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El vino es una bebida que lleva con nosotros desde el Neolítico. Nos acompaña desde que dejamos de ser nómadas. Para algunos países es parte importante del PIB. En Francia y en España, por ejemplo, supone un nada desdeñable 1%. Además, es un atractivo ... turístico de primer orden: en España casi 3 millones de personas al año visitan las bodegas y museos de las Rutas del Vino y se dejan unos 80 millones de euros. Así que no es de extrañar que se hayan escrito miles de páginas sobre él. Y que centenares de estudios ahonden sobre sus efectos en la salud, algunos con más rigor científico que otros.
Nos hemos acostumbrado a oír que disfrutarlo en pequeñas dosis puede aportar beneficios. Pero beber alcohol es algo que, en general, desaconsejan todos los médicos. Así que es normal que uno se pregunte si tomar esa copita al día que ha leído por ahí que mejora la circulación y ayuda a bajar el colesterol es bueno o malo. «No se puede contestar con un sí o con un no», apunta la doctora Nerea Gil, especialista en Endocrinología y Nutrición del Igualatorio Médico Quirúrgico. Hay muchos condicionantes, así que sírvase una, acomódese y siga leyendo para ver si se la acaba.
«Hay muchos estudios que demuestran que este consumo puede resultar beneficioso para nuestra salud cardiovascular», detalla la médica. Los responsables de esta ayudita para nuestro corazón son los polifenoles, unos potentes antioxidantes que luchan contra los radicales libres, unas moléculas que ayudan, entre otras cosas, a que el colesterol malo no se acumule en nuestras arterias. De ellos destaca el resveratrol –también empleado en la industria cosmética– y que reduce la inflamación, que a su vez juega un papel importante en el desarrollo de enfermedades. Así que sí, puede usted pegar un sorbo.
El problema viene cuando tenemos que definir qué es moderado, la clave del asunto. «Bebemos mucho y no somos conscientes. Cuando yo le pregunto a un paciente cuánto toma y me dice lo normal ya es mucho», detalla Gil. Una botella clásica, de 75 cl, son 5 copas. Si analizamos lo que ingerimos dentro y fuera de casa quizá no andemos tan lejos de ventilarnos una entera:el vino de la mañana con la tortilla, otro con la comida, dos con los amigos por la tarde...
«Consumir alcohol tienen un fuerte componente social». Precisamente por eso nos asusta tanto cuando en una consulta nos aconsejan que a partir de ese momento nada de nada. «Incluso cuando es gente que lo que quiere es bajar de peso o cuidarse te piden que les quites la merienda o cualquier otra cosa», detalla la endocrinóloga. Y la frase siempre es la misma:«¡Cómo me voy a pedir un agua cuando quedo con la cuadrilla!». Cuesta encontrar una alternativa.
Y ojo, que durante el confinamiento se nos ha ido la mano un poco. Que si al aperitivo, que si la de después del teletrabajo, que si una con la cena porque es jueves (o lunes, o viernes...). En abril y mayo, en pleno encierro domiciliario, el consumo de vino per cápita en España se situó en un litro, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En el mismo periodo del año anterior no llegaba a una botella. Y no digamos ya con las cervezas:en estos meses creció más de un litro (de 1,44 a 2,55).
Si ya está mirando la copa con algo de aprehensión, espere un poco. Los mismo estudios que hablan de las bondades de una copa al día revelan también que quien más acostumbrado está a hacerlo es quien más beneficios obtiene, sobre todo, si tienen entre 40 y 50 años. «Es controvertido porque no hay que incitar al consumo», señala Gil. Pero lo cierto es que según esos informes, algunos recogidos en publicaciones científicas de prestigio, el bebedor ocasional o esporádico no obtiene tantos porque su organismo no está habituado a procesar el alcohol. Lo que quiere decir que si usted no toma vino y decide lanzarse a consumirlo para mejorar su nivel de colesterol de poco le va a servir.
«Cuidado también con la ingesta aguda», advierte Gil. Esa, lejos de aportarnos algo bueno, «es muy perjudicial». No hay que olvidarse que pasarse con el vino tiene consecuencias graves: «Sube la tensión y aumenta el riesgo de algunos tipos de cáncer, sobre todo los orofaríngeos, los de esófago y los hepáticos. También puede producir cirrosis y hemorragias cerebrales». Por cierto, concentrar el consumo semanal en un solo día tampoco es buena idea aunque en su cabeza suene bien. Esa botellita con la cena del sábado en su restaurante preferido no le ayuda en nada, aunque durante toda la semana no haya probado ni una gota de alcohol. Acabarse ahora la copa que tiene delante ya depende de usted.
Producción En España se produjeron el año pasado 37 millones de hectolitros de vino, somos el tercer productor del mundo, por detrás de Italia y Francia, según la Organización Internacional de la Viña y el Vino.
Aportación al PIB Se calcula que el sector vitivinícula español mueve al año unos 6.500 millones de euros y que su aportación al PIB del país es de alrededor de un 1%.
Los polifenoles Los beneficios del vino tiene que ver, sobre todo, con los polifenoles de la uva, que se acumulan especialmente en el ollejo y las pepitas. El vino más saludable por el tipo de uva que se usa y por cómo se hace es el tinto.
Calorías Una copa de 150 mililitros nos aporta entre 73 y 130 calorías, en función de vino que vayamos a consumr.
Consumo El año pasado el consumo per cápita de vino en España se estableción en 7,69 litros, algo menor al del año anterior, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Ranking mundial España es el séptimo país en consumo absoluto de esta bebida con casi unos 11 millones de hectolitros. El podio lo ocupan EE UU (33), Francia (26,5) e Italia (22,4).
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