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Los retinoides son la estrella de los tratamientos cosméticos faciales. ¿Quién no ha oído hablar de ellos? De hecho, son el ingrediente más buscado en Google por delante de principios activos tan populares como el ácido hialurónico o los antioxidantes. Estos derivados de la vitamina ... A funcionan en la piel como una especie de 'chico para todo' que lo mismo «retrasan los signos del envejecimiento prematuro, que mejoran el aspecto de arrugas y manchas o tratan patologías como el acné o la rosácea», enumera Gema Herrerías, especialista en dermofarmacia y creadora de su propia línea de productos cosméticos.
Dermatólogos, farmacéuticos y expertos en medicina estética son grandes defensores de este ingrediente, que actúa como un transformador de la piel durante la noche. «Si tuviese que elegir un único principio activo, probablemente me quedaría con los retinoides porque son los que han demostrado una mayor eficacia con resultados visibles desde los primeros meses: estimulan la creación de colágeno, regulan la producción de grasa, suavizan las arrugas de expresión, atenúan las manchas, favorecen la renovación celular, son antioxidantes... Valen para todo», reconoce la dermatóloga Paloma Borregón, directora médica de la Clínica Kalosia (Madrid), una opinión con la que también coincide la farmacéutica Gema Herrerías: «Además, según como vayan formulados, están indicados para todo tipo de pieles: seca, grasa, sensible, resistente, pigmentada, con arrugas, con falta de elasticidad...».
El retinoide más conocido es el retinol, una especie de santo grial de los tratamientos cosméticos. Pese a su popularidad, todavía quedan muchas dudas sobre cómo incluir correctamente este principio activo en la rutina. ¿Cuándo se aplica?, ¿cada cuánto tiempo?, ¿qué cantidad?, ¿en qué concentración?... Estas son las respuestas.
«La recomendación es usar los retinoides de forma progresiva y según tolerancia. Por ejemplo, cada tres noches durante los primeros quince días. Si no hay rojeces, se puede aumentar la frecuencia a tres noches por semana. Ahora bien, en las noches alternas y por la mañana se debe complementar la rutina con cosméticos calmantes y reparadores que contengan centella asiática, pantenol y extracto de chirimoya», explica Gema Herrerías, autora junto a Boticaria García del libro 'Radiografía de un cosmético'.
Las expertas insisten en que también es importante aplicar poca cantidad de producto (una lámina fina) y siempre sobre la piel limpia y seca. «Si está húmeda es más permeable y el retinoide puede ser más irritante», alertan. Otra advertencia: no se debe aplicar nunca en el contorno de ojos a menos que se trate de un producto indicado expresamente para esa zona.
Explica la dermatóloga Ana Molina que «el retinol produce de forma característica una leve irritación en las primeras aplicaciones que es 'dosis dependiente'. Es decir, que depende de la concentración de retinoides presentes en la composición del producto y del tipo de piel del paciente. En general, las pieles sensibles pueden reaccionar más al retinol e irritarse en mayor grado, pero eso no quiere decir que no puedan utilizarlo, simplemente deben usar pautas diferentes.Antiguamente se evitaba su uso en personas con piel sensible y rosácea, pero hoy en día forma parte de nuestro armamento terapéutico».
Gema Herrerías, cuyo retinol es uno de los productos estrella de su línea cosmética, insiste en que «la eficacia y tolerancia de los distintos retinoides no depende únicamente de su concentración, sino del conjunto de la fórmula. Deberíamos acostumbrarnos a valorar la eficacia de un producto cosmético por su fórmula completa y no solo por un ingrediente».
Otra duda frecuente es pensar que si la piel no se descama a las primeras de cambio es que el producto no hace efecto. Y no es así exactamente. «En cosmética, la intensidad de la irritación no es directamente proporcional a la eficacia. En cualquier caso, es habitual que al inicio del tratamiento con retinoides aparezcan rojeces, ardor, quemazón e incluso sequedad con descamación y picor. En las pieles sensibles con rosácea también es habitual el eritema. Este proceso de adaptación de la piel se conoce como 'retinización' (irritación transitoria)», explica la farmacéutica.
«La sequedad inicial de la piel se debe al aumento de la pérdida de agua transepidérmica por la alteración de la función barrera del estrato córneo. Todo este palabrerío quiere decir, básicamente, que nuestro 'tejado' se deteriora», resumen las expertas en 'Radiografía de un cosmético'. Una manera de evitar ese deterioro es aplicar un producto hidratante con función reparadora y calmante que contenga extracto de chirimoya, centella asiática, pantenol, adansonia... Y se puede hacer «tanto antes como después o incluso mezclado con el retinoide. Así mejora la tolerancia y disminuye la irritación.
En el caso de pieles sensibles con poca tolerancia al retinol, una alternativa es la gluconolactona. «Se trata de un polihidroxiácido (PHA) con cadenas más largas que las de los alfahidroxiácidos como el ácido glicólico, por lo que su penetración es más lenta y se tolera mejor en piel sensible. Ejerce una eficaz actividad renovadora y exfoliante sin irritar la piel. Además, tiene capacidad hidratante, antiglicación, antioxidante y reparadora de los signos visibles de envejecimiento», señala Herrerías.
El orden en la rutina de noche es el siguiente: primero se limpia bien la piel con productos específicos, después se aplica el contorno de ojos y, por último, los transformadores como el retinol.
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