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Pablo pensó que los ronchones que de repente le empezaron a salir por todo el cuerpo podían ser «una especie de dermatitis o algo parecido», así que pidió cita con su dermatólogo. «Me mosqueaba porque aparecían y desaparecían sin ningún tipo de criterio», explica. Cuando ... acudió al especialista se llevó «una sorpresa». Los raspones que tenía no se debían a una patología dermatológica como pensaba, sino alérgica. Pablo padece dermografismo, la forma más frecuente de la urticaria inducible (la causada por un estímulo mecánico), que afecta «hasta un 5% de la población», según los datos que maneja la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
«Se llama así porque significa literalmente escribir en la piel. Lo que le ocurre a las personas que padecen esta reacción cutánea es que cualquier pequeña presión, roce o rascado sobre la piel les causa ronchas o habones en la zona afectada. Por ejemplo, si escribimos un nombre o dibujamos un cuadrado en su espalda veremos cómo a los pocos segundos esas mismas letras y la forma del cuadrado quedan perfectamente definidos sobre su piel en relieve», explica la alergóloga Virginia Bellido, miembro de la SEAIC. Hicimos la prueba con Pablo y es tal cual. Dibujamos un 'hola' en su brazo con el dedo y la reacción fue casi instantánea. «Y eso que estoy con tratamiento», dice.
La intensidad de los síntomas (picor, lesiones en la piel, hinchazón, enrojecimiento...) varían de un paciente a otro, pero lo más habitual es que desaparezcan en un par de horas como mucho. «Existe un tipo de dermografismo más llevadero, donde solo vamos a ver habones en la zona presionada y poco más; y otro que va acompañado de un picor generalizado, mucho más molesto para el paciente», añade la doctora Bellido, alergóloga en el Hospital Universitario Virgen Macarena (Sevilla).
«Dentro de esta patología alérgica también cabe diferenciar entre la existencia de una forma de reacción inmediata, en la que las ronchas se manifiestan a los pocos minutos del estímulo (la más frecuente), y una segunda, conocida como diferida, en la que las lesiones surgen una media hora más tarde», añade la doctora Ana Sánchez, dermatóloga del Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ).
El dermografismo, que puede ser causado por cualquier tipo de presión en la piel –desde la rozadura de la ropa interior, calcetines muy apretados, una pulsera que se clava en la muñeca, un pequeño rasponazo con un mueble o las correas de una mochila– es un tipo de urticaria mucho más frecuente de lo que imaginamos. De hecho, los alergólogos consideran que se trata de una patología infradiagnosticada, «sobre todo cuando cursa sin picor ni dolor. En esos casos, la mayoría de los pacientes suelen pensar que se trata de una reacción quizás un poco exagerada de la piel a los roces, pero no le dan más importancia», coinciden las especialistas.
El dermografismo, que puede presentarse a cualquier edad aunque es más frecuente que debute en adultos jóvenes, no es una patología hereditaria ni tampoco se asocia directamente a otras enfermedades o trastornos. «Se desconoce su origen exacto, aunque se sabe que el mecanismo que la desencadena produce una liberación de histamina. Pese a que no se trata de una patología claramente alérgica –no existe un por qué concreto–, es más frecuente en pacientes con dermatitis atópica o alergias a otras cosas», explica la doctora Virginia Bellido.
Lo habitual es que la 'escritura en la piel' dure entre dos y cinco años, aunque en uno de cada diez pacientes se alarga en el tiempo, «algunos incluso más de un década», precisa la especialista. El dermografismo se trata con antihistamínicos, «que se toman en dosis normales (uno al día), pero, en función de la intensidad de los síntomas, se puede subir la dosis de la medicación hasta llegar a cuatro antihistamínicos diarios», señala la alergóloga sevillana. «Si las lesiones y el picor es muy intenso es preferible que el paciente tome los fármacos a diario durante una temporada larga y no solo cuando sienta molestias», precisan en el IMQ.
Para prevenir los síntomas del dermografismo es aconsejable no usar jabones abrasivos sobre la piel, ni llevar ropa confeccionada con materiales que 'piquen' como la lana. «Y mucho menos rascarse, aunque el picazón sea frecuente», alertan las alergólogas. Las duchas muy calientes también pueden empeorar las molestias porque resecan mucho. En este sentido, es muy importante mantener bien hidratada la piel con cremas o lociones muy humectantes.
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