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Seguro que se lo ha preguntado más de una vez. ¿Qué diferencia hay entre una crema de 150 euros y una de marca blanca de 3? ¿Realmente está justificada esa diferencia tan grande de precio? ¿Se paga el producto o la campaña de marketing que ... rodea su lanzamiento? «La realidad es que, en muchos casos, el precio de un cosmético no es directamente proporcional a su efecto. Salvo que sea un capricho, si lo que buscamos es un producto eficaz no necesitamos pagar un extra por la publicidad o los envases», argumentan las farmacéuticas Gema Herrerías y Marián García, conocida esta popularmente como Boticaria García.
¿Significa esto que todos los cosméticos deberían costar menos de 10 euros? «Tampoco es eso, pero es verdad que existen aspectos muy concretos que afectan directamente al precio y la eficacia», añaden las autoras del libro 'Radiografía de un cosmético', una guía muy práctica para «aprender a elegir los productos que tu piel realmente necesita» al margen de las estrategias comerciales.
Estos son los siete factores que determinan el importe y la eficacia de un cosmético, según las expertas en dermofarmacia.
1. La calidad de las materias primas
Boticaria García lo explica con un ejemplo muy gráfico. «Cuando hablamos de alimentación, tenemos muy claro que todos los ingredientes de una misma receta no tienen la misma calidad. ¿Verdad que no se puede comparar una merluza con unos palitos de cangrejo o un chuletón con una loncha de jamón cocido?». Pues en cosmética ocurre algo parecido y puede haber mucha diferencia respecto a la calidad de los ingredientes. «Un ejemplo es el ácido azelaico. Su precio varía en función de variables como su procedencia –si es vegetal es más caro que si es animal– o de los estudios de eficacia, que pueden hacer que el producto pase de 60 euros el kilo a 200», añade Gema Herrerías, que tiene una línea propia de cosmética.
2. La presencia de impurezas
Resulta que a los cosméticos les ocurre lo mismo que a los diamantes, que son más baratos cuantas más impurezas tengan. De hecho, explican las expertas en su libro que uno de los principales parámetros que definen la calidad de una materia prima es la mayor o menor presencia de residuos. «El problema es que, como las impurezas no se declaran en el etiquetado del producto, no podemos detectarlas en el listado de ingredientes. Y todas esas trazas no deseadas pueden tener un impacto negativo sobre la seguridad del cosmético terminado, por lo que se deben tener en cuenta a la hora de evaluar el producto», advierten.
3. El fabricante
En el caso de los cosméticos, como ocurre con otros muchos productos, el precio de las materias primas también va a variar en función del país en el que se compren. Porque está claro que no es lo mismo adquirirlas a un fabricante acreditado por la legislación europea –una de las más restrictivas– que hacerlo fuera de la UE.
4. La concentraciónde los ingredientes
Cuentan las farmacéuticas que en cosmética también se lleva el postureo y, en ocasiones, los fabricantes incluyen ingredientes solo por aparentar. «Ponerlos en la etiqueta 'vende', pero si no están en una concentración suficiente no sirven de nada. Puro relleno», advierten. Y ponen como ejemplo el extracto de regaliz. «Algunas marcas lo añaden a la fórmula para poder reivindicar su actividad despigmentante, pero si el ingrediente no está en la concentración adecuada pierde su eficacia». Ocurre algo parecido con la niacinamida, que por debajo del 1% tampoco sirve.
¿Y cómo sabemos que la niacinamida está por debajo del 1% si no se indica la concentración en el etiquetado? Gema Herrerías y Boticaria García nos orientan. «Nos puede dar una pista el lugar que ocupa en la etiqueta. Es decir, los ingredientes aparecen en la lista en orden decreciente de concentración y este orden se respeta siempre hasta concentraciones del 1%; los de menos pueden aparecer aleatoriamente. Si la niacinamida está al principio significa que su concentración será más alta que si aparece en los últimos puestos». No obstante, se debe tener en cuenta que mayor concentración no significa mayor eficacia.
5. Biotecnología
«Además de los ingredientes propiamente dichos, las fórmulas pueden contar con compuestos que consigan transportarlos de manera más selectiva para mejorar su eficacia. En otras palabras, los hacen llegar a las capas más internas de la piel y esto también se paga», aclaran.
6. Estudios de eficacia
La fórmula es sencilla. Cuantos más estudios de eficacia realice la marca, más caro será el producto final. Y no solo eso, el laboratorio también podrá dejarlo bien claro en el etiquetado del cosmético: para reducir arrugas, mejorar la firmeza, eliminar las manchas... «De manera que cuantos más reclamos aparezcan, más atractivo será el producto final. Ahora bien, la clave para fidelizar al consumidor está en que realmente aprecie los resultados prometidos».
7. La calidad del agua
El agua es uno de los ingredientes que se usa en mayor proporción en los cosméticos, por lo que su origen es fundamental para determinar la calidad del producto final. «No es lo mismo usar agua del grifo que agua purificada almacenada en contenedores, mucho más cara».
Limpiador facial (15-45 euros) El precio dependerá de si tiene base acuosa u oleosa. En el primer caso, si el ingrediente mayoritario es agua (50-60%), será más barato. Sin embargo, también puede llevar otros activos con función hidratante (ácido hialurónico) o antioxidante (niacinamida). El precio oscilará entre 15 y 30 euros. «En los de base oleosa (aceites), las fórmulas son más sofisticadas, tienen mayor proporción de aceite que de agua e incluyen tensoactivos más caros, por eso sube el precio (25-45 euros)», explican las farmacéuticas Gema Herrerías y Boticaria García en 'Radiografía de un cosmético'.
Hidratante básica (10-50 euros) «Si la hidratación se obtiene con glicerina o propilenglicol, el precio puede bajar de 10 euros, pero si la fórmula contiene, por ejemplo, ácido hialurónico con función humectante y, además, ceramidas, emulsionantes y otros agentes de texturas más sofisticados podría llegar a costar hasta 50 euros».
Cosmético intensivo (30-70 euros) «Aquí el precio varía sustancialmente dependiendo de los activos que ejerzan la acción principal. Si usamos varios ingredientes, la fórmula puede ser más efectiva pero también se encarece». Si incluye retinoides, hidroxiácidos, despigmentantes y péptidos obtenidos por biotecnología el precio puede alcanzar los 70 euros».
Protector solar (10-40 euros) Uno básico se puede encontrar por menos de 15 euros, mientras que los de amplio espectro (no solo protege frente a los rayos UVB sino también frente a los UVA) con filtros de última generación puede alcanzar los 40 euros.
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