Guía para 'sobrevivir a una Navidad diferente
Las Navidades del covid ·
¿Qué hacemos, fingimos que no pasa nada o no festejamos? Lo importante es vivirla sin sufrirlaSecciones
Servicios
Destacamos
Las Navidades del covid ·
¿Qué hacemos, fingimos que no pasa nada o no festejamos? Lo importante es vivirla sin sufrirlaVamos tachando días del calendario y vemos que esta Navidad diferente –¡ay, madre!– ya está aquí. Y eso que llevamos semanas y semanas hablando de ella, de cómo será o dejará de ser, porque, desde luego, la de este 2020, para el común de los mortales, se presenta como una de las más raras de su vida. A lo largo de nuestra biografía todos acumularemos unas cuantas fiestas para recordar por estar vinculadas a algún acontecimiento especialmente feliz o, lamentablemente, a alguno muy triste, como la pérdida de algún ser querido que deja un doloroso hueco de ausencia en torno a la mesa. Y estas de 2020 van a ocupar un lugar de honor en nuestra colección de navidades porque, marcadas por las restricciones de la pandemia, serán forzosamente... ¿peores?
Para quienes han sufrido una muerte en la familia o han sufrido los estragos económicos de la crisis sanitaria, indudablemente. Y para el resto... vamos a ser diplomáticos y a calificarlas de 'distintas'. Según los psicólogos, la salud mental de los ciudadanos está tan maltrecha tras diez meses de pandemia que las Navidades pueden ser una bomba de relojería si no las gestionamos bien. Habrá muchas y necesarias separaciones en el seno de las familias, personas cenando solas en estas fechas por primera vez en su vida, ausencia de vida social, de esos vinitos con amigos a los que veíamos de año en año, de esos reencuentros con nuestro lugar de origen... ¿Saldremos ilesos de unas Navidades así? Según los expertos, en condiciones normales esta época del año ya suscita en parte de la población sentimientos de melancolía y depresión (los recuerdos pesan), así que, despojadas de algunos de sus aspectos positivos, ¿nos dejarán tocados? ¿Podemos hacer algo para no venirnos abajo? Varios expertos nos ofrecen unas claves.
1
En nuestra vida, todos debemos afrontar problemas y situaciones negativas con los recursos que tenemos.Es decir, con nuestros puntos fuertes (según las teorías de la psicología positiva, tenemos veintiséis fortalezas), que podemos tener más o menos desarrollados. Si estas armas están potentes, podemos contrarrestar lo negativo y alcanzar un equilibrio. Es lo que Dafne Cataluña, directora del Instituto Español de Psicología Positiva (IEPP), propone para esta Navidad. «Van a ser distintas, sí. Llegan rodeadas una carga de negatividad patente en las noticias, en las conversaciones», indica. Entonces, este lado desagradable lo tendremos que contrarrestar potenciando lo agradable. «Se trata de hacer el esfuerzo de dirigir la atención a lo que nos hace sentir bien». subraya. Un truco de la psicóloga: «Por cada emoción negativa que te asalte, 'activa' tres positivas». Si te sientes decaído, rebusca en tu baúl de fortalezas. Igual eres una persona curiosa: pues dedica un rato a buscar cosas en internet de un tema que te interese. «Puede parecer algo pequeño, pero no lo es», recalca Cataluña. De este modo equilibramos la balanza y no nos dejamos arrastrar al lado oscuro. Y, en caso de que pudiesen más las emociones negativas... «No nos dejarían el mismo rastro, porque estamos protegidos».
2
«Luchar contra la realidad acrecienta la frustración y el dolor por no poder vivir unas Navidades al uso. Vivirlo con aceptación es la decisión más acertada», afirma Aída Rubio, psicóloga y coordinadora del equipo de psicólogos online TherapyChat. Es decir, hay que ser flexible. No frustrarnos por no poder hacer lo mismo que otros años, porque no hay una sola forma de hacer las cosas. ¿Que este año no podemos juntarnos doce y estamos sólo dos? Bueno, pues innovemos, porque se nos abren otras posibilidades. Quizá incluso descubramos algo que nos guste y que repitamos otros años. Según Cataluña, los niños van a llevar mejor los cambios, al estar «más abiertos a todo». Los adolescentes quizá se rebelen –es su 'cometido'–, pero los mayores serán quienes peor se tomen una ruptura de las costumbres. «Se aferran más a estructuras predefinidas», recalca la directora del IEPP. Su recomendación: mucho cariño con ellos. «Que sientan seguridad y amabilidad», añade.
