Secciones
Servicios
Destacamos
Un gesto en apariencia tan sencillo como levantarse de la cama y empezar a caminar se convirtió durante «muchos meses» en todo un desafío para Javier Martínez (52 años), que «veía las estrellas» cada vez que apoyaba el pie derecho en el suelo. «Al principio ... pensé que podría tratarse de una lesión pasajera por sobrecarga porque salgo a correr tres veces a la semana y los años no perdonan, pero las molestias en la zona del talón se repetían cada mañana y algunas veces también a última hora de la tarde», explica. Un amigo le aconsejó que bajase el ritmo de los entrenos durante una temporada para recuperarse y no le fue mal. Pero la mejoría apenas le duró unos días. En cuanto volvió a calzarse las zapatillas con cierta asiduidad, el dolor en la planta del pie apareció de nuevo. Lo que tenía Javier era una fascitis plantar de manual.
«Se trata de una lesión muy frecuente que suele manifestarse con un dolor más o menos intenso en la zona del talón. Es muy habitual en corredores, pero también en personas con sobrepeso o con alguna alteración anatómica, como un pie con mucho arco o demasiado plano. El uso de un calzado inadecuado también puede estar detrás de esta lesión», explica el doctor Raúl Torre, traumatólogo especializado en pie y tobillo del hospital vizcaíno San Juan de Dios.
Los últimos estudios señalan que una de cada diez personas sufrirá un episodio de fascitis plantar al menos una vez en su vida y en nueve de cada diez casos se podrá resolver satisfactoriamente con tratamientos conservadores (reposo, medicación, fisioterapia...), sin tener que recurrir a la cirugía.
Esta lesión, que sufren hombres y mujeres por igual, se produce por una inflamación de la placa del tendón que recorre toda la planta del pie, causada generalmente por un uso excesivo o por pequeños impactos de repetición como los que se producen al correr o al dar saltos. Pero no son los únicos motivos. «Ahora se sabe que tener un gemelo acortado, tanto por razones genéticas como adquiridas (usar zapatos de tacón, por ejemplo), también puede derivar en una fascitis plantar, una patología de origen mecánico que se manifiesta con el paso del tiempo (especialmente entre los 40 y los 60 años) y que puede llegar a ser muy incapacitante», puntualiza el traumatólogo.
En cuanto a los síntomas, el más característico es un dolor de cierta intensidad en la zona del talón, «sobre todo cuando se empieza la actividad desde el reposo», aclaran en el Colegio de Fisioterapeutas de Navarra. «Es muy típico de las personas con fascitis plantar que les cueste empezar a andar nada más levantarse de la cama porque les duele mucho el talón al apoyarlo en el suelo. Una vez que la fascia se calienta, ya suele dejar de molestar. Otras veces ese dolor reaparece al final del día, sobre todo si se ha sobrecargado mucho el pie», coinciden los expertos. Con el tiempo, los síntomas empeoran gradualmente y pueden prolongarse durante semanas o incluso meses. En algunos casos, esta lesión afecta también a la degeneración de los tejidos de la planta del pie y se vuelve crónica.
Ahora que comienza el buen tiempo es importante atender a detalles como el tipo de calzado que usamos para evitar patologías del pie como esta. «Con los años hemos observado una mayor incidencia de esta enfermedad al comienzo del verano, ya que cuando suben las temperaturas la gente tiende a llevar sandalias y zapatos de peor calidad», alertan los fisioterapeutas.
El tratamiento de esta lesión debe ser multidisciplinar e individualizado, «puesto que no es lo mismo un paciente al que le lleva doliendo el talón dos semanas que el que lleva meses con molestias y no le funciona nada. Lo primero que se recomienda es reposo y antiinflamatorios. Si el dolor no cede en un tiempo razonable, el siguiente paso es acudir a un fisioterapeuta, que valorará el tratamiento más adecuado en función de las necesidades de cada paciente (terapia manual, punción seca, corrientes, plantillas...). Puntualmente también se pueden pautar infiltraciones de corticoides para tratar el dolor, pero sin abusar porque pueden terminar rompiendo la fascia», advierte el doctor Torre.
Cuando todo lo anterior fracasa y el paciente sigue con dolor en la planta del pie, «que suele ser en el 10% de los casos», la solución es quirúrgica. «La intervención clásica ha sido cortar parte de la fascia para disminuir su tensión, pero ahora hacemos una pequeña incisión detrás de la rodilla con la que se consigue destensar toda la zona afectada», precisa el traumatólogo.
Los ejercicios de estiramiento de la fascia plantar son una parte fundamental del tratamiento conservador de esta lesión. Un estudio ha revelado que el 72% de los pacientes mejoraron los síntomas solo con este tipo de rutinas. Los ejercicios se deben repetir tres veces al día durante al menos diez minutos.
Haz rodar un cilindro con la planta del pie: Puedes emplear una botella congelada para aliviar el dolor.
Recoge una toalla: Empieza colocando la toalla a cierta distancia e intenta agarrarla con el pie y levantarla.
Flexión pasiva: Pon una toalla alrededor de la zona de los dedos (antepié) y tira hacia la cabeza. También se pueden hacer estiramientos contra una pared o un escalón.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.