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Cuando nos hablan de enfermedades reumáticas, probablemente lo primero que se nos viene a la cabeza es la imagen de una persona mayor quejándose del dolor de rodilla mientras suspira y piensa: 'Seguro que mañana cambia el tiempo'. Sin embargo, el famoso reuma del que ... hemos oído hablar tantas veces ni siquiera existe. «Es un término muy anticuado que se utilizaba popularmente para referirse a cualquier enfermedad relacionada con los huesos o la inflamación de las articulaciones», precisa el doctor Alberto Alonso, reumatólogo del Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ). Sin embargo, va mucho más allá. Esta especialidad estudia, diagnostica y trata todas las patologías médicas del aparato locomotor y los tejidos conectivos. «En total, son más de 250 enfermedades diferentes, cada una de ellas con sus características, sus criterios y sus tratamientos específicos. Desde las artrosis lumbar, ciática o de la columna cervical hasta patologías de los tejidos blandos como la tendinitis o la bursitis, pero también el lupus o la gota», enumera el doctor Marcos Paulino, presidente de la Sociedad Española de Reumatología (SER).
Las visitas al médico de cabecera por dolor o inflamación en el aparato locomotor son la tercera causa de consulta más frecuente en los ambulatorios y la primera de jubilación por enfermedad.
Solo en España, hay más de 11 millones de enfermos reumáticos. Estas son las cuatro patologías más frecuentes.
Artrosis
Los números que rodean a la artrosis, una enfermedad degenerativa que afecta al cartílago de las articulaciones, son abrumadores. Esta patología reumática la padecen «más de 7 millones de personas en nuestro país y es la cuarta causa de discapacidad», precisa el doctor Marcos Paulino, reumatólogo del Hospital General Universitario de Ciudad Real. «La alteración del cartílago puede afectar a las articulaciones periféricas (manos, caderas, rodillas, hombros...), pero también a las axiales como, por ejemplo, la columna. Y dentro de estas últimas destacan las ciáticas», añade el doctor Alonso.
A grandes rasgos, lo que ocurre con las artrosis, que afectan fundamentalmente a personas de más edad, es que «el cartílago que tenemos entre los huesos de la articulación para protegerlos de los roces cuando movemos una rodilla o un codo se va desgastando o agrietando con el paso de los años, de tal manera que llega un momento en el que esa especie de goma desaparece. Y al desparecer digamos que se queda hueso con hueso y eso es lo que causa el crujido y el dolor», explica gráficamente el presidente y vocal de la SER.
La causa íntima que desencadena una artrosis se desconoce, lo que sí se sabe es cómo se diagnostica, cómo evoluciona y cómo se trata, aunque ambos especialistas reconocen que «todavía nos falta un tratamiento eficaz que frene su desarrollo». En unos casos se recetan fármacos para hacer desaparecer el dolor, en otros se aplican tratamientos locales como inyecciones de ácido hialurónico o corticoides y, en ocasiones, se recomienda rehabilitación. También ayuda «hacer ejercicio para fortalecer la musculatura de la articulación, evitar el sobrepeso y cuidar la alimentación», recuerda el doctor Marcos Paulino.
Artritis
A diferencia de la artrosis, las artritis pueden aparecer de repente y la mayoría tienen un origen autoinmune como, por ejemplo, la reumatoide o la psoriásica. Aunque también las hay que no son de mecanismo inmunológico como es el caso de las enfermedades producidas por depósito de cristales: la más conocida es la gota. Otra diferencia respecto a la artrosis es la edad de los pacientes. Las artritis, que se caracterizan por una inflamación de las articulaciones, «afectan a gente relativamente joven, incluso menores. Uno de cada mil niños padecen artritis idiopática juvenil desde bebé», apunta el reumatólogo del Hospital General Universitario de Ciudad Real.
Estas enfermedades se producen por un derrame articular del líquido sinovial, que es el lubricante que tenemos todos en las articulaciones. «Cuando esto ocurre, el paciente siente mucho dolor en la zona afectada, que se hincha e inflama. Puedes estar bien y, de repente, sufrir un brote de artritis que te deja prácticamente sin poder moverte. La artritis ya es de por sí una enfermedad bastante invalidante aunque solo afecte a una articulación, así que si te pasa en diez o doce... imagínate el dolor. Los pacientes con poliartritis pueden tardar una o dos horas en moverse desde que se levantan de la cama», explica el presidente de la SER.
En cuanto a los tratamientos, la lista es larguísima. «Se utilizan desde antiinflamatorios hasta fármacos biológicos, demoduladores de la inmunidad...», enumera el doctor Alonso.
