía ortopédica y traumatología deportiva que trabaja en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, abre los ojos sobre lo mucho que podríamos ganar perdiendo unos pocos kilos.
– En su Instagram suele compartir información como que librándonos solo de medio kilo aliviaríamos 1,8 kilos la presión que aguantan nuestras rodillas.
– Exacto, la rodilla es la articulación en la que este aumento es más notorio, y en segundo lugar está la columna lumbar. Por cada 4 kilos de peso que engordamos, nuestra rodilla soporta 18 kilos más de fuerza al caminar. Las personas con un peso superior al 20% de lo que deberían tener, aumentan en 10 veces el riesgo de padecer artrosis. Varios estudios confirman que en las mujeres con sobrepeso, por cada 5 kilos que pierden, el riesgo de artrosis de rodilla se reduce alrededor de un 50%. En el caso de los hombres con sobrepeso, una reducción del 10% en el peso corporal, rebaja el riesgo de artrosis de rodilla en un 21%. Sin embargo, en la articulación de la cadera este aumento del riesgo no es tan notorio.
– ¿A qué partes de nuestro cuerpo afecta más el sobrepeso en forma de dolores musculares o de articulaciones?
– La relación del sobrepeso y la artrosis no se limita únicamente al desgaste de las articulaciones, también puede influir en la enfermedad y en el índice de progresión de la misma. Las personas obesas y con artritis tienen una peor evolución que otros pacientes que no son obesos.
– ¿Por qué ocurre esto?
– Por dos motivos que influyen en la calidad de vida. Por un lado, la sobrecarga ponderal, que provoca que el exceso de peso comporte una sobrecarga a nivel muscular, articular y de ligamentos, que también juega un papel en el dolor. Por otro lado, la propia obesidad se asocia a un cierto estado de inflamación de bajo grado –tanto a nivel sistémico como a nivel local– en la articulación, que a su vez también supone que haya más dolor y una mayor progresión de la enfermedad. Además, los obesos son con frecuencia diabéticos e hipertensos, factores que juegan un papel negativo en el deterioro del cartílago y en la recuperación de lesiones tendinosas y musculares.
– ¿Qué tipo de ejercicio deberíamos hacer si tenemos sobrepeso y cuál deberíamos evitar?
– Lo principal es empezar de menos a más, que sea siempre algo progresivo y guiado por profesionales del deporte y la actividad física. Marcarse objetivos sencillos diarios, semanales y mensuales. Y en cuanto a qué tipo de deporte, de forma inicial estaríamos hablando de ejercicios de baja intensidad y de bajo impacto; hablo de pilates, yoga, natación, bicicleta. Y, según vayamos fortaleciendo músculos, articulaciones y aumentando capacidad pulmonar, podemos comenzar con ejercicios de mayor impacto e intensidad, como el running, el body step...
– No somos conscientes de lo que conlleva para nuestro cuerpo tener unos kilos de más, ¿verdad? Aparte de las articulaciones y dolores musculares, ¿a qué otros órganos puede afectar?
– El sobrepeso, y sobre todo la obesidad, es una afección sistémica en la cual las personas presentan una mayor probabilidad de sufrir múltiples problemas de salud: glucosa (azúcar) alta en la sangre o diabetes, presión arterial alta (hipertensión), nivel alto de colesterol y triglicéridos en la sangre (dislipidemia o alto nivel de grasas en la sangre); ataques cardíacos debido a enfermedad cardíaca coronaria, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular; dejar de respirar durante el sueño (apnea que puede causar fatiga o somnolencia diurna, poca atención y problemas en el trabajo); cálculos biliares y problemas del hígado...
– Muchos estudios aseguran que también aumenta el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer.
– Sí, a nivel articular nos genera una lesión que irá provocando artrosis o desgaste articular, pero ocasiona multitud de problemas o patologías aún más serias.
Insisten los expertos en que el sobrepeso añade una carga extra sobre nuestras articulaciones, lo que conlleva un aumento de la presión sobre ellas. Esto puede acelerar el deterioro de los cartílagos y finalmente provocar la aparición de la artrosis. En cualquier caso, está más que demostrado que la pérdida de peso va acompañada de una disminución en el dolor. Pero el calzado que usamos también puede añadir o minimizar problemas. Las fuerzas que soportan las articulaciones son entre 3 y 4 veces más al andar en cuesta o llevar zapatos de tacón alto, en comparación con hacerlo sobre un terreno llano o con calzado plano. Los tacones suponen un aumento del 23% en las fuerzas que han de soportar nuestras articulaciones. La primera recomendación es bastante evidente, reducir la carga reduciendo el peso. La segunda se basa entonces en disminuir la fuerza del impacto que supone caminar utilizando un calzado que aporte sufiente estabilidad y amortiguación.
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