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Puede dar pistas de nuestro estado de salud. Hagan una prueba: traten de mantenerse sobre un pie, luego cierren los ojos. ¿Pierden la estabilidad antes de diez segundos?, ¿Se caen? El mal equilibrio es un indicador más de una falta de forma física, del deterioro ... natural del organismo con el paso del tiempo e incluso de alguna enfermedad. No debemos perder de vista esta capacidad. Es muy importante entrenar el equilibrio porque perderlo es la principal causa de caídas entre las personas mayores.
El equilibrio funciona a partir de una serie de señales que transmitimos al cerebro y que llegan desde diferentes partes del cuerpo: los ojos (visual), el oído interno (vestibular) y de receptores de la musculatura esquelética, articulaciones y de la piel (propioceptivo), detalla el fisioterapeuta Raúl Ferrer. Si alguno de los órganos no funciona correctamente, el equilibrio se ve afectado. Por ejemplo cuando giramos la cabeza, el líquido que hay dentro del oído interno mueve unos pequeños cilios –estructuras celulares– que mandan un mensaje al cerebro, y que, a su vez, transmite a los músculos las órdenes para mantenernos en equilibrio. Si falla ese proceso, «tenemos esa sensación de vértigo propia de la pérdida del equilibrio», añade el experto. La vista nos permite percibir nuestro entorno. mientras que el sistema propioceptivo, formado por múltiples sensores distribuidos por todo el cuerpo que envían impulsos eléctricos al cerebro, nos indica nuestro ubicación respecto del espacio.
Los fallos en esos sistemas pueden estar provocados por alguna enfermedad, con lo que el primer paso cuando percibimos un problema de equilibrio es consultarlo con el médico, advierte el fisioterapeuta y profesor del Centro Superior de Estudios Universitario de La Salle. Una vez descartada una patología grave, se puede mejorar esta capacidad con ejercicios.
Son pautas sencillas, como ponerse de puntillas y a la pata coja, o hacer sentadillas apoyados en un solo pie. Un segundo paso en estos ejercicios es cerrar los ojos al hacer las rutinas. Ferrer apunta que en la actualidad se utilizan también las gafas de realidad virtual para trabajar el equilibrio. «Por ejemplo, se simula que están bajando por una montaña rusa y se les pide que levanten las manos o se pongan de pie», comenta.
El entrenamiento del equilibrio es más importante a medida que avanza la edad, ya que el envejecimiento incrementa los problemas de vista, oído y de control motor. En España, uno de cada tres mayores de 65 años se cae, al menos, una vez al año, según datos de la empresa TK Home Solutions. Y casi el 5% de las caídas termina en fractura ósea. La gran mayoría de ellas (en torno al 80 %) ocurren a personas mayores de 75 años, sobre todo mujeres, y se relacionan con una elevada mortalidad (10% en el primer mes y 30% en el primer año).
«Es importante empezar con los ejercicios desde antes de los 60 años y trabajar, además del equilibrio, la fuerza y la flexibilidad para fortalecer los músculos y las articulaciones. Sin olvidar que la musculatura de la espalda y del abdomen también contribuyen a un mejor equilibrio», señala Leandro Palomo, responsable de Salud y Seguridad de esa firma. El trabajo de fuerza, aclara el fisioterapeuta, no tiene relación directa con el equilibrio, pero «siempre será beneficioso contar con unos músculos más fuertes». Lo que sí considera imprescindible es que cada persona ajuste los ejercicios a las causas que provocan la falta de equilibrio.
Los expertos advierten que los ejercicios más habituales que se aconsejan a los adultos mayores «se centran en la resistencia y el entrenamiento aeróbico». Por ejemplo, paseos diarios continuos y largos, pero se suelen dejar de lado los destinados a mejorar el equilibrio. «No podemos conseguir que salgan a caminar si su equilibrio se lo impide», señala Daniel López Fernández, fisioterapeuta y profesor de la Universidad de Gran Canaria.
«Por ello, se deben potenciar las actividades que les ayuden a mejorar esta habilidad en todas sus variantes. Desde el control postural sobre las dos piernas, hasta apoyos sobre un pie y sobre los dos, tanto en superficies estables como inestables e incluso sentados», aconseja. «Más equilibrio será sinónimo de seguridad para los mayores», resalta.
En el sofá: Levantarse y sentarse en el sofá siempre sin ayudarnos con las manos y sin tirarnos de golpe.
A la pata coja: Ponerse a la pata coja durante 10 segundos. Repetir cinco veces con cada pie. Se puede practicar en distintos momentos del día, por ejemplo mientras nos lavamos los dientes, cocinamos o cuando vamos en el autobús.
De puntillas y talones: Con el cuerpo recto, ponerse de puntillas y luego levantar las puntas de los pies para apoyarse solo en los talones.
Sentadillas: Hacer sentadillas sobre un pie. Repetir cinco veces con cada lado.
Tumbados: Tumbados en el suelo, movemos la cabeza hacia los lados manteniendo la mirada fija en un punto. Otra variante de este ejercicio es mover los ojos de un lado a otro siguiendo un objeto con la cabeza quieta.
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