3
Como tenemos tantas restricciones, mejor que celebrar un sucedáneo de las Navidades 'normales' –que queda como un quiero y no puedo–, ¿por qué no agarrar con fuerza el timón y 'cambiarlas' nosotros? Así dejamos de ser sujetos pasivos. Comidas virtuales donde cada uno prepare un plato y se decida por concurso el ganador en función de lo bonito que se vea –aquí podemos añadir todo tipo de competiciones–, una tarde especial para decorar la casa, cocinar recetas nuevas y exóticas o recuperar una antigua de la familia, que hace tiempo que no pruebas, organizar un maratón de cine infatil, un concurso de cuentos o dibujos, un 'casino' doméstico... Lee un poco de algún clásico de Navidad, haz un 'top ten' de villancicos frikis... Piensa y planea. Adáptate. Ante este escenario, la psicóloga Montserrat Amorós propone «darle la vuelta» a la Navidad enviando regalos por correo, llamando al fijo o, incluso, posponiendo al verano lo de juntarse.
4
«Dejarnos llevar por un estado nos hace permanecer en él», sentencia Dafne Cataluña. Con esto quiere decir que, si nos sentimos tristes, deprimidos y furiosos y no hacemos nada al respecto..., ahí nos quedamos bloqueados. Es decir, si no queremos celebrar la Navidad porque no nos apetece y tomamos esa determinación, es una actitud muy respetable y sana. Pero debe ser algo meditado y consciente. No por abandono y hartazgo, porque dejarse caer en ellos supone no poder salir después.
5
Vienen días complicados. Si en Navidad ya son habituales algunas broncas familiares derivadas de la agrupación de las familias (las famosas discusiones con los cuñados y los padres y madres intentando poner paz entre hermanos), este año las tensiones vendrán por la 'desagrupación'. Que si tú por qué vienes ahora que puedes contagiar a los padres, que por qué no sacas a la abuela de la residencia para la cena, que si los adolescentes tiene la culpa de todo porque andan de fiesta, que la madre está de mal humor porque no tiene a todos los que quisiera en torno a la mesa... El lanzamiento de cuchillos está asegurado aunque las reuniones vayan a ser mucho más limitadas numéricamente. «Tenemos que tener paciencia, sobre todo con los mayores, y entender que los enfados de estos días y las rabietas no son algo personal, sino fruto de la frustración por la situación que estamos viviendo. Debemos repetirnos 'esto no va conmigo' y obligarnos a no reaccionar», subraya Cataluña.
6
El psicólogo sanitario y psicoterapeuta Buenaventura del Charco considera que, para que estas Navidades sean lo más llevaderas posible, debemos respetar también a quien no tiene ganas de celebrar estas fechas por la razón que sea. Obligar a alguien a tener unas «felices» fiestas si no lo siente es una crueldad. «Es importante recordar que quizás no es 'feliz Navidad' para todo el mundo, sino 'Navidad' a secas. Quizás el mejor regalo para estas personas, con todo lo que está cayendo, sea ser empático y permitir que la vivan como deseen». En este sentido, la psicóloga Dafne Cataluña se muestra tajante, nada de presión: «No hay que hacer un 'teatro', debemos dejar que las emociones fluyan».
En Navidad se produce un fenómeno de 'contagio emocional' que supone que quienes se reúnen comparten y refuerzan sus emociones positivas. Pero, si este año, por necesidad o por elección, tienes que estar solo, lo primero es aceptarlo, no dramatizar, no enrabietarnos, e intentar «innovar y hacerlo chulo». Prepararse una cena a capricho o encargarla a tu restaurante favorito, ver tu película preferida después, tirar de videollamadas... «Se trata de activar la valentía», explica Dafne Cataluña. Desde luego, hay que evitar caer en el victimismo o las conductas autodestructivas, como beber en exceso. Lo que sí se permite es tener momentos de bajón, ¿por qué no? Somos humanos.
Nadie nos había preparado para lo que ha venido este año. Ni para afrontar unas fechas ligadas a los encuentros y la felicidad con distancia y preocupación. Y, en el peor de los casos, en pleno duelo por la muerte de alguien cercano. Aunque pongamos al mal tiempo buena cara, nuestro cerebro va a estar en plena tormenta. «Este año nos va a tocar reducir nuestras cenas. Lo que antes podían ser reuniones de toda la familia junta, sin importar el número de comensales, este año tendrán que limitarse. Esto nos puede producir lo que se llama disonancia cognitiva, que significa que tendremos que tomar decisiones que nos generarán un malestar porque nos encontraremos con el dilema de cómo dividir a nuestra gente... y esto nos provocará un gran malestar interno. No será fácil gestionar de qué manera nos podemos organizar para juntarnos de seis en seis», avanzan los psicólogos de Therapy Chat.
Según detallan, a estos quebraderos de cabeza habrá que sumarles, además, que «nuestro cerebro espera poder realizar en Navidad aquello a lo que le tenemos acostumbrado». Al no poder hacerlo, es normal que suframos «cierta sensación de vacío y confusión», también de nostalgia.
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.