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En estos días de excesos, en los que prácticamente vamos a juntar la comida con la cena, nuestro estómago pide... sopitas. O mejor aún, infusiones. Los compromisos sociales se multiplican y las celebraciones en torno a una mesa son el pan nuestro de cada día. ... Las croquetas de la abuela, un poco de jamón, un trozo de cordero, turrón, polvorones, una copa de vino blanco, otra de tinto... Las digestiones se complican y es entonces cuando recurrimos a una manzanilla calentita para 'asentar' el estómago.
¿Este tipo de infusiones realmente funcionan o se trata de otro remedio más de la abuela sin ningún tipo de evidencia científica? «Rematar una comida copiosa con una taza de manzanilla, jengibre, menta, cúrcuma, anís o hinojo no cabe duda de que facilita las digestiones. Y si antes de sentarnos a la mesa tomamos un poco de bicarbonato de sodio con limón pues mucho mejor», aconsejan en el Área de Divulgación Científica del Consejo General de Farmacéuticos. Esto es lo que dice la ciencia sobre cuatro de las plantas y raíces más consumidas cuando comemos más de la cuenta.
«Es la reina de las infusiones digestivas. De hecho, es la más consumida en nuestro país después del té, con 700.000 kilos al año», adelanta Héctor Castiñeira, conocido en redes sociales como Enfermera Saturada. Es una de las plantas medicinales más estudiadas y en un buen número de esos estudios se sugieren efectos beneficiosos a nivel intestinal. «Concretamente, por sus efectos relajantes sobre la mucosa de todo el aparato digestivo y como reductora de la acidez estomacal», añade el también autor del libro '¿Quién se ha llevado mi energía?' (Ed. Plaza Janés).
Ahora bien, entre los múltiples beneficios que se le atribuyen a esta planta medicinal no todos son reales. «Ni cura las hemorroides, ni soluciona las conjuntivitis –al contrario, las puede empeorar porque no es una solución estéril– ni tampoco las infecciones vaginales. Sin embargo, una taza de manzanilla sí que puede expulsar y reducir los gases producidos por una digestión pesada. Mientras que si tenemos cólicos abdominales también nos causará cierto alivio tomar una infusión de esta planta medicinal precisamente por su efecto relajante sobre la musculatura intestinal», coinciden los expertos.
Esta raíz procedente del Asia central se emplea en la cocina y con fines médicos desde hace miles de años. Sus beneficios sobre nuestra salud están más que comprobados científicamente: contiene una gran cantidad de antioxidantes, compuestos antiinflamatorios, también posee propiedades antibacterianas y es fuente de vitaminas y minerales. Cuenta Héctor Castiñeira en su libro que una infusión de jengibre puede aliviar náuseas y vómitos leves, además de reducir el dolor abdominal y ayudar a vaciar el estómago cuando se tienen digestiones pesadas. Así que ya sabes, si te empiezas a sentir hinchado después de una de esas comilonas navideñas, prepárate una infusión de esta raíz tan cotizada.
La «forma ideal» de prepararla es cortar pequeños trozos de jengibre fresco y ponerlos a hervir durante un cuarto de hora. Deja que repose, cuélalo y añádele un chorrito de limón. «También se puede hacer con los típicos saquitos que ya se comercializan preparados para la infusión, pero en ese caso, como la raíz está seca y molida, se pueden perder algunas propiedades», coinciden los expertos.
Otro clásico de las infusiones digestivas. Es la segunda más consumida para aliviar los problemas estomacales y eso que hace siglos los médicos la recomendaban a sus pacientes con disfunción eréctil porque pensaban que esta planta ayudaba a mejorar las erecciones. «Nada más lejos de la realidad», puntualiza Enfermera Saturada. Lo que nos sugieren los estudios es que una infusión de menta poleo podría ser útil para prevenir la formación de gases y facilitar su evacuación, además de para reducir levemente los cólicos intestinales. Para lo que no sirve es para depurar el hígado ni para regular el ciclo menstrual, dos de los bulos que circulan sobre las propiedades de esta planta.
Últimamente todo el mundo habla de lo buena que es la cúrcuma para nuestra salud. Tanto que algunos incluso se refieren a ella como el 'ibuprofeno natural'. «Sin embargo, la curcumina, el ingrediente de esta raíz al que se le atribuyen todas esas propiedades curativas, es en realidad muy inestable y difícil de estudiar en laboratorio, por lo que resulta bastante complicado comprobar todos esos beneficios.
Además, cuando se consume en infusión, la cantidad de curcumina que logra absorber y aprovechar nuestro cuerpo es tan pequeña que dificulta poder sacar conclusiones fiables», aclara Héctor Castiñeira. Es más, una revisión de todos los estudios científicos publicados hasta 2017 concluyó que la amplia mayoría de las propiedades otorgadas a la infusión de cúrcuma no tenían base científica alguna.
Parece ser que los únicos beneficios que nos aportaría la tisana de cúrcuma no irían más allá de cierto efecto antioxidante, «nada que no nos aporten en mayor medida otros productos vegetales».
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