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El sexo desencadena en nuestro cuerpo una tormenta química perfecta desde el deseo (etapa inicial) al orgasmo (entendido como broche o no), que es lo que nos pone la maquinaria a trabajar a tope: aumento de las palpitaciones, ritmo más rápido de la respiración, músculos ... más irrigados de sangre (muchos, no sólo los que están pensando). Todo esto y mucho más porque la naturaleza es sabia y nos prepara para hacerlo bien. Aunque en algunas ocasiones nos creemos más listos que ella: abusamos de nuestras capacidades, damos rienda suelta a la pasión en lugares incómodos y en lugar de un final feliz tenemos uno no feliz y nos llevamos en nuestra anatomía algún 'regalito' en forma de lesión o problemilla.
Lo más curioso es que estas consecuencias indeseadas aparecen, muchas veces, horas después, ya que hay dolores que con el subidón de endorfinas, un potente analgésico natural, no percibimos. Eso sí, cuando nos enfriamos y las endorfinas vuelven a niveles normales... Ay, ay, ay. Algo bastante frecuente. Según el conocido portal de citas Meetville, una de cada tres personas confiesa haberse lesionado al practicar sexo. Muchos, de hecho, terminan en el hospital, aunque, claro, poca gente lo airea.
Así que vamos a repasar los daños más frecuentes de la mano de un médico de Urgencias y una sexóloga.
No es algo que los doctores vean a diario, pero hay casos, sí. Hablamos de la rotura de pene, algo cuya sola mención ya hace poner cara de dolor. Para los que no tienen ni idea de anatomía: no sólo se rompen los huesos. En este caso, lo que se rompen son los cuerpos cavernosos que se llenan de sangre y hacen que el pene esté erecto «y dos especies de tuberías que llevan la sangre a la zona», explica el médico.
Además de doloroso, puede ocurrir que si no cura bien haya problemas sexuales posteriores. Alguien se estará preguntando cómo es posible que esto ocurra. Pues es por lo que todos nos imaginamos, «por hacer movimientos muy rígidos». ¿Algo más se puede romper por ahí abajo? Sí, el frenillo, que es un cartílago, «aunque es más exacto decir que se desgarra». «La mayoría prefieren omitir información sobre qué estaban haciendo cuando han tenido estos problemas. Pero nuestro deber es preguntar...», desliza el facultativo, quien tiene conocimiento de cosas aún más raras. Cuenta que hay gente que recurre a vasodilatadores para la erección y acude a Urgencias con una gangrena postcoital en el pene. «Por suerte, esto se ve poco», tranquiliza el especialista.
«Hay gente que va a Urgencias en las horas posteriores al sexo porque sufre una cefalea tremenda. No es una normal, es muy, muy dolorosa. Es por la dilatación arterial del orgasmo. Además, puede durar bastante, más de un día, y es como si te reventase la cabeza», explica el doctor. De hecho, explica, cuando sucede hay que hacer pruebas para comprobar que todo va bien.
Alguno de los motivos de consulta en Urgencias no son realmente graves ni dolorosos, pero preocupan. «Es muy común que vengan personas (chicas y chicos) a las que se les ha quedado dentro un preservativo y se les ha ido a los 'fondos de saco' y no llegan para sacárselo», informa el doctor. Así que se lo extraen en Urgencias. «Suele pasar por ser muy intensos y porque se ha elegido la talla inadecuada», añade.
«Este es el rey de las consultas, lo más frecuente», subraya el doctor. Es muy fácil que en el fragor de la batalla lo demos todo y que luego nuestra ingle proteste. Si al menos tenemos buen recuerdo del encuentro, se lleva mejor. «A veces mantenemos durante un periodo de tiempo una postura tensionando músculos que no solemos tener habituados a ese esfuerzo», explica la sexóloga Rosa Navarro, de Diversual.
Sí, a veces hay objetos que quedan atascados o suben por nuestra anatomía... y necesitamos ayuda médica. «Hay que ver con qué cosas se divierte la gente», dice sin dar más explicaciones de estos casos el médico.
«Estas lesiones son de lo más común y están, sobre todo, motivadas por la emoción del momento. Nos centramos mucho en lo que estamos haciendo y es fácil que no tengamos en cuenta ese pico de la mesilla de noche o la distancia real que hay hasta el borde de la cama. Es casi imposible evitar al 100% estos golpes o caídas, pero sí podemos tomar algunas medidas como apartar elementos que estén muy cerca», aconseja Navarro.
La estimulación anal es una práctica cada vez más extendida, pero en algunas ocasiones se realiza con objetos que no están pensados para ello. «Para evitar situaciones de riesgo que pueden acabar en el quirófano, lo mejor es usar productos específicos, juguetes eróticos diseñados para introducirse en el ano», recomienda la sexóloga, quien propone usar lubricantes también en la zona vaginal para evitar heridas o desgarros.
Pasa mucho por tener sexo en lugares como el coche, con superficies ásperas que al roce pueden provocar quemaduras.En el momento no nos damos cuenta. «Una alternativa es no mantener durante mucho rato la misma postura, así no estaremos aplicando la fricción en la misma área mucho tiempo», aconseja Rosa Navarro.
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