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«Los dermatólogos tenemos una guerra pendiente: acabar con la moda de la piel morena». La doctora Ana Molina no se anda con paños calientes a la hora explicar el «daño irreversible» que le hacemos a nuestro cuerpo cada vez que tomamos el sol. «Tenemos ... que entender que lo más bonito y saludable es el color natural de nuestra piel, con el que venimos de serie. El sol tiene muchos beneficios para nuestro organismo, pero debemos tomarlo de la forma adecuada. Y tumbarnos vuelta y vuelta durante horas en la playa o meternos en una cabina de bronceado para ponernos morenos no lo son en absoluto», alerta la autora de 'Piel sana, piel bonita' (Ed. Paidos) y una de las divulgadoras más conocidas de nuestro país en el ámbito de la dermatología.
Una opinión con la que también coincide su colega, la doctora Paloma Borregón. «Los autobronceadores, ya sean en crema, aceite, spray, espuma, bruma o toallitas, son el único moreno saludable que existe porque no estimulan la melanina. Es decir, te dan color sin agredir la piel», aclara la directora médica de la Clínica Kalosia (Madrid). Pese a toda la información de la que disponemos hoy en día sobre los peligros del sol, ambas dermatólogas lamentan que todavía son muchas las personas que «no quieren ver esos riesgos». De hecho, les llama la atención que muchas veces los pacientes «se pongan más las pilas cuando les dices que el sol les va a arrugar la cara que cuando les hablas del cáncer de piel».
«Es como si tratasen de autoconvencerse de que tomar el sol no es tan malo como lo pintan. A mi consulta llegan pacientes que me dicen que se han dado unas sesiones de rayos para 'preparar la piel para el verano'. ¿Estamos locos? Eso es como decir que todos los días me fumo un cigarro para preparame para el puro de la boda», se duele la doctora Paloma Borregón.
Para la dermatóloga Ana Molina, los autobronceadores «son el mejor invento del mundo porque nos broncean sin necesidad de exponernos al sol ni dañar la piel. Hay una frase en inglés que lo define muy bien: 'Better fake than bake' (mejor falso que quemado). Y no es publicidad, es la realidad», advierte. Estos productos, que se comercializan en diferentes formatos y texturas en farmacias, droguerías, centros especializados o tiendas 'online', consiguen ese efecto dorado tan deseado «mediante la dihidroxiacetona (DHA), una molécula que oxida las proteínas de la superficie de la piel produciendo melanoidinas, unas sustancias marrones diferentes a la melanina, que también nos dan un aspecto bronceado sin tener que tumbarnos al sol. Es como un maquillaje, pero duradero y sin dejarlo todo pringado», resume la doctora Molina.
«Lo que no hacen estos autobronceadores es protegernos del sol, por lo que tendremos que seguir usando una fotoprotección elevada (SPF 50) aunque nos veamos la piel bronceada», recuerda Paloma Borregón, que recurre a este tipo de autobronceadores cuando quiere verse con un poco más de color. «Eso sí, es importante seguir las indicaciones del fabricante para no terminar con ronchones por el cuerpo o la palma de las manos naranja», advierten las dermatólogas.
Un truco de experta para aplicar este tipo de productos con éxito es «mezclarlos con un poco de crema hidratante y realizar una exfoliación de la piel el día anterior para que el resultado final sea lo más uniforme posible. Y siempre aplicarlo con manopla o guante para no terminar con las manos llenas de manchas».
Además de las cremas, brumas o geles que cada uno puede aplicarse en su casa (con fórmulas cada vez más logradas y naturales), otra opción cada vez más demandada son las cabinas de autobronceado. El concepto es el mismo porque los productos que se utilizan en estos centros tampoco dañan la piel (se quedan en la capa superficial) e incluso se puede personalizar el tono según las necesidades y gustos del cliente. Lo que cambia es la manera de aplicarlo.
«El proceso es rápido y sencillo, no más de un cuarto de hora. El producto se aplica sobre la piel del cliente con un aerógrafo y el bronceado dura aproximadamente una semana, puesto que se va con la propia regeneración celular de la piel», explica Isabel Delgado, socia y directora de comunicación de los centros Tannity, que también comercializan sus fórmulas para autobroncearse en casa. Para alargar la vida del moreno, es aconsejable hidratarse a diario después de la ducha y utilizar cremas específicas que ayuden a mantener el tono dorado de la piel el máximo tiempo posible.
¿Se puede aplicar en todo tipo de pieles? «Salvo que se esté en un momento complicado de la patología, nuestro bronceado se adapta a todo tipo de pieles, desde personas con psoriasis, dermatitis, pieles atópicas, con quemaduras, cicatrices... En cualquier caso, es importante valorar cada caso antes de broncearse», señala Isabel Delgado.
«Lo importante es que cumpla tres condiciones. La primera, que tengan un factor de protección solar (FPS o SPF, por sus siglas en inglés) muy alto, 50 como mínimo para todas las partes del cuerpo. La segunda, que protejan frente a los rayos UVA –normalmente viene indicado con un circulito que rodea la palabra UVA– y, por último, que también lleven protección frente a infrarrojos y luz visible. Lo ideal es usar un protector de amplio espectro que nos proteja de las cuatro radiaciones», explica la dermatóloga Ana Molina. Pero, ojo, «porque no se puede poner crema fotoprotectora a los bebés menores de seis meses», añade la doctora Paloma Borregón.
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