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En la vida hay que elegir entre ser un buen tipo o un triunfador. Lo dice la Universidad de Essex, que ha elaborado una muy interesante investigación de tipo psicológico que concluye que las emociones negativas, como la ira y la ansiedad, contribuyen a lograr ... el éxito, sobre todo a nivel profesional; pero se paga por ellas un alto precio personal. Los sentimientos aparentemente más energizantes dañan la salud física y mental de forma considerable. Tanto, que los autores del trabajo, en un guiño al clásico del cine fantástico 'La Guerra de las Galaxias', acaban concluyendo en sus notas para la divulgación pública del estudio con un sabio consejo: «No seas como Darth Vader». Ya saben, el malo malísimo de la saga de George Lucas.
Habría que explicar de entrada que psiquiatras y psicólogos entienden que no hay emociones buenas ni malas, sino que depende más bien del uso que hagamos de ellas. «Un exceso de ansiedad puede desbordarnos, pero la ansiedad es absolutamente necesaria para nuestra supervivencia», advierte la psicóloga Teresa Bobes, del servicio de salud asturiano (SESPA) y profesora asociada de la Universidad de Oviedo.
El problema es la medida. El trabajo sobre el impacto de las emociones en la salud lleva la firma de un grupo de expertos de Reino Unido, Alemania, Estados Unidos y Canadá dirigidos por la Universidad de Essex (Inglaterra), que observó a más de mil personas de todas las edades, estudiantes y trabajadores, en situaciones «desafiantes, tanto en la universidad, como en sus lugares de trabajo. Los resultados del estudio, publicados en 'Journal of Personality and Social Psychology', hablan de que la ansiedad y la ira pueden ser tan energizantes como el placer y la esperanza. «Si estamos en la jungla totalmente relajados nos come el león. Realizar un buen examen o un buen trabajo requiere de unos niveles intermedios de ansiedad», comenta la especialista asturiana.
La investigación internacional sobre las emociones llega a dos grandes conclusiones. Las percepciones positivas y los sentimientos de control de la situación conducen al disfrute del aprendizaje, el deseo de éxito y el orgullo personal por los logros conseguidos. De todas las emociones que siente el ser humano, la más poderosa de todas, la que lo mueve y lo conmueve, es la esperanza. «Cuando dos estudiantes con las mismas habilidades se enfrentan a la misma prueba, el esperanzado obtiene una calificación más alta que su compañero de mentalidad negativa», explica el profesor de psicología de Essex Reinhard Pekrun, coordinador del trabajo.
Con las emociones negativas ocurre, por su parte, algo curioso, según se ha visto en esta investigación. La ansiedad y la ira pueden llegar a ser más motivantes que el mayor disfrute o relajación. Su «poder energizante» es monumental, según explican los autores.
Teresa Bobes lo corrobora. «Cabrearse alguna vez no es malo y tener ansiedad es lo mejor que te puede pasar de vez en cuando», explica la terapeuta del SESPA. «A la gente que viene a consulta le choca escuchar algo así. Pero necesitamos de la ansiedad para activarnos ante una demanda externa», insiste.
Todas esas bondades descontroladas constituyen, sin embargo, una peligrosa arma de doble filo. En el momento más inesperado, esa poderosa agitación se convierte en problemas de salud mental, complicaciones del sistema inmunológico y una caída en el rendimiento a largo plazo. Por eso, los autores del estudio internacional ponen mucho énfasis en que el futuro de una persona, académico o laboral, no viene definido ni por lo que se luche por él ni por los fracasos acumulados, «sino por la percepción de los fracasos, que es lo que tiene un fuerte impacto en nuestras respuestas emocionales».
Teresa Bobes añade una reflexión extra a la conclusión de los autores del trabajo. Docentes y líderes profesionales, explica, deberían esforzarse por desarrollar en estudiantes y trabajadores motivación propia para lograr las metas fijadas. «Una de las cuestiones que más influye en la satisfacción es sentir que se tiene control sobre lo que va a ocurrir; que un trabajador conozca los pasos de forma clara y estructurada resulta definitorio para alcanzar metas, pero eso es algo que no siempre ocurre en el ámbito laboral», se lamenta la experta.
«En todo ámbito laboral y académico hay algún supervillano como Darth Vader, más o menos camuflado», concluye la psicóloga de la Universidad de Asturias. Y hay que aprender a protegerse de ellos. «A veces, esos supervillanos se alegran del sufrimiento ajeno, de tal modo que pueden llegar a ser personas supersatisfechas cuando consiguen su objetivo de dominar la galaxia». Por suerte, para él, Darth Vader acabó redimiéndose.
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