Cómo atarse los cordones
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Cómo atarse los cordones
Así se colocan los cordones de los zapatos según tu tipo de pieDe la misma manera que hace unos meses tuvimos que preparar nuestros pies para calzarnos las sandalias sin sufrir las temidas rozaduras, ahora toca el proceso inverso: pasar de llevar los pies al aire prácticamente a diario a meterlos en un zapato cerrado. «Vaya por ... delante que no existe un calzado ideal que le vaya bien a todo el mundo. Depende mucho de la forma del pie de cada persona: unos los tienen cavos, otros planos, los hay con empeine alto, con juanetes, con el segundo dedo más largo que el primero... E incluso dentro de estos tipos existen variaciones personales y diferencias entre el pie izquierdo y el derecho, tanto de forma como de tamaño», advierte Pilar Nieto, presidenta del Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV).
Ahora bien, existen una serie de recomendaciones generales que debemos seguir para acertar con la elección del calzado, siempre que se trate de un pie sano. «Si el zapato tiene una altura de 4 centímetros como máximo y un tacón cuadrado empezamos bien. Si, además, nos sujeta el pie con cintas, trabillas o velcros, mucho mejor. Y si la parte delantera es de un material blando y sin costuras, pues muchísimo mejor», enumera María José Azkarate, coordinadora de Podología del Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ).
– Este año vuelven a estar muy de moda las 'bailarinas'.
– Mucha gente piensa que este tipo de calzado no es adecuado porque es muy plano, pero ese no es el problema. De hecho, nacemos descalzos y no hay nada más plano que eso. El problema de las 'bailarinas' es que se trata de un calzado muy escotado, que comprime el pie justo en la zona donde se forman los juanetes. Además, obliga al pie a trabajar en exceso para sujetar el zapato (dedos en garra, dedo gordo hiperextendido...), cuando tiene que ser justo al contrario. El calzado es el que tiene que sujetar el pie. Lo que tampoco se debe hacer es abusar de las zapatillas con mucha amortiguación, sobre todo si caminamos por ciudad, ni cambiar de zapatos muy altos a planos continuamente, añade la experta vizcaína.
Estas son las recomendaciones generales de los podólogos para elegir calzado en función del pie que tengamos.
Empeine alto: este tipo de pie necesita, sobre todo, espacio. «El zapato se debe adecuar a la altura del empeine sin comprimirlo para evitar rozaduras y problemas circulatorios, además del dolor. Es importante que el calzado tenga lengüeta, resulte confortable y se abroche con velcro o cordones para poder darle nuestra propia forma», aconseja Pilar Nieto. La manera de poner los cordones también es importante.
Juanetes: «Las personas con este tipo de lesión necesitan un zapato con puntera holgada para que todos los dedos del pie se muevan dentro del calzado con facilidad y no tengan presión en ancho ni alto. En estos casos es importante que la suela permita la flexión dorsal de la articulación y que el calzado sujete bien el pie. El tacón tiene que ser estable y no superar los 3 o 4 centímetros».
Según el largo de los dedos: el primer dedo del pie no siempre es el más largo, ya que hay personas con el segundo o el tercero más adelantado que el gordo ('pie griego'). Pues bien, para elegir la talla se debe medir desde la punta del dedo más largo, independientemente de cuál sea, hasta el talón. Las personas con este tipo de pie (20% de la población) deben buscar zapatos de hormas anchas y punta redondeada para no comprimir la zona y evitar las rozaduras y callosidades, mientras que los que tienen el pie romano –todos los dedos a la misma altura– deben elegir zapatos de punta cuadrada.
Planos o cavos: necesitan un calzado con un buen contrafuerte para que no se deforme, punta amplia y una zona de plantilla que se adapte a esa falta o exceso de arco. «Por supuesto, ante una patología, el calzado debe permitir el uso de plantillas», recuerda la podóloga valenciana.
Cómo elegir el calzado de los niños
El material «Escoge un calzado de piel porque ayudará a la transpirabilidad del pie y se adaptará a su contorno sin provocar lesiones», explica el podólogo Jorge Escoto.
La talla La pauta a seguir es que en el espacio entre el talón y el zapato podamos meter un dedo de la mano. Esto equivale a que debe existir un margen de entre 1 o 1,5 centímetros. «Si se compra más grande, se corre el riesgo de que al niño le baile el pie dentro del calzado, aumente su inestabilidad y provoque alguna lesión que se podría haber evitado», insisten desde el Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana.
La plantilla Tiene que estar confeccionada con materiales con alta capacidad de amortiguación y ser extraíble, «de esta forma, si es necesario introducir un tratamiento ortopodológico podría hacerse sin causar presiones en los pies».
Sujeción El pie debe estar bien sujeto, por lo que la recomendación de los expertos es que vaya acordonado o con velcro para que se pueda ajustar al contorno del pie del niño de forma cómoda y controlada.
Evitar el calzado 'heredado' Llevar los zapatos del hermano o de los primos es una práctica habitual. Sin embargo, los podólogos alertan de los problemas que puede ocasionar este calzado en el pie del niño: desde rozaduras hasta contagio por hongos y, en los casos más graves, deformidades, generación de patologías derivadas de un mal apoyo o la alteración de su manera de caminar.
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