Solange Vázquez
Viernes, 24 de marzo 2023, 16:51
Acabamos de estrenar la primavera, una estación que tradicionalmente nos remite a cosas bonitas: las flores, los días más largos, la promesa del verano... Pero que en el imaginario popular también tiene su leyenda negra: es la época de las tristezas, de los altibajos (sobre ... todo bajos), de los desequilibrios mentales y del empeoramiento de los cuadros depresivos. Así que no es raro que empecemos a oír, a partir de ahora, a gente achacando a la primavera su desplome mental y físico con clásicos como 'estoy depre', 'no puedo con la vida', 'qué bajonazo tengo'... ¿Qué hay de cierto en esta correlación, tan manida, entre primavera y declive?
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El presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Clínica, Edorta Elizagarate, afirma que se frivoliza mucho con este tema, «ya que las depresiones estacionales son una ínfima parte». «Tal y como se usa el concepto de salud mental, como un estado de completa satisfacción del sujeto, es del todo imposible estar sano –explica–. Los sentimientos de angustia, tristeza y miedo son normales », recalca. Lo que ocurre es que, en muchos casos tendemos a «hipertrofiarlos» y a ponerles nombre, desliza el especialista, que recientemente ha defendido esta idea en el Curso Nacional de Actualización en Psiquiatría. «Utilizamos algunos términos muy a la ligera», resume. Para hablar con mayor acierto sobre lo que nos pasa (o creemos que nos pasa) hay que distinguir lo que es un bajón, astenia primaveral o un cuadro depresivo.Estas son las claves.
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Solange Vázquez
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Ante la duda, es uno de los criterios que más nos pueden ayudar a discernir una cosa de otra. «Si la tristeza de una persona no se basa en que haya sufrido un hecho negativo y, además, este sentimiento de desesperanza se alarga en el tiempo, cabría pensar que necesita ayuda», afirmaElizagarate. La tristeza, que tiene muy mala prensa –de hecho hay gente que prefiere decir que está deprimida a que se siente triste– es una emoción y, como tal, es pasajera. Si dura más de seis meses, según criterios diagnósticos, se empieza a sospechar, con toda lógica, que se trata de una depresión. Y si se trata de astenia primaveral –una sensación subjetiva de cansancio y que no es ningún trastorno psiquiátrico– debería pasarse en dos o tres semanas.
Cuando estamos decaídos es normal que no tengamos ganas de hacer nada.Puede que echemos un poco el freno, pero no paramos.Si estamos deprimidos, normalmente, sí. «Renunciar a proyectos es uno de los indicadores de la depresión», apunta Elizagarate. Una persona con depresión es incapaz de afrontar el día a día con normalidad. La gente con depresión tiene una baja resiliencia, es decir, es incapaz de superar los obstáculos (sean grandes o pequeños).
Aunque «siempre debe valorarlo un profesional» este test permite una autoevaluación. Cada pregunta se puntúa de 0 a 3 (cero es 'para nada', 1 significa 'varios días', 2 'más de la mitad de los días' y 3 'casi todos los días'). Si el resultado es mayor a 10 puntos habría que consultar con el médico. Otra señal de alarma: las personas con depresión puntúan con un 2 o un 3 la primera o la segunda pregunta, e incluso ambas.
1. En las dos últimas semanas... ha sentido poco interés o placer por hacer las cosas.
2. Se ha sentido decaído, deprimido o sin esperanzas.
3. Dificultad para dormir o permanecer dormido o ha dormido demasiado.
4. Se ha sentido cansado o con poca energía.
5. Con poco apetito o ha comido en exceso.
6. Se ha sentido mal con usted mismo o que es un fracaso o que ha quedado mal con usted o con su familia.
7. Ha tenido dificultad para concentrarse en cosas como leer el periódico o ver la tele.
8. Ha estado moviendo o hablando tan lento que otras personas podrían notarlo. O, por el contrario, ha estado tan inquieto o agitado, que se ha estado moviendo mucho más de lo normal.
9. Ha pensado que estaría mejor muerto o se le ha ocurrido lastimarse de alguna manera.
Además de la duración de la tristeza, de su intensidad y del enorme esfuerzo o incapacidad para seguir con las rutinas, Elizagarate añade un rasgo que distingue una depresión de un bajón o de la astenia primaveral. «La desesperanza, pensar que nada vale la pena y que esta idea se mantenga en el tiempo», indica. Una persona que sólo atraviesa un bache o que está decaída de forma puntual puede estar muy triste, pero será capaz de reír en algunos momentos, de buscar apoyo en gente que quiere y de pensar que en el futuro todo mejorará (por ejemplo, si perdemos a un ser querido). Un depresivo, sin embargo, está metido en un túnel, rehúye a la gente y es incapaz de sentir que su situación se va a arreglar.
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Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, para diagnosticar una depresión, la persona debe presentar al menos cinco síntomas de esta lista: estado de ánimo depresivo la mayor parte del día con sentimientos de vacío, disminución de interés y placer, pérdida o aumento de peso, insomnio o necesidad de dormir todo el tiempo, conducta ralentizada, fatiga o, por el contrario, agitación; sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos; disminución de la capacidad para concentrarse; y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.
Las mujeres tienen mayor tendencia a la depresión, que en ellas se manifiesta con tristeza y culpa y en ellos con irritabilidad, lo que complica el diagnóstico a los expertos. Estos son algunas vías para hacer diagnósticos inequívocos.
Voz: Investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá) investigan si la voz (timbre, lentitud, ronquera, habla errática) puede revelar este trastorno.
Lenguaje: Los deprimidos usan más el 'yo' y también términos tajantes como 'nunca o siempre', según un estudio británico.
Análisis de sangre: Científicos de EE UU intentan establecer marcadores sanguíneos en el ARN que delaten una depresión.
Neuroimagen: La depresión va asociada a hiperactividad neuronal en zonas del cerebro (como la BA25).Y se ve.
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