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Para los que ya peinan canas, la achicoria siempre será el 'café de los pobres', una infusión que se tomaba hace décadas en la mayoría de los hogares españoles como sucedáneo del 'café bueno', no por gusto, sino porque no había dinero para más. Con ... la achicoria pasa como con otros productos que antaño se consumían como sustitutos de otros considerados de mejor calidad –pan de centeno, el integral...– y que ahora recomiendan todos los expertos por sus propiedades nutricionales. El interés por esta planta de raíces amargas, hojas dentadas y flores violáceas ha crecido hasta tal punto entre los consumidores de todo el mundo que el gigante de las cápsulas de café ha creado una de achicoria.
¿Qué ha pasado para que esta planta considerada no hace tanto como un producto de escasa calidad se haya convertido en uno de los alimentos más buscados en las redes sociales por sus efectos beneficiosos para la salud? «Se ha usado desde hace siglos como remedio para problemas digestivos y por sus propiedades depurativas y diuréticas, pero no siempre ha tenido buena fama. La popularidad de la achicoria se debe, sobre todo, a sus numerosas propiedades naturales y a la composición de las sustancias que se encuentran en sus raíces», argumenta la doctora Nerea Gil, endocrinóloga y nutricionista del IMQ. «Es una de las verduras con mayor contenido de fibra, casi el 90 % de su peso en seco», añaden en la Fundación Española de la Nutrición (FEN).
Entre sus beneficios destaca que se trata de «un magnífico antioxidante y tiene efectos antibacterianos. Contiene nada más y nada menos que una treintena de componentes antioxidantes. Por eso, su consumo fortalece el sistema inmune y previene enfermedades del oído y otras como el cáncer. También previene patologías de la piel como la seborrea, neurodermatitis, eccema, varicela, furunculosis, acné y psoriasis y es ideal como tratamiento para personas que padecen diabetes, gracias a su aporte de inulina, un polisacárido compuesto de azúcar y fructosa, que se encuentra habitualmente en frutas y verduras y que ayuda a disminuir el azúcar en sangre», enumera la endocrinóloga.
De hecho, hoy en día «las raíces de la achicoria, la parte más de moda de esta planta, se utilizan principalmente para la extracción de la inulina, que se utiliza como fibra prebiótica e ingrediente alimentario», precisan en la FEN.
Pero hay más. Según Alicia Caparrós, coautora de 'El poder del alimento' (Ed. Grijalbo), «la achicoria también tiene un efecto sedante, por lo que se puede tomar para combatir el insomnio, al contrario de lo que ocurre con el café».
Aunque si por algo es conocida y consumida es por sus beneficios sobre el aparato digestivo. «La achicoria mejora la flora intestinal, evita el estreñimiento, el reflujo y la acidez, además de reducir los gases y estimular los jugos gástricos. Su consumo puede llegar a evitar la obesidad al favorecer el metabolismo óptimo, de ahí que suela incluirse en dietas equilibradas cuando se quiere adelgazar», destaca la doctora Gil.
La achicoria, que aporta al organismo vitaminas A, B y C, potasio, magnesio, calcio, fósforo, pectina y ácidos orgánicos, también es recomendable para las personas con problemas renales por su efecto diurético. Ahora bien, «se desaconseja si se tiene la tensión baja, puesto que puede rebajarla todavía más. También se recomienda su consumo para mantener limpia la orina y activos los órganos», coinciden los endocrinólogos.
A la lista de beneficios también se añade su 'poder' para paliar dolencias como la ansiedad o el estrés, además de favorecer la creación de glóbulos rojos por su aporte vitamínico y calmar las dolencias relacionadas con los huesos, como la artritis.
La achicoria se puede consumir de muchas maneras. La más popular es como bebida caliente a modo de café. «Se prepara tostando el polvo de raíz e infusionándolo con agua caliente. Es una alternativa al descafeinado debido a que tienen el mismo color y un sabor amargo similar. De todas formas, la achicoria es un producto difícil de encontrar en el mercado y, debido a su sabor amargo, no está hecho para todos los paladares.
Por lo tanto, la mejor forma de consumir la raíz de achicoria podría ser en forma de polvo y en cantidades pequeñas para ir acostumbrando al paladar y no hacer uso de endulzantes como azúcar o edulcorantes», aconsejan desde la FEN.
La achicoria no deja de ser una planta similar a la escarola, por lo que se puede añadir como ingrediente a todo tipo de platos: desde ensaladas a purés, pasando por tartas o helados.
Una de las variedades más populares es la achicoria diente de león, que se siembra de marzo a junio. Según explican en Planeta Huerto, «primero se echan las semillas y se mantiene el suelo húmedo hasta que comienzan a aparecer las primeras hojas. Entre tres semanas y un mes después se eliminan las plantitas más débiles para conservar solo las más vigorosas y se colocan cada 10 o 12 centímetros. Después, se ponen las semillas en su ubicación definitiva, en surcos poco profundos separados entre sí 20 y 30 centímetros, se recubren con un poco de mantillo y se riegan con lluvia fina. Para recoger la cosecha, simplemente cortaremos las hojas a ras de suelo con un cuchillo e iremos recolectándolas a medida que las vayamos necesitando. Eso sí, la achicoria no es muy amiga de sus vecinas, por lo que es recomendable cultivarla por separado».
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