Fibromialgia
La fibromialgia, que afecta sobre todo a mujeres jóvenes aunque no es exclusiva de ellas, se caracteriza básicamente por una alteración importante en la calidad del sueño, agotamiento extremo «sin motivo aparente» y un dolor muscular generalizado, «desde la punta del pelo hasta las uñas de los pies», que es como lo describen las pacientes en consulta, según explica el doctor Marcos Paulino. También es frecuente que refieran cuadros de ansiedad, depresión, lagunas de memoria y dificultades para concentrarse.
Uno de los problemas de la fibromialgia es que como cursa con síntomas parecidos a los de otras enfermedades no siempre se 'acierta' a la primera con el diagnóstico y es frecuente que las pacientes pasen por diferentes especialidades hasta llegar al reumatólogo, que es el médico encargado de su tratamiento. «En general no es una enfermedad incapacitante ni progresiva, pero sí que es verdad que no es sencilla de tratar y necesita un profesional que la maneje adecuadamente», insiste el doctor del IMQ.
Otra de las características de esta patología, que figura en el catálogo de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud desde 1992 y que afecta al 2% de la población general, es que las pruebas (análisis de sangre, ecografías, radiografías...) no reflejan ninguna alteración importante. «Antiguamente se las etiquetaba como pacientes psiquiátricas porque los médicos no eran capaces de entender que estuviesen tan malas como decían si las pruebas eran perfectas. Ahora ya se ha visto que, efectivamente, tienen una sensibilización al dolor en el cerebro», aclara el doctor Marcos Paulino.
Según explican los expertos de la Sociedad Española de Reumatología, «existen varias causas capaces de desatar un brote de fibromialgia como el estrés emocional, las infecciones, una cirugía o incluso los traumatismos. En realidad, cualquier situación de estrés agudo o crónico, físico o emocional, puede considerarse como un desencadenante de esta enfermedad», que afecta a todos los ámbitos de la vida del paciente y que en los casos más graves puede llevarle a dejar el trabajo.
De la misma manera que se desconoce la causa exacta que desencadena esta patología, que suele diagnosticarse en torno a los 40 años aunque los primeros síntomas pueden presentarse desde la adolescencia, tampoco existe una 'cura' y todos los tratamientos que manejan en la actualidad los reumatólogos están dirigidos, sobre todo, al alivio de los síntomas. «Se trata de una combinación de fármacos (antidepresivos, anticonvulsivantes, analgésicos...), ejercicio físico aeróbico (realizado de forma progresiva y gradual, pero constante) y terapias psicológicas, especialmente la cognitivo conductual».
Osteoporosis
La osteoporosis, que se caracteriza por la pérdida de la densidad de masa ósea, es una enfermedad que afecta a más de 2,5 millones de personas mayores de 50 años, la mayoría mujeres postmenopáusicas (80%). «Esta patología no da síntomas hasta que el paciente sufre una caída o un golpe, de ahí el nombre de epidemia silenciosa. Es decir, el problema de esta enfermedad es que la persona que la padece tiene los huesos más frágiles, de manera que pequeños impactos pueden causarle fracturas importantes en los huesos de la cadera, vértebras y muñecas, las más frecuentes», explica el reumatólogo del Igualatorio.
Los especialistas coinciden en que una de las claves para tratar con éxito la osteoporosis es «diagnosticarla lo antes posible». Y esto se hace mediante una prueba llamada densitometría, que mide la densidad ósea de la paciente. «La gran ventaja de esta patología es que responde muy bien al tratamiento con fármacos», se felicitan los reumatólogos.
Los expertos de la SER recomiendan a las pacientes con osteoporosis mantener unos hábitos de vida saludables, con una dieta equilibrada rica en calcio. «En líneas generales, se necesita un aporte aproximado de un gramo de calcio al día para que un adulto tenga una buena salud ósea. Esto se puede conseguir con un litro de leche, pero también con frutos secos (almendras, avellanas, nueces...), legumbres (frijoles blancos, garbanzos...), pescados (sardinas en lata con espinas), vegetales (berro, brócoli), semillas (sésamo) y tofu», orienta la doctora Núria Guañabens, reumatóloga del Hospital Clínic de Barcelona y portavoz de la SER.
La especialista también aconseja una «exposición sensata a la luz del sol, la ingesta de alimentos que aportan vitamina D (cereales, margarina, salmón, sardinas, atún, caballa...), además de hacer ejercicio de forma regular y adecuado para evitar caídas. También es importante evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol».
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