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En enero los gimnasios registran un pico de inscripciones. Por los buenos propósitos para el nuevo año –entre los que nunca falta la promesa de hacer ejercicio– y para bajar esos kilos de más que hemos cogido en Navidad. La hora punta de los centros ... deportivos se mantiene entre las seis de la tarde y las nueve de la noche, pero ha irrumpido con fuerza otra franja que antes parecía imposible: entre las seis y las siete de la mañana. Responde a la demanda de personas que garantizan con el madrugón que cualquier imprevisto en su trabajo o en sus compromisos familiares no les va a arruinar sus planes deportivos. Y también se han apuntado a esta primera hora los que quieren evitar el overbooking de las tardes.
Los expertos aclaran que cualquier hora es buena si nos permite tener una continuidad. Lo que no vale es empezar con fuerza y borrarnos en tres meses. Que es lo que muchas veces ocurre: las estadísticas demuestran que casi la mitad de los clientes de enero no llega al verano.
Borja Fernández, ingeniero madrileño de 29 años, es un apasionado del crossfit. Este año ha cambiado su plan deportivo y, en lugar de ir a las siete de la tarde al gimnasio, va a las seis de la mañana. «En el club al que iba antes tenía que reservar plaza por Internet para las siete o las ocho de tarde, que es la hora que me encajaba al salir de trabajar. Pero era casi imposible conseguir hueco, tenía que estar pendiente del móvil y no me merecía la pena». Ahora ha descubierto el 'madrugón deportivo' –la franja horaria de seis a siete de la mañana– en un gimnasio de la cadena Vivagym y se ha enganchado a esta rutina.
Es una de las razones por las que se llenan los centros deportivos al amanecer: por la saturación de las horas punta. «Principalmente ocurre en los 'lowcost', que cobran cuotas bajas y tienen mucha clientela. En nuestro gimnasio ha aumentado el número de clientes que vienen a las siete de la mañana, pero las horas punta siguen siendo a partir de las seis de la tarde», comenta Hugo Rodríguez, gerente de un centro de Nivel3 en Bilbao, que abre de siete de la mañana a diez y media de la noche.
Lo que sí existe es una clara tendencia en el sector, «la ampliación de la franja horaria», asegura Alberto García, gerente de la Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones Deportivas (FNEID). «El horario que se ha generalizado en los gimnasios en la actualidad es el de siete de la mañana a once de la noche», precisa. Y confirma que se ha producido un aumento de los usuarios más madrugadores. «La gente se ha concienciado de la necesidad de hacer deporte para mejorar la salud y la mejor forma de garantizar el ejercicio diario son esas horas en las que sabemos que no nos van a interrumpir con una llamada de trabajo, no nos van a poner una reunión ni nos van a alargar la jornada laboral», explica Alberto, que también va al gimnasio pronto. «En el mío hay gente que hace cola esperando a que abran».
«Es una gozada hacer deporte antes de trabajar», valora Borja Fernández. «Ya estás libre para todo el día. Y es una hora en la que no tienes el riesgo de que se te complique el trabajo y te deje sin hacer ejercicio. Cuando me pasaba yo volvía a casa a la noche cabreado». Y los gimnasios «han respondido a esa demanda de más opciones horarias, principalmente a primeras horas de la mañana», incide el portavoz de los empresarios de instalaciones deportivas.
En estos últimos años han surgido incluso centros deportivos que funcionan las 24 horas del día. El de Betifit en la capital vizcaína, por ejemplo, no cierra en todo el día. «Viene gente a las cuatro y a las cinco de la mañana y también a las doce de la noche. Principalmente son personas que trabajan a turnos, como médicos», explica Aitor Chacón, entrenador personal y responsable del gimnasio. Destaca que también son cada vez más los deportistas de esa franja de primera hora de la mañana –gente que entrena antes de entrar al trabajo–, aunque siguen siendo menos que los de la tarde.
Además de un cierto cambio en los hábitos, las nuevas tecnologías también han facilitado que los gimnasios puedan ofrecer horarios tan extensos. «Los usuarios acceden al centro en esas horas de madrugada o nocturnas sin necesidad de que haya personal», detalla Chacón.
A primera hora de la mañana el metabolismo basal se activa con el ejercicio –el consumo mínimo de energía que necesita nuestro cuerpo para funcionar– y facilita que aumente el gasto calórico y, por lo tanto, la tan deseada quema de calorías. «Tiene efectos en la pérdida de grasa y en el sobrepeso. Algunos estudios demuestran que entrenar por las mañanas y antes de desayunar podría tener un efecto positivo sobre el organismo, ya que se ha observado un aumento de 24 horas en la oxidación de las grasas. Este estímulo no sería similar en caso de que el entrenamiento fuera realizado tras el desayuno o a lo largo del día», detalla David Recuenco, titulado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. De igual forma, «un entrenamiento aeróbico por la mañana podría tener un efecto positivo sobre la presión arterial y normalizaría sus valores», precisa el experto, aunque el trabajo de fuerza se hace mejor por la tarde. Una 'pega' del ejercicio físico a última hora del día es que puede interferir en la calidad del sueño.
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