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Le ocurre a muchos deportistas mientras corren o practican algún ejercicio cardiovascular como nadar o andar en bici. De pronto sienten un dolor agudo y punzante en el costado que les puede obligar a parar. Es el flato, descrito como «un dolor abdominal transitorio relacionado ... con el ejercicio físico». La ciencia todavía no ha podido determinar sus causas exactas, pero sí se conocen hábitos y alimentos que favorecen estos episodios, trucos para prevenirlos y técnicas para enfrentarnos a este problema cuando nos asalta en medio de un entrenamiento.
«Se suele justificar con el falso mito de que son gases (de ahí el término flato o flatulencia), pero no se conoce el mecanismo concreto que produce esta dolencia que sufre gran parte de la población en algún momento», incide el médico especialista en Aparato Digestivo del IMQ Ángel Barturen. La experiencia ha demostrado que ocurre en actividades que implican movimientos repetitivos del torso y que es dos veces más común en el costado izquierdo que en el derecho. Es posible también, aunque mucho menos frecuente, que sintamos el dolor «a nivel del hombro y el trapecio, si bien ese síntoma es más habitual en los jóvenes», señala la doctora Silvia Muñoz, miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria.
Existen muchas teorías que tratan de explicar por qué aparece el flato, aunque ninguna es considerada como única. Algunas relacionan este problema con una forma incorrecta de respirar al hacer ejercicio. «El diafragma es un músculo que se contrae cuando entra el aire en los pulmones y que se relaja cuando se expulsa. Si llevas un ritmo demasiado intenso para tu condición física, respiras más deprisa de lo que deberías o de forma entrecortada y no constante, obligas al diafragma a trabajar más y consumir más energía», explica la especialista. Ese sobresfuerzo produce un espasmo en el diafragma que, al contraerse, repercute en los ligamentos unidos al bazo y al estómago y es lo que da lugar al dolor punzante y agudo. A muchos deportistas les aparece al beber agua mientras se ejercitan: cuando bebemos es habitual que descontrolemos la respiración.
La que parece clara es la relación entre el flato y hacer deporte después de una comida copiosa. «Un estómago lleno sufre tracciones en actividades como correr y andar rápido», advierte el doctor Barturen. El peritoneo –la membrana que cubre el diafragma y la cavidad abdominal– roza con el estómago con el movimiento oscilatorio de la carrera y si está lleno sufre más riesgo de irritarse y causarnos dolor. Una mala postura al hacer ejercicio también puede ser responsable de estas molestas punzadas: «El encorvamiento incrementa la fricción en el peritoneo», apunta la médico.
Evitar comidas copiosas. «En base a las teorías que se manejan sobre las causas del flato, parece razonable que, en primer lugar, deberíamos evitar las ingestas copiosas. Además, un reposo después de la comida puede ayudar a que no se desarrollen estas molestias», señala el especialista en Aparato Digestivo. «Lo aconsejable es dejar pasar dos horas tras la comida», aporta la doctora Muñoz. En todo caso, el ejercicio no debe ser muy brusco durante la digestión.
No beber mucho y rápido. Debemos tomar los líquidos a sorbos y de forma continuada. No consumir bebidas energizantes –hipertónicas–, ya que ralentizan el vaciado gástrico y mantienen durante más tiempo la masa gástrica.
No hacer esfuerzos para los que no estamos preparados. Mantener un ritmo cardíaco adecuado durante la práctica deportiva. De otra forma, descontrolaremos la respiración y correremos más riesgo de sufrir flato.
Cuida la postura. Debemos evitar ir encorvados, ya que presionaremos el diafragma.
No parar bruscamente, sino reducir la intensidad del ejercicio. Para aliviar las punzadas laterales, lo primero que debes hacer es disminuir la velocidad o, si el dolor es muy agudo, caminar hasta que dejes de sentir ese malestar.
Modificar la forma de respirar. Hacer varias respiraciones profundas buscando la relajación de los ligamentos del diafragma. Poco a poco el dolor irá disminuyendo. Cuando desaparece el flato, no debemos retomar la actividad física de manera abrupta. Arranca a paso suave y aumenta la velocidad gradualmente.
Movilizar el abdomen. Colocar las manos en el abdomen para aumentar la presión. Algunos ejercicios, como los estiramientos de la zona abdominal o las flexiones de tronco pueden hacer que desaparezca el flato. También es recomendable poner en tensión los músculos rectos abdominales con contracciones voluntarias.
Si en el plazo de cinco a diez minutos no cede el dolor y, sobre todo, si se acompaña de otros síntomas como lipotimia, sudoración o náuseas, deberíamos consultar con un médico, advierte el especialista. En caso de que se repitan los episodios de dolor abdominal al hacer ejercicio, a pesar de adoptar medidas preventivas, también habría que descartar que no esconda otro problema de salud.
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