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Parecen verrugas, pero no lo son. Los moluscos contagiosos, de origen vírico, son unas lesiones inofensivas de la piel que se propagan fácilmente por contacto y pueden llegar a ser muy latosos porque suelen tardar mucho tiempo en desaparecer, a veces incluso años. Tienen el ... aspecto de un grano redondeado, de color carne y con un característico hoyuelo en el centro, como una especie de ombligo. Al principio, pasan desapercibidos porque son como un puntito en la piel del tamaño de una cabeza de alfiler, pero con el paso de las semanas crecen hasta alcanzar el volumen de un guisante.
Estas lesiones, muy típicas en los niños, aunque también se pueden ver de vez en cuando en adultos sexualmente activos, suelen presentarse en el tronco, la cara, el cuello y las axilas en el caso de los menores, mientras que en las personas de mayor edad aparecen en los genitales y la parte baja del abdomen. El problema de estos granitos –y por lo que son tan molestos– es porque se transmiten con muchísima facilidad no solo por contacto directo con la piel infectada sino también a través de objetos contaminados como pueden ser toallas, ropa o juguetes.
Además, la autoinoculación también puede propagar los granitos. En otras palabras, si una persona con moluscos frota la lesión y después toca con esa mano otra parte de su cuerpo es más que probable que favorezca su diseminación. De hecho, la mayoría de los pacientes que padecen esta enfermedad desarrollan «entre uno y una veintena de lesiones».
Esta infeccción, que padecerá un 5% de la población mundial en algún momento a lo largo de su vida, es especialmente frecuente en niños con dermatitis atópica. «La razón es que su barrera cutánea está alterada y eso hace que sean más propensos a que distintos gérmenes (bacterias, virus...) penetren por alguno de los eccemas o de las lesiones de rascado que tienen, se instalen allí y generen otra lesión. Por este mismo motivos, el impétigo y los granitos de la varicela pueden ser más agresivos en estos niños», argumental la doctora Galán, conocida en redes sociales como 'Lucía, mi pediatra'.
Las personas con moluscos deben lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón para evitar que la infección se propague, además de no compartir las toallas, ropa o cualquier objeto personal. En las personas propensas a sufrir este tipo de lesiones resulta vital mantener una buena hidratación «para conseguir restablecer la barrera cutánea e impedir así que el virus penetre, por eso es tan frecuente encontrar el molusco contagioso sobre lesiones de eccema. Si la piel está dañada, fisurada y seca, seguirán apareciendo. Lo más importantes es hidratar, hidratar e hidratar».
A pesar de que desaparecen con el paso del tiempo, este proceso puede alargarse años y además suele ser muy latoso debido a la capacidad de los moluscos para propagarse y aumentar tanto en tamaño como en número, por lo que muchos pacientes recurren a tratamientos que aceleran su desaparición y evitan que se diseminen por otras partes del cuerpo. «A los niños no les suelen molestar, de manera que si estas lesiones no están en una zona problemática, no les rozan o ínicamente estamos hablando de uno o dos moluscos no haría falta tratarlos», coinciden los expertos.
Ahora bien, en caso de se considere necesario eliminarlos, estas son las tres opciones que os planteará el especialista:
Hidróxido de potasio: es un tratamiento tópico que se pone en casa y se comercializa con el nombre de Molutrex y Molusk. La recomendación de la doctora Galán es «poner un poco de vaselina alrededor de la lesión para evitar que el producto lesione la piel sana si gotea. Después, aplica el medicamento con el pincel y repite esta operación todos los días hasta que el molusco se ponga rojo. En ese momento, deja de aplicar el producto. Se hará una costra en la lesión y se caerá».
Curetaje o pinzas: esta técnica consiste en retirar el molusco con un utensilio parecido a una cucharita diminuta cortante o bien con unas pinzas. «Es un tratamiento doloroso, por lo que se recomienda poner una crema anestésica una o dos horas antes para aliviar un poco el dolor. La lesión puede sangrar y eso a veces impresiona a niños y padres», advierte la pediatra.
Crioterapia con nitrógeno líquido: se aplica sobre la lesión para congelar el molusco y matar el virus. Al cabo de unos días, el granito se desprende. También es una técnica dolorosa, por lo que se recomienda aplicar una crema anestésica previamente.
El «problema fundamental» de estas tres técnicas es que pueden quedar pequeñas lesiones en la piel, que no siempre desaparecen, alertan los especialistas. Además, no se puede garantizar a cien por cien que no vuelvan a salir.
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