

Secciones
Servicios
Destacamos
La soledad tiene muy mala prensa. Y no es inmerecida: mucha gente que la sufre lo pasa mal «y no solo a nivel psicológico y ... emocional, también puede ser perjudicial para la salud física», admite el psicólogo sanitario Juan Gonzalo Castilla. Somos seres sociales, necesitamos ese contacto, pero ¿a todas horas? Hay gente que no es capaz de pasar un rato consigo mismo. Les supera.
«Toda persona adulta puede estar sola salvo que tenga alguna patología psiquiátrica o neurológica», admite el experto. Reconoce que la situación suele costar mucho en casos de sujetos vulnerables, mayores con enfermedades, discapacitados y, atención, jóvenes y adolescentes. Incluso no estando en esos supuestos, se pasa mal porque «no guste» este estado. Pero aunque creamos que es un castigo, porque no la hayamos elegido, en el fondo es una oportunidad.
Aunque, como a todo, hay que darle una vuelta al tema para verlo. «Muchas veces, cuando decimos que no nos gusta estar solos o que nos hace sentir mal o que nos viene impuesta, partimos de una creencia errónea», señala. Sea impuesta o no la soledad, si no nos sentimos a gusto con ella, hay una serie de recomendaciones que podemos poner en práctica para que el mal trago se transforme e, incluso, hasta disfrutar de él.
1
Si estás solo y no te gusta, tienes que buscar «por qué te sientes así». Es un momento idóneo porque «tu única prioridad» en esta situación «eres tú», subraya Castillo. Mírate el ombligo porque es tu momento. También debes chequear las «alternativas que tienes al alcance de tu mano para cambiar o beneficiarte» de lo que te está pasando. No pongas excusas porque no hay nada más importante en ese momento que tú mismo.
2
Como en el súper, tienes que poner etiquetas a lo que te está pasando. Así que detecta lo que te hace sentir (miedo, tristeza, vulnerabilidad, fragilidad, incertidumbre?), identifica lo que te provoca (taquicardia, vértigo, ansiedad) y ponle nombre (duelo, fracaso familiar, oportunidad, parte de la vida...). «En la medida en que podamos diseccionar la soledad en partes y ponerles nombre será más fácil de manejar y de aprender de ella».
3
Si Zamora no se ganó en una hora, tampoco disfrutarás la soledad si no te gusta en 60 minutos. Ni en dos días. «Sé comprensivo contigo», recomienda Castillo. La clave está en darte tiempo y comprender que «no eres una máquina ni perfecto», por lo que gestionar de forma productiva los momentos de soledad no te saldrá ni solo, ni rápido, ni a la primera. Lo importante es no bajar los brazos.
4
«La soledad nos invita a pararnos y al inmovilismo, pero no debes caer en eso», alerta el psicólogo. Hay que hacer actividades que te gustan o recuperar las que te gustaban, «que te saquen una sonrisa o que sepas que te van a ir bien». No hablamos de hacer deporte, cuyos efectos están más que probados en relación al bienestar, hablamos de más que eso: estudiar, pintar, aprender a tocar un instrumento, leer más...
5
Castillo nos reta con esta pregunta y tiene una respuesta: «Nunca lo estás porque siempre estás contigo». Pero claro, «a veces nos incomoda esa sensación de sentirnos y tomar más conciencia de nuestra existencia». Si te pasa esto tendrás que aprender a soportarte y, por qué no, «aprender técnicas de relajación, respiración y meditación». Por cierto, aunque no te lo creas, molas mucho.
6
La soledad es un reto en sí mismo cuando no la eliges. Pero es uno de los grandes. Para que no te coma, tienes que llenarla de otros más pequeños. Y uno de ellos, por ejemplo, es «mejorar nuestras habilidades sociales», señala el experto. Porque como el correr, las interacciones sociales «mejoran con la práctica». Y no te olvides de otra cosa:«La vida te ha puesto esta situación como un reto a superar, y lo vas a hacer porque has superado otros a lo largo de tu vida». No es una frase vacía, piénsalo.
7
No eres una máquina y tampoco un supermán, así que si ves que pese a todo no aguantas y sigues atropellado por la soledad tienes un botón del pánico. «Pide ayuda. Los psicólogos estamos ahí». No pasa nada. ¿Cuando necesitas un taladro y no lo tienes, no se lo pides al vecino? Pues esto, lo mismo.
La soledad es necesaria. Cumple una misión en nuestra vida. «Es una parte esencial para conectar con uno mismo y mejorar la inteligencia personal, que es la que nos permite conocernos más y mejor, regular y gestionar mejor nuestras emociones y crecer como ser humano», describe el psicólogo Juan Gonzalo Castillo. Claro está que para lograr esto último hay que saber canalizarla. ¿Cómo? Hay muchos caminos, pero «nos puede servir para mejorar la creatividad y otras capacidades artísticas, cumplir metas o sueños que se pospusieron...». Ocurre también que muchas veces, cuando queremos parar y mandarlo todo a paseo lo que buscamos de algún modo es esa soledad que hemos rehuido en nuestro día a día.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Conservas Nuevo Libe, Mejor Anchoa 2025
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.