¿Para qué sirve el bicarbonato?

Las propiedades que se le atribuyen a este compuesto, formado por sodio, carbono, oxígeno e hidrógeno, son múltiples y están relacionadas con ámbitos de nuestra vida diaria tan dispares como la salud (higiene íntima, pequeñas quemaduras, ardor de estómago...), la gastronomía (corrector de acidez, emulsionante, para ablandar la carne... ) o la limpieza y desinfección de todo tipo de superficies y artilugios. Pero ¡ojo! porque el bicarbonato de sodio –no confundir con el carbonato de sodio, que debe manejarse con guantes y se usa para la fabricación de lejías, detergentes, vidrio y cerámica– también tiene sus contraindicaciones, sobre todo si se toma por vía oral.

«Es un producto tan eficaz y barato que podemos tener tendencia a usarlo demasiado. El bicarbonato siempre nos saca de un apuro y debemos tenerlo en casa, pero se tiene que utilizar con sentido común. Resulta ideal para lavar la fruta, limpiar y desinfectar el baño y la cocina o para eliminar la cal acumulada en la lavadora. Pero hay que tener en cuenta que es un compuesto que contiene sal y que las personas hipertensas o con insuficiencia cardiaca deben prestar mucha atención a su consumo, a las cantidades y pedir siempre consejo a su médico», explica Alessandra Moro, autora del libro 'Las increíbles propiedades del bicarbonato de sodio' (Ed. Obelisco).

Para aclarar las dudas más frecuentes y también alguno de los bulos que circulan por las redes sobre las propiedades de este compuesto, también llamado polvo de levadura, 'baking soda' (en EE UU), sal de Vichy (Bélgica) o 'vaquita' en Canadá por el dibujo de una vaca que ilustra el bote de una conocida marca del país norteamericano, vamos a repasar los pros y también los contras de un producto, cuyo precio de mercado ronda los 4 euros por kilo.

El bicarbonato se ha usado desde siempre para eliminar el molesto ardor de estómago, una de sus propiedades más conocidas. Y es así. Una cucharadita de café disuelta en un vaso de agua ayuda en las digestiones pesadas, pero conviene no abusar. «No se debe tomar más de una vez al día y durante una semana seguida como máximo, ya que su consumo prolongado puede provocar una alcalosis sistémica, que se produce cuando el organismo pierde demasiado ácido», explica el doctor David Cañadas, médico consultor de Mapfre. Al margen de su uso como antiácido estomacal, «a nivel de salud no lo recomendaría para nada más», advierte la secretaria científica de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), Andrea Calderón. Ni como blanqueante dental, ni para la higiene diaria, ni para eliminar verrugas. «El bicarbonato inunda las redes sociales de remedios caseros. Aunque parezca un ingrediente de lo más amigable, puede ser perjudicial para la piel», añade Raquel Marcos, doctora en Química y autora del libro 'Belleza con Ciencia'.

«Ningún buen cocinero del mundo se echará las manos a la cabeza si le decimos que utilizamos bicarbonato de sodio para preparar nuestros guisos preferidos», señala Alessandra Moro, gran defensora del uso de «estos polvos mágicos en la cocina». Según cuenta en su libro, el bicarbonato no forma parte de los ingredientes habituales de nuestras recetas, pero «es la base de numerosos trucos que nos ahorran tiempo, nos permiten digerir mejor ciertos alimentos y nos ayudan a conseguir mejores texturas en algunos platos. Además, consigue una limpieza óptima de frutas y verduras, ayuda a la cocción de las legumbres, ablanda las carnes fibrosas y eleva las masas de tartas y pasteles igual o mejor que la levadura».

La organizadora profesional Alicia Iglesias, fundadora de la empresa Orden y limpieza en casa, es una declarada fan del bicarbonato de sodio. «Desde que lo descubrí es un imprescindible entre mis productos de limpieza y además me ha ahorrado mucho dinero y mucho espacio en botes innecesarios». Para desatascar, limpiar el interior del inodoro o para manchas muy incrustadas, la especialista recomienda mezclarlo con limón y vinagre, mientras que para dejar como nuevas superficies como la vitrocerámica, el horno o la encimera del baño, aconseja mezclar el bicarbonato con agua hasta crear una pasta con una textura tipo pomada, aplicarla y dejarla actuar durante un cuarto de hora (2 o 3 horas en el caso del horno) para que actúe como un exfoliante y después se retira. «También elimina las manchas amarillas de las prendas blancas. Basta con añadir al dosificador de la lavadora una o dos cucharadas y ya tienes el quitamanchas definitivo a un precio ridículo».