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Las últimas investigaciones han hecho saltar las alarmas sobre la calidad del semen. El número de espermatozoides se ha reducido en los últimos 50 años en más de un 60%, según alerta un reciente estudio internacional en el que participa España. Una mala alimentación, el ... alcohol, el tabaco, el sedentarismo o la contaminación ambiental, que están en el origen de muchas enfermedades, también explican esta pérdida de fertilidad masculina.
En el trabajo científico, publicado por la revista 'Human Reproduction Update', han colaborado investigadores de España, Estados Unidos, Brasil y Dinamarca y han analizado datos de 53 países. Sus resultados revelan que la tendencia de reducción de espermatozoides, lejos de frenarse, se ha incrementado en los últimos años. Si como se ha comprobado la concentración espermática cae más de un 1% cada año, en una década puede haber un problema de infertilidad generalizado, según advierte el doctor Hagai Levine, de la Universidad Hebrea de Jerusalén y director de la investigación. En concreto, la cantidad de espermatozoides ha pasado de más de 100 millones por mililitro de esperma a 49 millones en esos cincuenta años. «La Organización Mundial de la Salud cifra en 15 millones de espermatozoides por mililitro de esperma la proporción para que un hombre sea considerado fértil, aunque muchos estudios elevan esa cifra a 40 millones», señala José Gregorio Pereira, especialista en Urología del Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ).
De los espermatozoides que contiene el semen «hay que descartar los defectuosos, los que no tienen movilidad... –detalla–, con lo que la cifra cae aún más y complica lograr un embarazo». Además, la investigación demostró que se había reducido tanto la concentración espermática como la calidad. Parámetros como la morfología de los espermatozoides y su movilidad se han visto afectados. «Los problemas de fertilidad se reparten por igual entre hombres y mujeres aunque tengamos la percepción de que afecta en mayor medida a la mujer», aclara el doctor Pereira.
A este negro panorama para la reproducción humana por culpa de la pérdida de espermatozoides hay que sumar que las parejas tienen hijos cada vez más tarde y la «capacidad fértil de los hombres sufre un descenso con la edad». A partir de los 30 o 35 años comienza a disminuir la fertilidad en el hombre como consecuencia de la caída de la calidad del semen.
Todas estas limitaciones se compensan, en parte, con «las técnicas de reproducción asistida», aclara el especialista en Urología del IMQ. «Se necesita un solo espermatozoide para la fecundación. Con las técnicas de reproducción asistida podemos seleccionar los válidos para lograr un embarazo», precisa. Desde hace una década han crecido más de un 138% las parejas que recurren a tratamientos de reproducción por motivos exclusivos de infertilidad masculina.
En el origen de esta tendencia a que se empobrezca el semen están los «estilos de vida poco saludables» y «los tóxicos presentes en el ambiente y en la alimentación», destaca el doctor Pereira. En concreto, la obesidad, la hipertensión, enfermedades como la diabetes, la falta de ejercicio, el estrés, el tabaco o el alcohol son verdaderos enemigos para la fertilidad del hombre. «La obesidad en el hombre, por ejemplo, reduce la testosterona y puede causar una menor producción de espermatozoides», advierte el especialista. Las recomendaciones para mejorar la fertilidad, como para superar muchos problemas de salud, son la «dieta mediterránea» – rica en verduras, frutas, cereales integrales, legumbres...–, ejercicio físico y evitar alcohol y tabaco. Y ojo con el deporte a nivel profesional, ya que un exceso de ejercicio físico de alta intensidad afecta de forma negativa a los espermatozoides.
El otro enemigo es más difícil de combatir, incluso de detectar: la exposición a los tóxicos. Entre ellos destacan los denominados «disruptores endocrinos» –químicos presentes en pesticidas, microplásticos, restos de productos de limpieza...– que consumimos sin enterarnos en los alimentos o en el agua, resalta el urólogo del IMQ. De la misma manera, la mala calidad en el aire de las ciudades y los efectos del cambio climático pasan factura a la producción saludable de espermatozoides.
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