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A Ana Barrios le encanta el pádel. Jugaba tres días a la semana y competía en un equipo de veteranas. Un ataque de lumbago le dejó en el dique seco durante meses, con un dolor persistente en la espalda al hacer ejercicio o cuando pasaba ... muchas horas sentada. El diagnóstico de hernia discal que recibió esta mujer de 48 años le obligó a buscar nuevas rutinas deportivas. Así, descubrió las modalidades que adaptan el ejercicio a los problemas físicos y lesiones de cada persona y facilitan la rehabilitación: natación terapéutica, fisiopilates, espalda sana, 'streching salud', yoga terapéutico, redcord, hipopresivos... que se ofrecen cada vez en más clínicas de fisioterapia y rehabilitación, así como en gimnasios y polideportivos.
Los expertos confirman la demanda al alza de estos deportes 'curativos'. Y señalan como causa el incremento de patologías derivadas de malos hábitos posturales y el sedentarismo. Tambíén las lesiones de deportistas 'domingueros' llenan estas clases. Las actividades con más tirón son el fisiopilates y la natación terapéutica.
El fisiopilates combina los ejercicios del método Pilates – que ya de por sí van muy enfocados a mejoras posturales y a liberar cargas musculares –con el trabajo rehabilitador de la fisioterapia. La clave del éxito de esta disciplina es que la imparten profesionales de la salud. «Conocen la anatomía y la patología de los pacientes y pueden proponer ejercicios más específicos para cada problema concreto», señala Jonathan Gastón, fisioterapeuta y responsable de la clínica Kinett. Es como «hacer un traje a medida a cada persona», incide. Además, garantiza la perfecta ejecución de los ejercicios de pilates para evitar, así, lesiones.
Existe un vacío legal en la regulación de las denominaciones de estas especialidades. En general, si son centros de fisiopilates o pilates terapéutico, la actividad debe estar impartida por un fisioterapeuta o un profesional de la actividad física dirigido por un médico rehabilitador que le marca las pautas y ejercicios. Numerosos clubes y polideportivos han incorporado en sus programas cursos de 'pilates salud' o 'espalda sana', por ejemplo, dirigidos a personas con necesidades especiales por su edad o por sufrir problemas de articulaciones y musculares. Generalmente son impartidos por titulados en educación física que han hecho cursillos de especialización en estas modalidades, pero no se pubilicitan como destinados a la rehabilitación de lesiones y patologías.
Desde estos centros aseguran que se ha disparado la demanda. «Se debe al mayor sedentarismo de la población, las malas posturas prolongadas en los centros de trabajo e, incluso, por efecto del estrés», identifica las causas Benito García, que trabaja como entrenador 'readaptador' de fisiopilates –bajo la supervisión de un médico– en la clínica Vital de Madrid. Una buena parte de los clientes de estas modalidades son «personas mayores de 50 años con problemas de espalda, principalmente lumbares y cervicales», explica este profesional. Las lesiones en el hombro son una de las patologías que más han crecido, añade.
Otro colectivo que se ha lanzado a este tipo de actividades es el de la tercera edad. En su caso, tanto para combatir problemas propios de la vejez, desde la artrosis al reuma, como por el objetivo de mantener la movilidad o trabajar el tono muscular para prevenir caídas.
Como en el resto de deportes, estos también exigen constancia. «Como mínimo deben practicarse dos veces por semana, aunque lo ideal son tres sesiones», recomienda Benito García.
Volvamos al caso de Ana Barrios. Tras su lesión, se apuntó a natación terapéutica. Lleva ya cuatro años y va dos veces por semana. «Aunque somos varias personas en clase, cada una hace unos ejercicios diferentes. En mi caso, además, me adaptaron la forma de nadar para que no perjudicara a mi lesión. He vuelto a jugar al pádel, aunque, por cada hora en la pista, necesito dos en la piscina para compensar», relata.
El trabajo físico que se realiza en el agua tiene la gran ventaja de que descarga de peso la columna vertebral, a la vez que fortalece los músculos de la espalda. «Está especialmente dirigido a trastornos y lesiones como hernias discales, reuma, artrosis, artritis, escoliosis, cifosis... y es muy útil para la corrección postural, pero también se utiliza en patologías como la esclerosis múltiple y en caso de problemas neurológicos», explica Maite Serrano, enfermera y responsable del centro de Natación Adaptada Madrid. Incide en que hace falta un informe médico «para poder realizar una atención individual y específica». El ejercicio en el agua resulta beneficioso también para las alteraciones circulatorias. Algunos estudios lo relacionan con una reducción de la presión arterial, especialmente en adultos mayores.
Espalda sana: Actividad de bajo impacto diseñada para prevenir o reducir problemas de espalda gracias a la tonificación y al estiramiento de la musculatura.
Tai Chi: Ayuda a aumentar la flexibilidad y el equilibrio. Fortalece tanto las extremidades inferiores como las superiores, así como los músculos de la base de la espalda y el abdomen.
Yoga salud: Está dirigido a personas mayores o con problemas físicos. A través de la respiración y de las posturas, se trabaja la relajación de tensiones musculares, flexibiliza articulaciones y aumenta la movilidad.
Redcord Entrenamiento en suspensión (con cuerdas). Se utiliza cuando existe algún dolor –de espalda y articulaciones, principalmente–, lesión o patología que necesita rehabilitación. Es un trabajo de fuerza y activación neuromuscular muy potente.
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