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No se ha vuelto loco el termómetro, no. Es que es propio de la fecha. Este año, el arranque de la primavera «ha costado», pero nos está dejando un abril de manual: en cuatro días vimos nevar y nos sofocamos a casi 25 grados. «Abril ... es el mes más inestable del año, el mes de primavera por antonomasia. Lo hemos empezado con temperaturas más propias de enero y vamos a acabarlo con cifras casi de verano», explica Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología de España (AEMET).
Porque primavera suena a luz, a flores, a primeros calores, sí... pero también a heladas, «que en zonas de Aragón y Castilla-León han llegado hace unos días a siete bajo cero, lo que ha provocado daños en las cosechas».
– Así que lo de 'abril, aguas mil' sigue vigente...
– Sí, sí, absolutamente. Aunque tiene 'apellido' porque se dice que las lluvias de abril 'caben en un barril'. Significa que, normalmente, son chaparrones que suelen caer por la tarde, especialmente en las zonas de interior, y están provocados por ese calor que empieza ya a apretar a estas alturas del año y que choca con el aire frío de las capas más altas. Ese contraste es mucho más acusado en primavera.
Claro que a veces, como este año, están siendo más que chaparrones. La causa, la borrasca 'Evelyn', que está dejando estos días lluvias generalizadas. «Las borrascas suceden por ese contraste entre masas de aire frío y cálido en el Atlántico, sobre todo de oeste a este. No todos los años pasan tan cerca, ya que suelen circular por latitudes más altas, afectando a las islas británicas y el norte de Europa. Pero este año en marzo las borracas han estado circulando cerca de la península, lo que se ha traducido en un ambiente invernal y en lluvias».
64 litros por metro cuadrado. Es la media de precipitaciones de abril, solo por detrás de diciembre (82 l/m²), noviembre (79 l/m²) y octubre (77 l/m²).
11,4 grados es la temperatura media de este mes. Las máximas escalan hasta los 17,4 ºC y las mínimas se sitúan en torno a 5,5 ºC. Es un mes muy variable y se pueden superar los 30 grados –e incluso los 35ºC, como sucedió en Sevilla en 1997 y en Murcia en 1945–. También puede haber tiempo invernal, con heladas intensas como las sufridas en jornadas anteriores, que llevan los termómetros a valores de -5 ºC e incluso inferiores.
Unas lluvias que en estas fechas en cuestión de horas pueden dajar paso a estampas semi veraniegas. ¿Esto de verdad que es normal? «Sí, totalmente. En este mes podemos esperar cambios bruscos, estar a 25 grados un día en la cornisa cantábrica porque ha entrado viento sur y que al día siguiente la temperatura caiga doce o trece grados».
– ¿Cuáles son las zonas más estables del país en primavera?
– La zona con menos variación es Canarias, allí el tiempo es primaveral practicamente todo el año. Aunque en la fachada mediterránea la primavera suele ser un poco más estable, no tan loca como en otros puntos del país. En la Comunidad Valenciana, en Murcia... están por estas fechas ya más cerca del verano.
Claro que lo que marca el termómetro no coincide siempre con la sensación que uno tiene cuando sale a la calle. «Como el mar está aún muy frío y en la tierra hace ya calor, en el Mediterráneo empiezan estos días las primeras brisas, que dejan un ambiente fresco. Es muy propio y llamativo de la época y se traduce en que allí en zonas de costa hace más frío que en el interior. Pero es por causa de estas brisas, que tanto se agradecen en verano porque refrescan un poco, pero que en abril aún dejan el día desapacible.
Estas variaciones de tiempo de un día para otro no solo complican el día a día a los ciudadanos (el tiempo en Semana Santa suele ser una lotería y no sería pasarse de precavidos meter en la maleta tanto la chaqueta como el bañador), también hacen sudar a los meteorólogos. «En verano y en otoño el tiempo es más extremo, aunque mucho más estable: frío o calor pero constante. El otoño también es variable, que no es raro el viento sur y las altas temperaturas en el norte a finales de septiembre e incluso en octubre, pero, aún así, hay más estabilidad que en primavera», explica el portavoz de AEMET.
Así que en este primer tramo de la estación, «especialmente desde primeros de abril hasta mediados de mayo», los profesionales van con las previsiones poco menos que al día. «Coincide que la Semana Santa es una de las épocas de mayor exigencia de información meteorológica, pero, a la vez, es la fecha en la que más difícil es de predecir el tiempo. Más allá de cuatro o cinco días no se puede saber qué va a hacer», insiste Rubén del Campo.
No ha llegado a hito, pero casi. El invierno que hemos despedido hace tres semanas es el segundo más seco desde 1961 (solo llovió menos en 2011), dan el dato en la Agencia Estatal de Meteorología de España. «Llovió mucho la primera quincena de diciembre y algo a mediados de enero, pero el resto del tiempo no ha caído una gota», confirman desde AEMET. En sus archivos, este invierno ha quedado catalogado como «cálido y muy seco». «Cuando finalizó febrero, en España había llovido un 42% menos de lo que tendría que haber llovido desde octubre. Las precipitaciones de marzo corrigieron un poco ese déficit de agua, hasta dejarlo en un 24%, pero, aún así, es mucho menos que otros años». ¿Significa eso que lo que no ha llovido en invierno lo vamos a 'padecer' en primavera o, peor aún, en verano? «No necesariamente», tranquilizan los meteorólogos. «La atmósfera no tiene por qué compensar la cantidad de lluvia. De hecho, no se espera que vayamos a tener una primavera más lluviosa de lo habitual».
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